La adecuada cochura de Carlos Fernández

El dilatado paréntesis no ha frenado el ímpetu del delantero de Castilleja de Guzmán, cada vez más cerca de convencer al Sevilla de su vuelta

Carlos Fernández celebra su gol ante el Getafe este viernes.
Carlos Fernández celebra su gol ante el Getafe este viernes. / Pepe Torres (Efe)

Hasta la durísima roca que es el Getafe de Pepe Bordalás se abrió en canal ayer viernes ante el ímpetu y las ganas de triunfar de Carlos Fernández, quien forzó el gol en propia puerta de Djené (así lo refleja el acta arbitral) antes de consumar él mismo, al aprovechar el rechace de David Soria, la remontada del Granada haciendo el 2-1 definitivo.

El espigado delantero de Castilleja de Guzmán, que el pasado mayo cumplió 24 años, en su cesión al Granada hasta el final de esta temporada sigue cociéndose entre las consignas de su actual entrenador y gran valedor, Diego Martínez, hasta el punto de que no sería extraño que el próximo verano hallara un hueco definitivo, con todas las de la ley, en la primera plantilla sevillista. A ver qué opinan Monchi y Julen Lopetegui. Hoy, en el club, valoran muy seriamente encontrarle un hueco para completar la delantera de la próxima campaña.

Por ahora, este internacional sub 21 aparca su futuro como sevillista, aunque recuerda que le quedan dos años más de contrato con la entidad nervionense. “Sinceramente mi idea solo está en el partido contra el Betis (de este lunes). Es la realidad, esa es mi filosofía de vida, nunca he pensado en el futuro, ni siquiera sólo que va a pasar mañana y tengo que disfrutar mi presente. Hoy toca disfrutar de que hemos conseguido 41 puntos en 28 jornadas que tiene un mérito increíble. Está claro que tengo contrato con el Sevilla, me quedan dos años de contrato allí, se verá qué pasa en el futuro pero estoy centrado 120% en el Granada”.

En Granada suspiran por que no vuelva al nido sevillista y el chico siguiera vistiendo, la próxima campaña, la singular camiseta a rayas horizontales y rojiblancas. De momento, Carlos sigue la senda que ya tomó, y aprovechó, otro sevillista como Pozo en el Nuevo Los Cármenes. Tener a un viejo rockero como Roberto Soldado como compañero de andanzas lo está curtiendo. Y la confianza de Diego Martínez hace el resto: sólo se ha quedado sin participar en cuatro de las 28 jornadas.

En dos de esas cuatro jornadas, ante Villarreal y Getafe, se sentó en el banquillo, y en una tercera, precisamente la visita al Sevilla, cumplió ciclo de amonestaciones. Quiere ello decir que Carlos Fernández por fin disfruta esta temporada de la continuidad que le negó en campas precedentes su infortunio con las lesiones.

Ha marcado nueve goles en sus 30 partidos de esta temporada, seis en sus 24 de Liga y tres más en la Copa, incluido uno que pudo ser importantísimo en la vuelta de las semifinales ante el Athletic. Ha participado en el 31% de los 35 goles que lleva el Granada en la Liga. A los seis que convirtió, une sus cuatro asistencias. Y los intangibles: su carácter, su movilidad para caer a banda, arrastrar a sus pares y abrie huecos. En el Bernabéu, caía su Granada 3-0 cuando ingresó al campo, provocó un penalti y a punto estuvo el equipo nazarí de arañar un punto gracias a la llama que prendió el chaval.

Su aportación, coronada con diez goles, estuvo a punto de ayudar al Deportivo de La Coruña a ascender la pasada campaña, y ahora Carlos se siente de nuevo parte importante en un equipo esta vez de la Liga Santander. Un equipo que se erige en revelación del campeonato y que este lunes se plantará en el Benito Villamarín con el fundado sueño de meterse en competición europea. Está a sólo dos puntos del séptimo, el Valencia. Y Carlos Fernández ha tenido mucho que ver en ello. Bien lo sabe Monchi.

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