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Acuña frente a Badé y Ocampos: de amores y desapegos

La alta tasación del Sevilla por Badé, por quien la Roma también tira la toalla, contrasta con la facilidad que el club ha dado para dejar salir a Acuña

El traspaso del ya oficialmente jugador del River, sin fijo y por bonus, ha propiciado el mayor enfado en años de gran parte de la afición

Oficial: Marcos Acuña ya es jugador del River Plate

Caso Acuña: El Sevilla, al pairo del mercado

Badé y Saúl, durante el entrenamiento del Sevilla de este martes, ya sin Acuña. / Juan Carlos Vázquez

Marcos Acuña es historia del Sevilla. Una historia con una de las salidas que más enfado ha ocasionado en el sevillismo, del que se despidió en una breve carta, en mucho tiempo. La afición no se traga el lavabo de un traspaso sin fijo y con unas primas por rendimiento hasta 2027, el año en el que concluye el contrato que firma con el River Plate, bonus que llegarían como tope a 2,25 millones de euros. Una cantidad irrisoria para un campeón del mundo, en una lectura rápida y optimista sobre la cantidad.

Loïc Badé, en cambio, está dispuesto a seguir escribiendo la historia del Sevilla... si no llega una oferta de un equipo con el suficiente potencial para convencerlo. A la Bundesliga no se va el subcampeón olímpico.

Ninguna salida descartable aún

Que el Sevilla haya facilitado la salida de Acuña, hasta enfadar muchísimo a sus aficionados, no quiere decir que vaya a enrocarse si llega una oferta importante por Badé. De aquí al 30 de agosto puede pasar de todo y el francés de 24 años, como cualquier otro de la plantilla, es susceptible de ser objeto de un traspaso que, en su caso, sí dejaría buen dinero.

El contraste entre cómo está tratando el Sevilla el asunto de Badé y el de Acuña es muy obvio. Y ahí el factor humano, la predisposición de uno y otro, pesa. El primero está a gusto en Nervión.

El apego de Badé a Nervión

El equipo blanquirrojo ha sido el que lo ha catapultado al escaparate internacional, después de que Monchi lo fichara en enero de 2023 como una apuesta arriesgada pues estaba sin jugar en el Nottingham Forest, el equipo al que lo cedió el Stade Rennes para que tuviera protagonismo. Lo encontró en el Ramón Sánchez-Pizjuán y terminó de certificarse su vínculo emocional tras el éxito en Budapest y su broma sobre el césped del Puskas Arena: “¡Monchi, fíchame!”.

Tras la cesión de medio año, el club ejerció la opción de compra (12 millones de euros). Tras su primera temporada íntegra como sevillista, los Juegos Olímpicos de París lo han terminado de poner en el candelero del mercado. Y el comité de dirección sevillista traslada una alta tasación del jugador, por encima de los 20 millones de euros. La Roma ni se plantea ficharlo en esas condiciones y según La Gazzetta dello Sport ya ha puesto el foco en Tiago Djaló, central portugués también de 24 años que pertenece a la Juventus.

El desapego de Acuña

¿Por qué no ha trasladado a intermediarios y agentes la dirección deportiva que Acuña tenía un precio de salida elevado? Entre otras cosas porque por el internacional argentino, por muy campeón del mundo que siga siendo, no han llegado tentativas siquiera hasta la oferta del River Plate. Ahí manda el mercado.

Luego cada uno tiene derecho a opinar que el Sevilla se quita de encima un problema gordo con Acuña -una minoría- o que el club ha hecho la peor gestión de traspaso de un jugador de su calidad en años -una inmensa mayoría-, o que se ha doblegado a la voluntad de un futbolista que ya se quitó del cartel para ir fresco al Mundial de Catar. La pregunta sigue en el aire sobre la razón por la que en esas condiciones no fue traspasado el verano pasado, antes de su último año de contrato. 

El caso de Ocampos en contraste

Esto es algo que sucede ya con Ocampos, que está ante su última temporada... Pero el potente extremo sí está muy comprometido con el Sevilla, a diferencia de Acuña, y es un par de años más joven. De momento, y si no media alguna oferta verdaderamente sustancial, no un brindis al sol como que el River irá por Ocampos si pasa frente a Talleres la eliminatoria de la Libertadores, es el segundo capitán del Sevilla tras Jesús Navas, por ejemplo.

El desencuentro con Acuña, en cambio, venía de lejos y eso y su propensión a las lesiones -la Liga pasada jugó 18 partidos con más de 45 minutos- determinaron al club a facilitar su salida, que libera unos 6,5 millones de euros entre su sueldo y el plazo que quedaba del coste de su traspaso en 2020. De ahí que sumando esos 2,25 millones por posibles bonus el club cifre la operación en 7 millones. Ay, el factor humano...

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