Ya puestos, un referéndum para elegir al sustituto

En abierto

Cuatro jugadores de la plantilla de este Sevilla no habían jugado ni un solo minuto cuando llegaron con la Liga empezada y dos de ellos ni siquiera tenían equipo

Del Nido Carrasco señala a un Mendilibar con la mano en el hombro de Castro. Otros tiempos.
Del Nido Carrasco señala a Mendilibar con la mano en el hombro de Castro. Otros tiempos. / Julio Muñoz | Efe

OTRO entrenador devorado por la grada del Ramón Sánchez-Pizjuán y por la debilidad de una cúpula en la gestión que sólo es capaz de mantenerse firme para permanecer aferrada a sus cargos y para cobrar unos salarios que ya quisieran muchos de los mejores CEO que puedan ejercer en Sevilla y en Andalucía en general, incluidos todo tipo de políticos en los diferentes cargos públicos. Pero a la hora de mantener las espaldas anchas y saber aguantar el temporal, nada de nada, entrenador fuera y a por el siguiente experimento. Unos, lógicamente, salen bien, como José Luis Mendilibar, y otros son tan ruinosos como Jorge Sampaoli.

Diez entrenadores en diez años es el balance de José Castro teniendo en cuenta que ha ganado un montón de títulos con Unai Emery, Julen Lopetegui y ahora con Mendilibar. Pero el único que hizo las maletas voluntariamente fue el primero de los tres vascos citados, los otros dos se fueron sin más remedio por su parte con poco más de un año de distancia en el tiempo.

Es cierto que al entrenador destituido este domingo le estaba costando más de la cuenta dar con la tecla para que el equipo no sólo se basara en sus arremetidas al ataque para acabar más o menos casi siempre de la misma forma, con el centro al área, pero también se debería tener en cuenta una serie de eximentes. Por ejemplo, que la plantilla se la hicieron cuando ya se habían disputado tres partidos de Liga, que muchos estaban pendientes de salir y también de llegar, que Soumaré, Lukébakio, Sergio Ramos y Mariano, un elevado porcentaje de los futbolistas del cuadro definitivo, ni siquiera habían jugado un solo minuto durante todo el verano con sus equipos. Mejor dicho, dos de ellos ni siquiera tenían equipos.

Así que por mucho que la exigencia de la salida de Mendilibar haya sido casi unánime en esas redes sociales que jamás fallan (es ironía, claro), tal vez hubiera sido necesaria un poco más de coherencia con la renovación que ellos, los dirigentes, decidieron tras el título, y de eso hace bien poco. Ya puestos, que elijan al sustituto en un referéndum, con sus urnas y todo. Total...

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