Pasión por el cuarto puesto

Domingo de Pasión preñado de emociones fuertes. El traspié del Valencia en Vallecas le brinda una oportunidad de oro al Sevilla, que sabrá cuando salte al césped del Nuevo José Zorrilla con qué resultado habrá terminado el Getafe-Athletic, otros dos implicados en la lucha por estar en Europa. El cuarto puesto es la gran zanahoria para el equipo de Joaquín Caparrós, que debe ratificar ante el Valladolid que ha encontrado una senda por la que competir en busca de la meta.

Llega al partido el bloque de Caparrós avalado por el buen resultado y la buena imagen, desde el pragmatismo, la seguridad y la intensidad, dados ante el Alavés, otro rival directo al que le sacó varios metros de ventaja en este durísimo y largo sprint final. El utrerano ha asegurado que está contento con la puesta en escena de su equipo desde que se hizo con el banquillo tras la noche aciaga de Praga. Victoria con lo justo en Cornellá, derrota por la mínima ante el Valencia que bien pudo terminar en empate y nuevo triunfo, más holgado y, sobre todo, trasladando un mensaje de más seguridad, sobre el Alavés.

La línea parece ascendente, pero para que esa aparente ascensión no sea un espejismo el Sevilla debe ratificar esas sensaciones a domicilio y ante un rival que se juega la vida. Es un reto complicado, muy complicado, como advirtió Caparrós poniendo el énfasis en el adverbio "muy". Hasta cinco veces lo usó para remarcar su exigencia.

Porque el Valladolid se juega nada menos que la supervivencia en la Primera División española. Mucho más tras el triunfo del Rayo Vallecano sobre el Valencia, un resultado positivo para el Sevilla pero que también aumenta la presión para el equipo de Sergio. El Valladolid ha visto reducido su colchoncito y se agarrará a éste como un salvavidas. Lo hará en un momento crucial de su historia, con Miguel Ángel Gómez, otrora mano derecha de Monchi, como gestor técnico enfrente y con Ronaldo esperando poder darle continuidad en la élite a su apuesta por este clásico que quiere deshacerse de la angustia vital. El equipo de Sergio no se lo pondrá fácil al de Caparrós, que debe imbuir en sus futbolistas ese espíritu de solidaridad, seguridad defensiva y aprovechamiento de los indudables recursos técnicos que tiene el Sevilla.

El Valladolid es el equipo menos goleador de la Liga, con un balance de 24 a favor y 41 en contra y el Sevilla ha encajado un solo gol en tres los tres partidos dirigidos por Caparrós y de penalti, a pesar de que no ha podido contar con Vaclik, que nuevamente estará ausente. Juan Soriano seguiría defendiendo la portería ante una defensa que con cuatro integrantes ha ganado en sobriedad.

Pero la epidemia de bajas y lesiones sigue vigente en el Sevilla y será la línea más afectada por las ausencias de hasta tres futbolistas, dos por sanción, Jesús Navas y Escudero, ya que el vallisoletano vio la quinta amarilla tras su esperado regreso, y Wöber, que ha sido operado de menisco. Regresa Mercado, ausente ante el Alavés por un golpe, y su vuelta cubrirá la baja de Jesús Navas. Mientras que Arana podría volver al lateral izquierdo después de mucho tiempo, a no ser que Caparrós opte por ubicar ahí a Sergi Gómez, opción más rara.

Por delante, junto al ya insustituible Gonalons, es notable el regreso de Banega tras un partido de sanción y parece extraño que, sin un lateral con recorrido a su espalda, vuelva a jugar tendido en la banda derecha. Es más, tras el buen desempeño de Sarabia el jeueves lo lógico es que repita en esa banda, si está en plenas condiciones físicas tras varios partidos ausente por sobrecarga muscular. Y en la izquierda, Caparrós puede optar por Promes o por Franco Vázquez de nuevo. Y el ataque, sin Andre Silva, al que el utrerano le ha dado descanso antes del derbi, lo lógico es que repita el dúo Munir-Ben Yedder.

Pero eso del once es lo de menos. La lucha por la cuarta plaza está en todo lo alto y en el horizonte, junto a los tambores y las cornetas, se asoma ya el derbi... Ganar hoy se antoja trascendental para que el Sevilla siga metiendo los codos con fuerza en este largo sprint primaveral.