Valladolid-Sevilla | Los partidos acaban cuando pita el árbitro
La absurda polémica por el no gol de Escudero cuando Ortiz Arias ya había decretado el final de la primera mitad tras el remate de Monchu repelido por la defensa sevillista
El Sevilla abre con descaro una segunda puerta hacia Europa (0-3)
La jornada futbolística de este domingo ha tenido dos momentos que han servido para el comentario de todos los seguidores, sean del equipo que sean. El primero de ellos tenía lugar en el estadio José Zorrilla de Valladolid, cuando el árbitro, Ortiz Arias, se mantenía firme en no darle validez a un balón disparado por Escudero que acababa en las redes sevillistas cuando ya había pitado el final del primer periodo.
Las imágenes no pueden ser más claras. Ortiz Arias prolonga la primera mitad del Valladolid-Sevilla por espacio de cuatro minutos. Cuando ya se han rebasado alrededor de medio minuto ese tiempo se produce una jugada de córner a favor de los vallisoletanos. Igual que les ocurriera a los sevillistas en el partido de la Liga Europa contra la Juventus el árbitro decide que ese saque de esquina se ponga en juego a pesar de que el tiempo ya está por encima del decretado como prolongación en las tablillas de los auxiliares.
Lo normal en estos casos es permitir una sola jugada más, es decir, la posibilidad de un remate, para pitar de inmediato el final del partido. Y justo eso fue lo que hizo Ortiz Arias. El Valladolid tiene la opción de rematar desde el borde del área y lo hace Monchu con un disparo duro que es rechazado por la defensa sevillista. Entonces se ve claramente como Ortiz Arias se desentiende de la jugada y se vuelve incluso para decretar el final. Los expertos tratan de analizar los silbidos, como si no fuera evidente que éstos no se producen como si fuera un aparato electrónico y existe un tiempo, mínimo, pero tiempo, entre que hace el gesto del final con la mano y salen los tres silbidos de su boca.
Entonces va el ex sevillista Escudero de nuevo al remate y su disparo entra en la portería de Dmitrovic, aunque el final del primer tiempo ya había sido decretado y, por tanto, la jugada no tenía validez. Ortiz Arias se mantiene firme en su decisión a pesar de las continuas protestas vallisoletanas. Después, dicen los expertos en leer sus labios, que le pide disculpas antes de comenzar el segundo tiempo al entrenador del Valladolid, Paulo Pezzolano. “Ha sido culpa mía”, cuentan que le comenta a raíz de las imágenes televisivas.
Lo cierto y verdad es que el disparo de Escudero se había producido ya fuera de tiempo y, por tanto, no subió al marcador. Es la ley del fútbol que siempre se ha comentado tanto cuando suceden cosas a favor como cuando lo son en contra. “Los partidos acaban cuando pita el árbitro”.
Como tampoco se iba a ver reflejado en el mismo electrónico un remate de cabeza de Badé en un córner cuando el Sevilla ya ganaba por cero a uno a raíz del remate con el pecho de Rafa Mir. El cabezazo de Badé es invalidado por una falta en el salto y todos los sevillistas se preguntan entonces sobre las diferencias entre ese salto y el que sí le sirvió al Celta para empatar sobre la hora en un partido en el que el cuadro de Mendilibar había jugado con 10 futbolistas desde el minuto 19 por una doble tarjeta amarilla a Gueye.
Hasta el vicepresidente del Betis, José Miguel López Catalán, hizo una referencia a la situación vivida en Valladolid durante su intervención en el programa de Canal Sur Gol a Gol. López Catalán estaba haciendo un análisis de la situación del arbitraje en España en general y se acordó del partido que se había disputado entre el Valladolid y el Sevilla, que acabó finalmente con un cero a tres.
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