Acelera a la Champions
Valladolid-Sevilla | La crónica
El Sevilla arrancó de Valladolid una victoria clave para seguir a un solo punto de la cuarta plaza y afrontar el derbi con la moral a tope
Roque Mesa y Munir marcaron muy al final
Dos postreros y bellos goles, el primero en una acción individual de Roque Mesa –¿o Roque Messi?– ya en el minuto 85, y el segundo en una jugada colectiva entre Promes y Bryan Gil que resolvió Munir, ya en el alargue, plasmaron la superioridad del Sevilla en Valladolid (0-2) y metieron en la valija de vuelta tres puntos que elevan sus opciones de acabar la temporada en plaza de Champions. El partido se le escapaba de las manos a los sevillistas, que fueron mejores salvo en la primera media hora, pero la entrada de Roque Mesa por Sergi Gómez, que retrasó a Gonalons, y la de Bryan Gil por el Mudo Vázquez le dieron a los sevillistas la energía para el arreón final.
Pocos goles ha celebrado esta temporada el Sevilla con la rabia del zapatazo raso de Roque Mesa al palo derecho de Masip. La culminación del eslalon del canario tenía un enorme valor material y moral. Material, porque el Getafe había ganado un rato antes al Athletic y amenazaba con despegarse en el cerrado pulso por acabar cuarto. También porque la inesperada derrota del Valencia en Vallecas alentaba al escuadrón de Caparrós a tomarle la delantera al rival más cualificado.
Que ese 0-1 cayera a falta sólo de cinco minutos, después de que el VAR anulara el quinto gol al Sevilla en esta Liga y Ben Yedder fallara un tanto increíble bajo el larguero, explicaba esa rabia desatada de los hombres vestidos de negro, que afrontarán muy fortalecidos moralmente el derbi del próximo Sábado de Pasión.
Y eso que no empezó ni mucho menos el Sevilla con el buen son de la primera salida con su actual preparador al mando, en Cornellà. Sonó desafinada la propuesta inicial de Caparrós: faltaban los sancionados Jesús Navas y Escudero en las alas y por ellos actuaronMercado en la derecha y Promes en la siniestra; en el eje de la zaga, la vacante que dejaba el internacional argentino la ocupaba Sergi Gómez; con la vuelta de Banega, el sacrificado en la sala de máquinas era Roque Mesa, reservado para un rol de revulsivo que cambió la suerte del pleito; Franco Vázquez empezó volcado a la izquierda, con Sarabia en el lado opuesto, y Munir empezó arriba junto a Ben Yedder.
Con la pelota, el equipo maniobró con parsimonia, escaseaban los movimientos sin balón, Banega anduvo muy incómodo. Y más cuando el colegiado murciano Sánchez Martínez le pitó dos medias faltas en contra, lo que desató su incontinencia verbal. El regista le puso más energía a su lengua que a sus pies en la primera parte e incluso tras la amarilla que por su actitud ya vio a la media hora, siguió su recital.
Y sin el manijero enchufado, todo se le oscurece a este Sevilla, por mucho que Gonalons diera un paso adelante que esta vez no pasó de voluntarioso. El Valladolid le puso el lógico ardor del que se juega la vida, y como Sergio González lo tiene bien ensamblado, los sevillistas sólo crearon peligro a balón parado hasta el intermedio.
A los diez minutos, Mercado cabeceó en posición un tanto forzada un córner y la parábola acabó con el balón rebotando en la parte superior del larguero. Y 25 minutos después, otro saque de esquina acabó en un certero testarazo de Ben Yedder, que superó al lateral Moi para marcar.
Los jugadores blanquivioletas protestaron con vehemencia una falta anterior al testarazo, por empujón de Franco Vázquez a su marcador. Y Sánchez Martínez no sólo atendió a su colega del VAR, Jaime Latre, sino que se fue al monitor, algo extrañísimo en esta Liga, antes de anular el tanto. La jugada fue un tanto confusa, pues no queda claro siquiera si el Mudo, que empujó, lo hizo con el balón ya en juego.
Jaime Latre y Sánchez Martínez fueron mucho menos puntillosos para aplicar el reglamento en otra infracción posterior en el área. Fue en el minuto 48, en otro saque de esquina. El defensor derribó a Mercado, al que agarró de un brazo y privó de rematar. Pero no hubo consulta alguna. Raudo saque de puerta.
Y si el gol anulado a Ben Yedder llegó cuando peor lo pasaba el Sevilla, ya que en la primera media hora el Valladolid fue mejor y creó peligro por los desajustes de Mercado en la banda –Keko perdonó con todo a favor (24’) tras un caramelo que le regaló Óscar Plano desde el costado del argentino–, ese penalti no pitado a Mercado sí que hubiera contenido más justicia en la barriga. Precisamente tras el parón del VAR, el Sevilla empezó a carburar y el Valladolid replegó sus velas. Caparrós ya había trocado a Franco Vázquez por Munir, cuyo cuerpo liviano sufre en el juego de espaldas, y hubo más fluidez con Sarabia y Promes por fuera.
Ese cambio de rumbo se confirmó en el arranque de la segunda parte, y ya en el cincuenta debió ponerlo todo de cara el Sevilla con una mágica triangulación en largo, al primer toque: apertuura de Banega a la derecha, golpeo de Sarabia al corazón del área, entre el portero y el defensa, con Ben Yedder de destinatario. El nueve golpeó con el muslo y se le fue el cuero por encima del larguero.
Perseveró el Sevilla con el Valladolid a verlas venir. Banega se enseñoreó ya del campo con Gonalons de escudero, y Sarabia y Promes percutían por fuera. Sólo faltaba que Munir, el Mudo y Ben Yedder aparecieran arriba. Pero no lo hicieron y el Valladolid se sacudió el acoso.
Caparrós, el mismo que erró ante el Valencia, volvió a acertar en Pucela, como días antes ante el Alavés, y con sus últimos cambios de piezas ganó la partida. Fue audaz con ese trueque de Roque Mesa por Sergi Gómez y el canario le respondió como un puñal. El desparpajo de Bryan Gil ayudó a que Munir le pusiera la gozosa rúbrica. El Sevilla de Caparrós quiere la Champions.
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