Superpaco: "¿Cuernos? A mí en el campo del Betis hasta me han disparado"
Sevilla FC | Entrevista
El que fuera mítico portero del Sevilla recuerda su trayectoria desde sus inicios.
“A un nieto mío le perdonaría todo, excepto que fuera bético”, dice
San Fernando, Sevilla, Cádiz y Roche (Conil). Éstos han sido los cuatro puntos cardinales en los que ha girado, y aún sigue haciéndolo, la vida de Francisco Ruiz Brenes. Él es Paco o Superpaco, ese hombre cercano a los dos metros de altura que naciera en La Isla en marzo de 1948, que triunfara como guardameta en el Sevilla y en el Cádiz, que seguiría vinculado al fútbol varios años más como presidente del San Fernando y que disfruta ahora de su retiro mimando el Timón de Roche, ese restaurante que levantó años atrás, que gestiona junto a sus hijos y que es una referencia hostelera de la provincia.
Persona muy futbolera, muy religiosa y muy familiar, Paco recuerda su trayectoria profesional. Él habla de todo, exceptuando algunos momentos penosos que le tocó vivir y que prefiere olvidar.
–¿Cómo recuerda su infancia en San Fernando?
–Mi infancia fue buena, dentro de lo que cabe en aquella época. Éramos cuatro hermanos, yo era el más pequeño y jamás pasamos hambre, eso es verdad, aunque tampoco teníamos excesos. Mi padre trabajaba mucho, era funcionario en La Carraca y teníamos nuestra propia casa, algo que no tenían todas las familias entonces. Yo me crié en el barrio del Cristo, cerca de mi Cristo de Afligidos y mi Cristo de la Vera-Cruz, hice la Primera Comunión y me casé en aquella capilla, estudié en el colegio Vieytes, que estaba allí mismo, y en la plaza del Cristo Viejo me pasé mi infancia jugando al fútbol, siempre como portero.
–Sería por su altura...
–No, es que siempre me fijaba en los guardametas. Mi padre, que era socio e hincha tremendo del San Fernando me llevaba al campo de fútbol y yo alucinaba con porteros como Alves o Puche. Y, bueno, seguí jugando, seguí jugando y al parecer no era malo. El consejo que me dieron para triunfar en el fútbol era siempre que me cuidara, y eso fue lo que hice. Y me salió bien.
–Y el Sevilla se fijó en usted.
–Yo no había cumplido aún los 20 años, estaba en los juveniles del San Fernando y unos cuantos del equipo fuimos a hacer una prueba con el Sevilla. Juan Arza nos vio y nos quedamos todos en la cantera sevillista.
–Y para que usted se hiciera como portero le cedieron al Cádiz durante dos temporadas.
–Realmente yo llegué al Cádiz traspasado porque el equipo amarillo pagó 500.000 pesetas por mí. León Lasa era el entrenador y Gutiérrez Trueba, el presidente. Si quería recuperarme el Sevilla tenía que devolver esa misma cantidad, que fue lo que hizo dos años después. Pero fue una época muy bonita. El Cádiz acababa de subir a Segunda y logramos la permanencia. Lo jugué casi todo. Quité a dos porteros como Martínez y Chichí, que iba diciendo siempre “mira el niñito, que no se cansa”. Pero es que yo quería triunfar y para eso tenía que comerme el mundo.
–Arranca ahí, en 1972, su época dorada como portero del Sevilla.
–Sí, pero antes tuve que desbancar a Rodri y eso fue una alegría grande porque no lo tuve fácil con él. A diferencia de otros porteros, él no fue conmigo ese profesor que te ayuda.
–¿Es verdad que en el campo del Betis le tiraron cuernos una vez?
–¿Cuernos? A mí en el campo del Betis hasta me han disparado.
–Venga ya.
–Que sí, que sí. Yo estaba en el campo y escuchaba a mi lado el zumbido de los balines. Eso era terrible. Pero es que era otra época. A García Remón, un portero que tenía el Real Madrid, le llegaron a tirar en San Sebastián un tornillo de la vía del tren. Y menos mal que el tornillo dio en el poste, porque si no lo matan allí mismo.
Rivalidad
"Yo entro en Sevilla y miro para otro lado para no ver ese campo; fui una vez ya retirado con Gallego y tuvimos que huir”
Muy religioso
"En Semana Santa nos concentraban en el Parador de Carmona para que no fuéramos a la 'Madrugá' y me descolgaba 4 pisos con sábanas para salir con el Nazareno”
–Pero después de tantos años esa animadversión hacia el Betis ya habrá pasado.
–Ni de coña. Yo entro en Sevilla y miro para otro lado para no ver ese campo de fútbol. Es que incluso ya retirado fui una vez allí con Paco Gallego para ver un partido y tuvimos que huir. Que no, que no. Que yo a un nieto mío le perdono todo menos que sea bético. Y yo un partido de esa gente no puedo verlo por la tele porque me pongo malísimo. Y cambiemos de tema, por favor, que no lo puedo soportar.
–Jugó usted muchos partidos con la Selección española B y con la Selección Olímpica, pero jamás fue internacional con la absoluta pese a haber sido convocado hasta en 18 ocasiones. ¿Qué hubiera dado por ser internacional un minuto?
–No crea que es algo que me doliera mucho, quizás porque siempre supe que había un portero mejor que yo que era Iríbar y que aún hoy pienso que es el mejor guardameta que he visto en mi vida. Creo que él y yo éramos los que teníamos más calidad, tanto con las manos como con los pies. Pero, para colmo, cuando se lesionaba estaba Miguel Ángel, que jugaba la Copa de Europa con el Real Madrid. A mí me pasó algo parecido a lo que le sucedía hace poco a Pepe Reina, que tenía por delante a Casillas. Además, en aquella época había otros porteros buenísimos como Reina, Esnaola, Arconada, Urruticoechea, Manzanedo... Y con la absoluta pude ir, aunque fuera como suplente, a la Eurocopa de 1976 en Alemania. Me considero un privilegiado.
–Y en 1984 de vuelta al Cádiz.
–Me quedaba aún un año de contrato en el Sevilla pero llegaron Irigoyen y Camilo Liz y me vine al Cádiz con los ojos cerrados y con el compromiso de ascenderlo a Primera. Y no sólo lo logramos sino que al año siguiente conseguimos la primera permanencia. Hasta ganamos un Trofeo Carranza. Fueron dos años maravillosos.
–¿Le gusta hablar de política?
–Bueno, bueno...
–¿Y qué le parece lo que está sucediendo ahora en España?
–En España está gobernando ahora el comunismo. Esto es así. Y ya se sabe lo que trae el comunismo. Porque no hay un solo país en el mundo que haya sido gobernado por el comunismo que haya prosperado. Ni uno.
–¿Cuál es el secreto del éxito de El Timón de Roche?
–Pues que tiene un portero que es ganador total. Siempre estoy intentando mejorar el restaurante, incorporando elementos nuevos, mejorándolo. En la vida hay que ser ganador y no vale con conformarse con lo que uno tiene. Cuando se lucha por algo que se quiere, Dios te lo concede. Él mismo lo dice: “Pedid y se os dará”.
–¿Siempre ha sido tan religioso?
–Siempre. El hombre que no tenga fe está muerto. Siempre he sido muy religioso y muy cofrade también. Mire, a nosotros nos concentraban con el Sevilla todos los Jueves Santos por la tarde, para que la plantilla no saliera durante la Madrugá. Nos llevaban al Parador de Carmona y por las noches yo ataba dos sábanas y me descolgaba por la ventana desde unos cuatro metros de altura y me venía a La Isla con mi túnica y mi capirote para salir con el Nazareno. Después, sobre las seis, me salía de la procesión para regresar a Carmona.
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