El orden de 'Sampalillo' (0-0)

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El Sevilla se mete entre los 16 mejores equipos de Europa por méritos propios gracias a la buena disposición táctica en Lyon. Los blancos sólo sufrieron en el final del primer periodo.

El Lyon-Sevilla, en imágenes.
El Lyon-Sevilla, en imágenes. / Marcel Deschamp
Francisco José Ortega (Enviado Especial A Lyon) / Fotos: Marcel Deschamp

07 de diciembre 2016 - 22:48

El Sevilla está entre los 16 mejores equipos de Europa y su bola será introducida en el bombo del próximo lunes en el sorteo de la Liga de Campeones. Lo está por méritos propios, porque es capaz de presentarse en el estadio del Lyon, un histórico en esta competición, y sacar uno de los resultados que necesitaba bajo la premisa de taparle todas las vías al adversario. Lo hizo a través de mantener el balón, cuando pudo, o de estar siempre ordenado en la defensa, vías ambas tan legítimas como cualquier otra, pero siempre con las hechuras de un gran equipo, capacitado para aguantar cualquier embate que se le presentara.

Nada que reprochar, pues, al equipo de Sampalillo, que es la mezcla entre los apellidos de sus dos entrenadores, el que estuvo en el palco y el que lo dirigió en el césped en continuo cónclave... con los futbolistas. Lillo llamó una y otra vez a Iborra y a varios más para darles sus indicaciones y conseguir, con ello, que el equipo siempre estuviera ordenado en su defensa, que le cerrara todas las zonas de llegada a un Lyon que finalmente se vio impotente para batir a Sergio Rico.

Nico Pareja defiende un centro ante Lacazette.
Nico Pareja defiende un centro ante Lacazette. / Marcel Deschamp

El arranque del partido respondió a todas las expectativas creadas en torno al mismo. Para empezar, el juego en las pizarras fue interesantísimo, sobre todo por parte de Sampaoli/Lillo, que tenían preparada una de sus revoluciones tácticas para presentarse en Lyon. Ningún delantero en teoría, Vietto y Ben Yedder se quedaban en el banquillo para purgar esas últimas actuaciones en las que tan poco han aportado al colectivo nervionense. ¿Quiere esto decir que los blancos se iban a plantar sin ningún punta en este primer cara o cruz del ejercicio? Para nada, Vitolo y Nasri eran los más avanzados de un equipo con cuatro defensas atrás y tanto Sarabia como Escudero en los interiores. Enfrente, un Lyon con un 1-4-3-3 en el que Valbuena hacía daño por la derecha.

Y la puesta en escena del Sevilla fue convincente. Los blancos trataron de conservar el balón el mayor tiempo posible, dado que era la mejor manera de no permitir al Lyon que lo llegara a herir con su enorme potencial ofensivo. Mariano le hacía un extraño marcaje mixto a Valbuena y Nasri, que permutaba posiciones con Sarabia, estaba muy pendiente de la salida de la pelota a través de Gonalons. Atrás, tanto N’Zonzi como Iborra se multiplicaban para cerrar el mayor número de líneas de pase y Rami jugaba a un nivel de verdad, no el que ha mostrado en los últimos partidos de la competición doméstica.

Es una fase en la que los visitantes incluso pudieron ponerse por delante a través de las internadas en solitario de Vitolo. El canario, después de la fase de tanteo, le buscó las vueltas a Yanga-Mbiwa y Rafael y debió anotar el primer gol del litigio cuando en el minuto 19 se escapó en solitario. Su disparo con el interior, muy ajustado, se estrelló en el poste de la meta de Anthony Lopes. Fue el aviso inicial que tuvo su continuidad apenas cuatro minutos después. Esta vez Vitolo eligió la vía del regate y el penalti del guardameta pareció clarísimo, pero el político Eriksson optó por hacerse el sueco, nunca mejor dicho.

Diakhaby le entra con contundencia a Vitolo.
Diakhaby le entra con contundencia a Vitolo. / Marcel Deschamp

Fue a partir de ese momento, justo en el ecuador del primer periodo, cuando el Sevilla fue evaporándose como la niebla que siempre estuvo presente en el Parc Olympique de Lyon. Y con ello llegó su sufrimiento. Justo después del penalti no sancionado llegó un cabezazo al larguero de Tolisso con todo a su favor. El Lyon, entonces, sí tuvo el dominio. Ni Sarabia ni Nasri ni Escudero ayudaban ya en la salida del balón y éste casi siempre estuvo en poder del cuadro francés. Valbuena llegó a mandar una rosca al travesaño y lo mejor que le pudo pasar al Sevilla fue llegar indemne al intermedio.

Porque a partir de ese receso las ideas volvieron a ordenarse y en el segundo periodo el sinvivir de la primera mitad pasaría completamente al olvido. El dominio de los locales fue decreciendo con el paso de los minutos y el Sevilla se sintió ya cómodo cuando le cerró todos los pasillos para acercarse hasta Sergio Rico. Ningún equipo está a salvo de cualquier accidente en alguna jugada tonta, pero la clasificación ya para los octavos de final ya parecía garantizada. Incluso el triunfo pareció estar cerca en algunas acciones tras el ingreso de Ben Yedder, pero entonces se echó de menos ese último pase. Y qué más da, el Sevilla está en octavos de final de la Champions, este año ya no ganará la Liga Europa, pero su historia contemporánea cada vez se engrandece más. Entre los 16 mejores escuadras del continente, dato objetivo.

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