Escaso margen y demasiadas dudas (1-0)

Sevilla-Zalgiris | Crónica

El Sevilla, con poca eficacia en el remate, se impone por la mínima al voluntarioso Zalgiris gracias a un gol de falta de Banega.

Bartkus salvó a los lituanos, pero Vaclik también fue providencial dos veces ante los desajustes de un sistema muy arriesgado.

Las imágenes del Sevilla FC-Zalgiris
Ben Yedder remata de chilena en una de las mejores ocasiones locales. / Antonio Pizarro

sevilla/El Sevilla tendrá que solventar su pase al play off de la Liga Europa en Lituania tras vencer en la ida de la Q3 por un escaso 1-0. El voluntarioso Zalgiris, con una defensa que dejaba espacios por delante pero se encerraba con garra en su área, destapó muchas de las carencias de las que aún adolece esta plantilla, a lo que también contribuyó un sistema defensivo, el que plantea Pablo Machín con apenas tres defensas, que implica demasiados riesgos si no se producen los adecuados ajustes de los carrileros y mediocampistas. A diferencia que ante el Ujpest, el Sevilla careció de pegada y apenas pudo batir al acertadísimo Bartkus con un soberbio gol de falta de Banega en la primera parte. El meta lituano realizó media docena de buenas intervenciones, algunas de muchísimo mérito. Pero también contribuyó a la escasa renta la falta de remate de un equipo que necesita un delantero con más pegada. Además, Vaclik también se erigió en salvador del Sevilla con dos paradas providenciales.

Le queda mucho trabajo a Pablo Machín, pese a la buena puesta en escena del Sevilla. El técnico sevillista apostó por un once extraño, en el que debutaron oficialmente Gnagnon y Amadou, en el que compareció por fin Banega y en el que quedaron incluso fuera de la convocatoria varios futbolistas llamados a ser titulares, como Mercado, Kjaer, Roque Mesa, Jesús Navas o Franco Vázquez. La Supercopa de España también hizo su papel al debilitar el once de partida y el exceso de confianza de Machín, que esperaba una renta mucho más amplia y tendrá que jugársela en Vilnius, en un campo de césped artificial.

Con las líneas muy adelantadas y un ritmo bastante alto de juego, el Sevilla puso pronto cerco a la portería del Zalgiris, un equipo que trata de jugar bien al fútbol pero que deja muchísimos espacios en la zona ancha, lo que aprovechó el equipo de Pablo Machín para percutir por dentro, gracias a la movilidad y el empuje de Amadou, y a los cambios de orientación desde las bandas. Pero desde el principio, en un primer balón a la espalda del flanco de Arana, ya avisó el equipo lituano de que sabía cómo hacerle daño a un Sevilla que aún debe ajustar muchísimo el sistema defensivo cuando el rival sobrepasa la agresiva presión adelantada.

Con esas premisas más o menos esbozadas, movilidad por dentro, juego por fuera con constantes cambios de orientación y apoyos en los interiores, y agresiva presión en campo contrario tras la pérdida del balón, el Sevilla fue amo y señor de buena parte de la primera parte, con varias ocasiones claras en las botas de Ben Yedder y Nolito, que fue el primero en meter en aprietos al meta Bartkus. Tras un demarraje de Amadou, el medio francés le realizó una dejada a Nolito, quien de primera soltó un disparo de rosca junto al larguero, donde el meta lituano metió la mano para evitar el gol. Un minuto después, en el 14, el zafarrancho sevillista aumentó con un córner en corto, centro de Nolito y rápida chilena de Ben Yedder tras el despeje del defensor. De nuevo Bartkus realizó una parada felina sacando el disparo casi a bocajarro del punta sevillista. Otro pase interior de Arana no fue bien aprovechado por Nolito a la media vuelta... Parecía que el gol iba a llegar de un momento a otro. Pero entonces reaccionó el Zalgiris aprovechando esos agujeros a la espalda de los carrileros que debe ajustar mejor Machín.

El flanco de Arana fue el que más sufrió este defecto del sistema defensivo y por ahí avisaron los lituanos. Gnagnon tuvo que realizar el primer corte comprometido de la noche tras un centro de Antal desde la derecha. Y ese susto apaciguó un tanto los ánimos enardecidos de los sevillistas, a los que les había faltado remate, eso que tanto echa en falta Machín en cada comparecencia, para concretar su dinámico juego, a veces demasiado precipitado a la hora de ejecutar los ataques una vez en el área contraria.

Aun así, los enormes huecos y esa agresividad en el robo del Sevilla siguió propiciando llegadas. Un disparo de Amadou al brazo de Mbodj en el área, otro remate precipitado de Nolito tras un buen balón de Ben Yedder... Seguía faltando remate y continuaba avisando a las espaldas de Arana el Zalgiris, o bien a través de Antal o de Simkovic, a quien tuvo que realizar una cobertura insuficiente Amadou que propició un primer revuelo serio en el área sevillista.

Banega celebra el único tanto del partido.
Banega celebra el único tanto del partido. / Antonio Pizarro

En ésas estaba el partido cuando una dura entrada sobre el omnipresente Amadou la convirtió en gol Banega, gracias a un impecable tiro de falta de unos 25 metros duro y ajustado, cerca de la escuadra. Era el minuto 34 y todo parecía encauzado, hasta que llegaron dos sustos muy serios del Zalgiris al filo del descanso. El primero fue un centro desde la derecha en el que toda la defensa estaba escorada hacia el primer palo. Simkovic, solo junto a dos compañeros en el segundo palo, remató de volea fuera. Fue en el minuto 43. Y en el 44, ahora por el eje de la zaga, el propio Simkovic envió un balón de oro a la espalda de Carriço que dejó solo a Ogana, cuyo disparo de zurda lo tapó rapidísimo en su salida Vaclik.

Esos dos sustos deberían haber espabilado al Sevilla. Y de hecho el equipo de Machín salió en la segunda parte dispuesto a finiquitar el duelo. Pero entonces se acentuó el defecto de la falta de pegada, o de remate, en el área contraria. Más de media docena de veces se acercó con serio peligro el Sevilla. Pero unas veces fue Bartkus el que abortó la llegada, como en una mano increíble junto a la cepa del poste en una durísima volea de Aleix Vidal (52') o en otro disparo escorado de Arana (69'), y otras veces fue la falta de templanza o de pegada de los atacantes sevillistas. Porque Muriel y Ben Yedder gozaron de llegadas, pero no acertaron a superar la barrera de piernas en que poco a poco fue convirtiendo el Zalgiris su área.

La defensa sigue con agujeros

En medio del acoso sevillista, el sistema defensivo siguió mostrando agujeros, como en un barrido de Gnagnon en el área al que no estuvieron atentos sus compañeros y el balón le quedó, ya en segunda jugada a Antal, quien recortó a Berrocal y, solo y a bocajarro, fusiló a Vaclik (62'). El meta checo hizo otra gran parada evitando un gol que podría haber sido una losa en las circunstancias del partido.

Entre los sustos y la falta de eficacia arriba, el Sevilla siguió intentándolo. Pero ni siquiera la entrada de Ganso y de Sarabia dio más templanza y serenidad a su juego de ataque. Al contrario, los nervios, la precipitación y la falta de eficacia rematadora salieron de nuevo a escena, como en un pase a la espalda de la zaga de Ben Yedder que Muriel casi convierte en pase de la muerte o en otra jugada con los mismos protagonistas: una magnífica incursión del francotunecino con pase paralelo que el colombiano, oportunamente estorbado por Mbodj, no acertó a colar dentro.

De esta forma, el Sevilla, con sus dudas y la falta de ajuste de un sistema que va a implicar siempre el riesgo de una zaga de tres con mucha gente en campo contrario, afrontará el domingo la Supercopa de España inmerso en algunas inertidumbres y con un ojo, o los dos, en la cita del jueves siguiente en Vilnius. Allí se jugará su futuro europeo sobre césped artificial...

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