Visita inédita, histórica

Desde el Alavés al Zaragoza, siguiendo el orden alfabético, el Sevilla se ha medido a 57 equipos en Primera División desde que ingresara en la categoría en 1934. Nada menos que 75 ediciones de la Liga han dado para mucho y el Sevilla se ha medido a equipos exóticos como el Atlético Tetuán o puntuales aventureros en la élite como el Xerez, el Condal, el Extremadura o el Arenas de Guecho. Y hoy le toca el turno a la Sociedad Deportiva Huesca, azul y rojo sus colores.

El equipo aragonés, que representa a una población de unos 50.000 habitantes, será el quincuagésimo octavo que se mida al Sevilla en Primera División. Y lo hará como colista que intenta sobrevivir a brazada desesperada entre tanto lujo como aparenta el actual torneo de la Liga, elogiado por todos. Es decir, hoy, por tratarse de una visita inédita, si bien ya jugó aquí con el Sevilla Atlético hace dos temporadas, es un día histórico en el Ramón Sánchez-Pizjuán.

En otros tiempos de menos presión resultadista y crematística y más autenticidad, bastaría con la curiosidad de ver qué equipo trae el exótico visitante de turno para atraer al aficionado al estadio. Hoy priman otras inquietudes, inundado como está el fútbol de competitividad, entiéndase ésta en su acepción más mercantilista posible. El Sevilla no es ajeno a esto y por encima de que el Huesca visite por primera vez Nervión, está el hecho de que pueda encaramarse al liderato siempre que en el partido de los teloneros (Machín dixit) pierda el anfitrión y no gane el Alavés al Villarreal. Con todo, el potencial liderato es una simple anécdota a estas alturas y la visita del Huesca debe tomarse con toda la seriedad que deberían conllevar las cosas históricas.

Hace menos de un año, Pablo Machín visitó Nervión como un novel de la categoría y dejó unas gratísimas sensaciones. El Girona se presentó en una agradable mañana futbolística con unas magníficas credenciales y al equipo de Vincenzo Montella le costó un mundo imponerse por la mínima, gracias a un gol de Sarabia después de que Aday Benítez fallara un penalti con 0-0.

El Huesca llega en una situación bien distinta. El club comandado por ese gurú futbolero que es Martín Petón no pudo retener al artífice del ascenso desde el banquillo, Rubi, que ahora brilla en el Espanyol. Apostó por Leo Franco y el debut del argentino no ha podido ser más decepcionante. El Huesca sólo ganó en la primera jornada, en Ipurua. Sacó luego otro esperanzador empate en su histórica visita a San Mamés y a partir de ahí se atascó entre empates y derrotas. Ninguna abultada, salvo en el Camp Nou y el Wanda Metropolitano, no se piense que es fácil doblegar al colista de la Liga. Máxime si el cambio de entrenador para poner en manos del almeriense Francisco el destino del equipo empieza a tomar forma hoy...

Eso es lo que teme Machín, que sabe lo que significa jugar en los grandes estadios de Primera para un novato, para un recién ascendido. Bien es cierto que no es lo mismo llegar como equipo revelación, sin miedo y con desparpajo, que hacerlo impelido ya tan pronto por las urgencias de la necesidad. Francisco tiene que empezar a darles la razón a los que han apostado por él, ya que en su debut en El Alcoraz, precisamente ante el Espanyol de Rubi, fue derrotado por 0-2. Y sólo tiene como escudo cinco puntos.

Pablo Machín teme la resurrección del espíritu rebelde del Huesca tanto como la relajación de los suyos. Ya recordó que no puede entrar el Sevilla al partido como hizo en el Camp Nou o ante el Getafe. Pero confía en la buena dinámica de su equipo. Volverá a su once base, aunque ya sabe que en el mismo podrán ir entrando algunos de los que se reivindicaron ante el Akhisar. El once está definido y es un carro en marcha. Para subirse a él hay que correr, porque aquí no para nadie. Ni el Huesca dejará que el carro se pare para que suban nuevos pasajeros.