El Sevilla redobla la seguridad para la salida de Castro y Del Nido Carrasco del estadio
El ambiente de crispación es máximo y el club ha optado por colocar un doble cordón formado por agentes de vigilancia privada para evitar altercados en la salida de los consejeros
Los jugadores tienen que salir juntos para evitar incidentes
El ambiente de crispación en el Sevilla y en su afición tras la derrota que le ha costado el puesto a Diego Alonso ha hecho que se vivan escenas de enorme tensión a las puertas del estadio Ramón Sánchez-Pizjuán. Insultos al consejo y a los jugadores, a los que han llamado mercenaros y se ha organizado un dispositivo especial para que abandonaran juntos el estadio. No por ello se ha evitado que escuchen insultos.
Incluso una persona fue retenida por la Policía Nacional justo después de la finalización del partido, antes incluso de que fuera oficial la destitución de Diego Alonso.
Pero una vez que han salido los jugadores y bastante tiempo después de la finalización del partido, pasadas incluso las once de la noche, el Sevilla ha redoblado la seguridad con un fuerte cordón humano en la puerta por donde salen los miembros del consejo, donde se han colocado dos filas de agentes de la seguridad privada contratada por el club.
Aunque ya quedaban poco aficionados, todavía algunas decenas de sevillistas esperaban principalmente a los que consideran más responsables de la situación actual, el presidente José Castro y el vicepresidente José María del Nido Carrasco.
Algunos consejeros se fueron al descanso
Otros consejeros ya habían abandonado el estadio durante el descanso, en el caso de los representantes de la familia Carrión totalmente entendible con el ex presidente aún de cuerpo presente. Los hijos han dejado al descanso (ya con 0-2) el palco, donde el club ha tenido el bonito gesto de colocar una camiseta con su nombre y un ramo de flores en su asiento. No obstante, también otros miembros del consejo ajenos a la familia Carrión entraron al antepalco en el descanso y ya no volvieron.
La tensión es máxima porque la situación no es la más agradable ni deportiva ni institucionalmente.
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