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El Sevilla, segundo en los tiempos del Covid (0-1)

La crónica del Cádiz-Sevilla

El cuadro sevillista se impone al Cádiz con un gol de Ocampos y levanta la mano definitivamente como mejor perseguidor del Real Madrid

Los blancos superan incluso el gran número de bajas y controlan el partido siempre

Ocampos dispara con la izquierda para anotar el gol del triunfo del Sevilla. / Europa Press

No importa el cómo, en el fútbol sólo tiene trascendencia el resultado final y el fortachón Alberola Rojas consignó en los vestuarios del Ramón de Carranza, perdón Nuevo Mirandilla, un triunfo del Sevilla por cero a uno frente al Cádiz con un gol anotado por Ocampos. Ese resultado, ya imposible de alterar, supone que los hombres de Julen Lopetegui concluyen la primera vuelta del torneo con 41 puntos, la segunda escuadra que ha sido capaz de acumular más en su casillero, y con sólo cinco menos que el Real Madrid, aunque conviene anotar de inmediato que tres de ellos ya pertenecen a la segunda parte del campeonato y que sus rivales, salvo el Athletic, aún no han podido disputarlo.

Cuando toca analizar el proceso para que el Sevilla saliera como triunfador del coqueto estadio gaditano, lo mejor de todo es un ejercicio de amnesia inmediato, sobre todo por la incapacidad para haber dejado absolutamente sentenciado el litigio cuando los anfitriones se desordenaron y abrieron todas las puertas para que no existiera ni la más mínima sospecha de inquietud. Joan Jordán, primero; Munir, segundo, y Óscar Rodríguez, después, aunque ya había tenido otra con anterioridad, debieron anotar el cero a dos para que no hubiera lugar ni siquiera a la posibilidad de un rebote traicionero en el epílogo.

Pero no, ése fue el principal punto negro del Sevilla en una noche en la que todos los suyos barruntaban un estropicio junto al mar Atlántico. Los resultados que se habían producido durante la jornada dominguera habían sido espectacularmente buenos en casi todos los campos, salvo en el Wanda Metropolitano y en Palma de Mallorca, porque el Barcelona debe seguir figurando en todas las quinielas mientras matemáticamente no se demuestre lo contrario, y ahí surgía el catastrofismo propio de mucha de la masa nervionense. Los suyos estaban, al parecer, condenados a meter la pata en su visita a ese Cádiz que vive por los puestos de descenso y que aún no ha sido capaz de ganar en su campo desde que lo denominaron Nuevo Mirandilla por una decisión estrictamente política.

Punto negro

Después del cero a uno, el Cádiz se desordenó y Joan Jordán, Munir y Óscar Rodríguez, por este orden, debieron sentenciar el resultado

Error grave en el vaticinio por parte de los sevillistas más negativos, que los hay y demasiados tal vez. La escuadra de Julen Lopetegui fue capaz de sobreponerse a los numerosos problemas de lesiones (Jesús Navas, Lamela y Suso), sanciones (Koundé) y ese Covid del que no se puede librar ninguno de los equipos de fútbol y que dejó sospechosamente fuera de la convocatoria a Rafa Mir, En-Nesyri, los dos delanteros centro de la primera plantilla, Delaney y Montiel, el lateral derecho puro que estaba disponible tras las ausencias del capitán y del maravilloso central francés que es capaz de jugar en ese sitio. Pero ni siquiera con tantos inconvenientes iba a salir derrotado este Sevilla de los 41 puntos en el primer tramo liguero.

Lopetegui abrió el baúl de los secretos para plantear el juego con tres centrales, uno de ellos Acuña en el costado izquierdo de esa línea de tres tal y como hacía muchas veces en el Sporting de Portugal; una línea de cuatro centrocampistas con Ocampos y Augustinsson en los costados casi a la misma altura que Fernando y Joan Jordán; y tres arribas con Rakitic y el Papu Gómez por el medio para conectar con el joven Iván, el más adelantado de todos en ese dibujo.

Cambios

Lopetegui abrió el baúl de los secretos para jugar con defensa de tres, primero, hasta que se llevó a Acuña al lateral derecho

El Sevilla arrancó con brío, a los dos minutos ya pudo adelantarse si Joan Jordán hubiera estado preciso en un pase de la muerte de Ocampos, pero después fue enredándose en la tela de araña que tejía el Cádiz sin ningún rubor, al más puro estilo de un Álvaro Cervera que jamás tienen ningún rubor para protegerse muy atrás. El dominio era visitante, por tanto, pero las llegadas de verdad a la zona de gol escaseaban. Algunos tiros lejanos del Papu Gómez, los intentos de Ocampos, una pelota que le sacaba Chust a un Iván tardío en su remate y muy poquito más.

Tanto fue así que Lopetegui cambió de estrategia en el minuto 27, mandó a Acuña al lateral derecho a pesar de que subía siempre cuesta arriba por su condición de zurdo cerrado, ordenó una zaga de cuatro e hizo que el Sevilla se dispusiera como siempre suele ser habitual en él. 1-4-3-3 al canto con más libertad que otras veces para el Papu y la movilidad de Iván arriba.

Pero habría que esperar hasta el segundo acto para que llegaran las ocasiones diáfanas de gol pese a que nada iba a cambiar en lo referente a los elementos del juego tras ese intermedio. El Sevilla seguía igual dispuesto sobre el césped, pero todo varió en una jugada embarullada en la que Iván se cambió el balón de pie para que el esférico le llegara a Rakitic y éste se lo dejara a Ocampos. El argentino disparó con su pierna izquierda sin pensárselo, como siempre suele hacer, y su compatriota Ledesma fue incapaz de cerrar el hueco que tapaba.

Zurdazo

Ocampos abrió el marcador con un disparo marca de la casa, sin pensárselo, y desde ahí se abrieron los caminos para los sevillistas

El Sevilla había hecho lo más complicado, ponerse por delante frente a un rival tan cerrado como el Cádiz y ya sólo le quedaba ejecutar el resto de la tarea con precisión. Lo hizo pese a algún ligero susto, un disparo de Espino desde lejos y un balón rebotado en Rekik que le cayó a Iza sin remate. Pero hubiera extrañado que se hubiera esfumado parte del botín de los tres puntos, porque el cuadro visitante ya fue muy superior en ese tramo final cuando el Cádiz se desordenó y lo extraño fue que la ventaja no se multiplicara por una o por dos unidades. Así que, ya con la amnesia desglosada, la única verdad del fútbol, 0-1, tres puntos para el Sevilla y 41 en su casillero al final de la primera vuelta, sólo cinco menos que el Real Madrid y el único candidato que ha sido capaz de levantar la mano para pelear por el trono invernal del gigante de la capital de las Españas. Ése es el Sevilla Fútbol Club de Julen Lopetegui en los tiempos del Covid.

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