Las paradojas de Idumbo y Hannibal, una cuestión de actitud y de aptitud
Sevilla FC
Quique, encantado con las posibilidades y la actitud del extremo belga, no le halla sitio en su esquema, donde sí tiene hueco como medio ofensivo el franco-tunecino
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Los fichajes de Idumbo y Hannibal responden al avance de la reestructuración de la plantilla que ha empezado a acometer el Sevilla desde enero. Pero la casuística es distinta. El primero llegó traspasado por el Ajax y el segundo, cedido por el Manchester United. El primero, por tanto, es una apuesta firme, un proyecto de futuro y el segundo una oportunidad de mercado en busca de rendimiento inmediato, ya que con el United jugó 10 partidos antes de su cesión e incluso marcó un gol en la Premier. De momento, ninguno de los dos está teniendo protagonismo en el equipo de Quique Sánchez Flores, que está encantado con uno más que con otro.
Para empezar, hay que distinguir las dos fórmulas de sus fichajes. Por Idumbo, que estaba en el Ajax B, el Sevilla pagó 400.000 euros para hacerse con su ficha federativa, en un traspaso de bajo coste pero de altas expectativas. Firmó su nuevo contrato hasta 2028, y aunque fue inscrito con ficha del filial, llegó como un jugador que debía reforzar el primer equipo en cuanto pudiera y, de hecho, ha estado entrenando desde el principio a las órdenes de Quique Sánchez Flores. Sin embargo, tras despuntar en sus dos primeros partidos con el Sevilla Atlético y marcar dos goles, aún no ha jugado ni un minuto, pese a que lleva tres convocatorias seguidas: Rayo, Atlético y Valencia, pero Quique aún no le ha hallado hueco o no se ha atrevido a exponerlo en partidos tan trascendentales.
A Hannibal, cedido con una opción de compra de unos 19 millones de euros, sí lo ha hecho debutar. Salió en Montilivi cuando el equipo ya estaba siendo vapuleado por el Girona, con 4-1 en el marcador, y aun así pidió la pelota y dejó algunas pinceladas de lo que puede ofrecer en la media hora que jugó de un partido completamente roto. Pero luego a Quique no le gustó su actitud ni aquel episodio en un entrenamiento con Mariano que lo llevó a dejarlo fuera de la convocatoria de Copa con el Atlético. En la Liga sí lo ha incluido en las listas, aunque apenas jugó desde su debut los minutos finales contra el Rayo y de forma testimonial lo sacó al final del Valencia-Sevilla.
Antes de recibir al Osasuna, partido para el que finalmente lo citó tras descartarlo, dijo el madrileño: "Después de estar con él, hablar con él y de haberlo visto sus primeros minutos en Gerona, le vamos a dar el espacio necesario para que entienda dónde está, que está en el Sevilla y qué supone. Tiene que saber dónde está y queremos verlo. Hemos hablado con él y creemos que tiene que tener un tiempo de aprendizaje, un espacio, un tiempo para que vea las cosas desde fuera y después volverá a la convocatoria". Finalmente fue citado el mismo día del partido, pero en Nervión, con el sevillismo expectante, no ha podido debutar. Y dejó claro alguna vez que "el talento sin sacrificio" no bastaba.
El contraste con Idumbo es claro. Al ser preguntado por él habló de un "chico ágil", "con hambre, con mucho dinamismo". Lo citó para jugar contra el Atlético en Liga, privándolo de jugar el derbi chico. Igual que lo citó para viajar a Vallecas y a Mestalla. Tras estar en el banquillo contra el Valencia viajó a la mañana siguiente en un coche alquilado por el club hasta Yecla, junto a los otros jugadores del filial citados por Quique, Alberto Flores, Darío y Xavi Sintes. Y fue titular contra el Yeclano, donde el Sevilla Atlético empató y mantuvo el liderato.
Con Jesús Galván tiene la ventaja de que se adapta perfectamente al 4-2-3-1, con libertad y calidad en la mediapunta. Con Quique no tiene cabida por ahora en el 5-3-2. Puede ser extremo, pero no carrilero, y tampoco tiene cuerpo para jugar en la doble punta (1,70 metros). Y eso que el madrileño está encantado con él y deseando ponerlo. Hannibal, en cambio, sí puede jugar de interior. Ya sustituyó ahí a Suso en Gerona, a Agoumé en Vallecas y a Óliver Torres en Mestalla. Uno tiene la actitud y busca aptitud para el salto; y otro tiene la aptitud, pero le falta actitud. He ahí la paradoja.
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