El mal endémico de los centrales: 11 partidos con uno solo disponible
Sevilla FC
La arriesgada apuesta de fichar a dos centrales en verano no da respiro ni con Badé: sólo en cuatro partidos de 35 tuvo tres a su disposición el entrenador
Nianzou se recupera y es convocado para el Fenerbahçe-Sevilla
La segunda acepción del término endémico en el DRAE justifica el titular de este artículo: "Que se repite frecuentemente o que está muy localizado en un lugar". El Sevilla viene sufriendo desde hace tiempo, y no de esta misma temporada exclusivamente, un mal endémico con la falta de efectivos en el eje del sistema defensivo.
Cuando Monchi realizó su revolución en su regreso a Nervión, fichando a Julen Lopetegui contra la opinión de todos y contratando a dos portentos como Koundé –la apuesta en el joven con futuro– y Diego Carlos –el central joven y experto– tenía ya a dos centrales en la plantilla: un veterano como Carriço y una herencia con oficio como Sergi Gómez. Y además fichó a Gudelj, un medio polivalente por si faltara alguna vez un central. Alguna vez de forma puntual...
El tremendo rendimiento de Koundé y Diego Carlos justificó que Monchi diera salida a dos, Carriço y Sergi Gómez, y sólo fichase a Rekik, confiando en el comodín de urgencia de Gudelj. Cuatro años despues, Gudelj, en el disparadero cada verano, es el único central con continuidad de una plantilla que no deja de sufrir ese mal endémico por una razón o por otra; leáse, el riesgo al fichar, la mala suerte, la descoordinación entre el cuerpo médico y el técnico, de nuevo la mala suerte...
Marcao debuta con Sampaoli
Lo primero que hizo Jorge Sampaoli al arribar por segunda vez al Sevilla fue sacudir las alfombras, abrir las ventanas del hermetismo en partes médicos y convocatorias y poner de titular ante el Athletic a Marcao, que el domingo antes de su aterrizaje, en la resaca de la derrota del equipo de Lopetegui ante el Atlético (0-2), había aparecido entrenando con el grupo por primera vez desde su única convocatoria con Lopetegui, en agosto ante el Valladolid.
El guipuzcoano, que sabía que algo olía a podrido en Dinamarca, no pudo contar nunca con el brasileño –el central con veteranía pese a su juventud que llegaba por Diego Carlos, en paralelismo a la apuesta de Nianzou por Koundé–; es decir, jamás pudo tener a los tres zagueros disponibles. Cinco meses después, Sampaoli sigue sin Marcao, al que forzó más de una vez, como en Manchester antes del derbi, en su ignorancia de que el problema venía de largo, hasta el punto de que orilló a los canteranos Kike Salas y José Ángel, a los que Monchi dio salida en enero, en un exceso de confianza en Rekik y para atender la necesidad de minutos de ambos.
A Estambul, para una cita de alto voltaje puesto que en el Sücrü Saracoglu no regalan caramelos Sugus precisamente, irá el Sevilla con dos centrales específicos. Uno de ellos, Loïc Badé, acaba de salir de una lesión y el otro, Nianzou, dio el susto el domingo justo cuando reaparecía el hombre que parecía llamado a cohesionar una zaga que siempre, y hay que resaltar el adverbio, está cogida con alfileres.
Albricias, dos centrales en Estambul
Tanto es así que Sampaoli se dará con un canto en los dientes por poder contar ante el Fenerbahçe con dos centrales y no con solamente uno, que es lo habitual en los últimos meses. De hecho, la pauta en el Sevilla de esta temporada es que el entrenador casi nunca haya tenido disponibles a sus tres centrales específicos, en la época de Lopetegui, y los cuatro ya con Sampaoli. Es más, de los 35 partidos de competición, sin contar los de la Copa del Rey, que ha disputado el equipo nervionense hasta ahora apenas en cuatro ha tenido disponibles el entrenador del Sevilla a sus tres centrales. Cuatro partidos de 35, entre Liga, Champions y Europa League.
Lo normal es que solamente tuviera a su disposición, ya fuera por lesión, enfermedad o sanción, a uno de los tres o cuatro centrales. Tres con Lopetegui, es decir, Marcao, Nianzou y Rekik; y cuatro con Sampaoli, o sea, los tres mencionados más Loïc Badé, que fue el asidero de urgencia de Monchi fichado en enero para intentar paliar este mal endémico.
Nianzou, un fijo discontinuo
En la tabla que se anexa se puede comprobar la casuística al detalle de qué centrales estaban disponibles para cada partido, habiendo habido citas en que tanto el guipuzcoano como el argentino prefirieron o no tuvieron más remedio que optar por alternativas ante el estado de forma de sus centrales, por falta de confianza o por salir de lesiones. Lopetegui llegó a preferir a Kike Salas y José Ángel que a Nianzou y Rekik en Cornellá. Y Sampaoli tuvo que sentar a Nianzou tras su yerro en Gerona y tirar de lo que tenía a mano... Ora Alex Telles, ora Acuña, ora Joan Jordán, con sus daños colaterales en la estructura del equipo.
Hay un dato clarificador. En 11 partidos de esos 35, el técnico sevillista solamente ha tenido a disposición un central, y se ha dado el caso, como en Vigo, de que Sampaoli no tuviera ningún central de la primera plantilla del que tirar, más allá de los comodines Gudelj y Fernando, cuyo uso como defensa ha perjudicado el rendimiento de la medular, en un claro efecto dominó de ese mal endémico. Porque, al margen de los caprichos y los sistemas de Lopetegui o Sampaoli, lo obvio es que si falla la zaga, esa piedra angular, se cae el castillo.
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