El Sevilla condena la intimidación a Carolina Alés tras el partido ante el PSV
Sevilla FC
La consejera y su acompañante sufrieron el acoso de un grupo de aficionados que les gritó pidiendo la dimisión tras el partido ante el PSV
Carolina Alés aclara sus palabras en la Junta sobre su intención de vender y pide perdón
El Sevilla ha condenado pública y oficialmente el acoso y la intimidación que sufrió la consejera Carolina Alés tras el partido de Champions que el equipo de Diego Alonso perdió ante el PSV Eindhoven (2-3), una derrota que desató la indignación de gran parte del sevillismo, que abandonó el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán antes de finalizar el encuentro.
Pero en la calle, varios cientos de aficionados se agolparon en la puerta de salida de las oficinas para pedir la dimisión del consejo, tomándola algunos de ellos con la consejera representante de las acciones de la familia Alés, que salía junto a su acompañante. La situación se volvió desagradable y requirió incluso la intervención de agentes de seguridad privada contratada por el club. Las imágenes fueron captadas por las cámaras de El Chiringuito.
Por ello, el Sevilla ha condenado este jueves lo sucedido y "cualquier tipo de violencia" en una nota publicada en las redes sociales. "El Sevilla FC condena los ataques personales, agresiones verbales e insultos sufridos ayer por su consejera Carolina Alés tras el partido ante el PSV Eindhoven. El Sevilla FC entiende y acepta totalmente las críticas y el enfado de nuestros aficionados y socios, pero al mismo tiempo es firme en la condena de cualquier tipo de violencia", señala el club.
Carolina Alés, hija del ex presidente Roberto Alés, está señalada por parte del sevillismo tras la Junta General de Accionistas de 2018 en la que reconoció la intención de las familias Alés, Carrión y Guijarro de vender sus paquetes de acciones, un acuerdo de venta que entonces negociaban con los americanos (Sevillistas Unidos 2020), mientras el propio Castro lo negaba una y otra vez como presidente de la mesa. Incluso se encaró con accionistas preguntándoles por qué no las compraban ellos y apostillando un desafortunado "ah, que no tenéis dinero" tras el que después tuvo que pedir perdón.
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