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El Sevilla y el gol, romo en el campo y romo en el mercado

Sevilla FC

El equipo nervionense lleva años careciendo de la capacidad para la pegada de otros tiempos y la prioridad este enero tampoco iba encaminada a fichar lo más difícil, el gol

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Rafa Mir, señalado en Pamplona, cabizbajo tras un gol del Osasuna. / Jesús Diges / Efe

Al Sevilla le falta gol. Esta obviedad se hace más patente cuando, como en Pamplona, produce mucho más que el rival ofensivamente y se encuentra con el feo premio de la derrota, que es más acerada por producirse tras el desgaste anímico y físico de una prórroga. Ahora bien, la pregunta es si esa carencia de pegada, de la famosa contundencia que siempre ha reclamado Jorge Sampaoli, es una cuestión coyuntural o estructural, si es de esta plantilla o es consecuencia de una deriva que viene arrastrando el Sevilla en los últimos años.

Y la respuesta puede estar en la mente de cualquier aficionado sevillista, que identifica a su equipo de la última década, sin ir necesidad de ir mucho más lejos, con grandes goleadores como Ben Yedder, el mismo Sarabia, Bacca, o Gameiro. Los cuatro fueron traspasados por suculentas cifras, con importantes plusvalías.

Rayando la treintena de goles

Todos ellos superaron la veintena de goles alguna temporada, algo que desde el regreso de Monchi sólo logró En-Nesyri con sus 24 tantos en la 21-22, antes de su lesión. Bacca, Gameiro y Ben Yedder, además, rayaron la treintena alguna vez: el colombiano con 28 en la 14-15, antes de su traspaso al Milan; Gameiro, con 29 en la 15-16, previa a su pase al Atlético de Madrid; y su compatriota con 30 en su última campaña, la que lo catapultó al Mónaco, la misma en la que Sarabia marcó 23 antes de firmar por el PSG.

En cambio, el Sevilla de la segunda etapa de Monchi ha carecido de referencias tan imponentes en la parcela ofensiva. Por disintos factores, que van de las decisiones de mercado, donde lo más caro y más difícil de encontrar es el gol precisamente; hasta filosofía de juego, con ese fútbol control por el que abogó Julen Lopetegui en el que los resultados cortos fundamentados en la solidez de la estructura defensiva dio lugar a la convivencia con la escasez goleadora, de forma casi endémica.

Aquella irrupción de Ocampos

Aun así, en su primer año Ocampos irrumpió a lo grande en su desembarco en España, con 17 goles en 44 partidos oficiales: fue su techo en su trayectoria como profesional, una inesperada epifanía goleadora que palió la carencia en esa faceta de Luuk de Jong, quien marcó en su primer curso 10 goles solamente, aunque tres de ellos resultaron claves para la conquista de la Europa League. Precisamente la carestía goleadora de De Jong (9 goles en su segundo curso) y su importancia en la estructura del equipo para Lopetegui pudo estar en el origen del desencuentro con Monchi, que le dio salida al neerlandés aprovechando que En-Nesyri tuvo su epifanía goleadora en la campaña 21-22, con esos 24 goles que marcaron su techo coincidiendo con la oferta del West Ham que desoyó el futbolista y quizá hubiese atendido el club.

Rafa Mir, promesa a medio cumplir

Una vez que De Jong había caído en desgracia para gran parte de la afición por su tosquedad técnica y su parquedad goleadora, Monchi fichó a Rafa Mir, una apuesta que contenía muchos ingredientes esperanzadores tras su irrupción olímpica en los Juegos de Tokio: joven, en proyección, español... Pero el murciano sigue siendo una promesa por cumplir, pese a que en su primera temporada llegó a los 13 goles. En esta lleva 5 en 20 partidos, por los 6 de En-Nesyri en 22 encuentros. En Pamplona el murciano quedó señalado por las claras ocasiones que falló, y también evidenció que ese capricho de Sampaoli por ubicarlo en la izquierda, optando en esta ocasión por Ocampos para el 9, impide medir su eficacia en su puesto natural: su última aportación fue el gol clave ante el Getafe de cabeza.

En su primera temporada, Sampaoli tuvo como máximos goleadores a Ben Yedder (18), Sarabia (11) y Vietto (10). La tarea goleadora estaba muy repartida, en su idea de colectivización de tal responsabilidad –Iborra y Correa hicieron 8 y Jovetic, fichado en enero, 7–. Para este mercado no quedó fijado un goleador específico y sí atacantes con gol. Y a falta de días para el cierre no parece que vaya a cambiar mucho el plan. Mandan las leyes del mercado y este Sevilla tan precario en lo económico tiene pocos recursos para fichar lo más caro, el gol.

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