La contracrónica: Cazadores de osos frente a un búfalo
Sevilla - Borussia Dortmund
La épica llama al Sevilla en Dortmund, después de que Lopetegui ya advirtiera del poder ofensivo de un Borussia más joven, fuerte y técnico de lo que la euforia que despertó el sorteo dio a entender
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Refranes antiguos frente a lemas modernos. Del no vender la piel del oso antes de cazarlo al dicen que nunca se rinde. Uno es universal en el idioma castellano y el otro lo universalizó el Sevilla en su vasta y prolífica epopeya europea. Necesitará de lo mejor de su poemario épico el Sevilla en el legendario Wesfalenstadion, ahora llamado Signal Iduna Park porque poderoso caballero es Don Dinero, como cantara Quevedo.
El Sevilla se quedó sin quevedos ante un búfalo noruego de 20 años que tiene tanta velocidad gestual como fuerza en carrera. Y hasta Renania del Norte irá la tropa de Julen Lopetegui cuando marzo esté anunciando la primavera agarrado a un gol de De Jong, el héroe de Colonia, a 70 kilómetros de Dortmund.
Julen Lopetegui, habitual trovador de las virtudes de los rivales, sea un Getafe venido a menos o un Huesca con hambre de colista, sufrió el estigma de Pedro y el lobo. De tanto avisar de los peligros que se cernían sobre su equipo nadie lo creyó cuando llegó el oso de Westfalia. Muchos lanzaron las campanas al vuelo cuando el sorteo deparó el cruce del Sevilla con el Borussia Dortmund, que ya cayó eliminado en una fase de grupos de la Liga Europa cuando era más favorito. Aquel equipo de Lewandowski, Sahin, Hummels, Piszcezk y compañía terminó siendo campeón de la Bundesliga en aquella temporada, 2010-11. Medió la maldición sevillista de Jürgen Klopp, el técnico que dijo que el estadio que más temía era el Ramón Sánchez-Pizjuán.
Ahora no hay aficiones en los estadios, y bien que lo agradecerá el Sevilla de Lopetegui, que se librará de la caldera amarilla del Westfalenstadion. Su equipo echó ayer en falta el calor de la grada que tantas veces levantó resultados contrarios. El último en Champions, aquel 0-3 que terminó empatando el Sevilla de Berizzo con gol de Guido Pizarro a balón parado... al Liverpool de Klopp.
Ahora, con el 2-3, la espera será larga y hará crecer la esperanza de tumbar a este joven, técnico, fortísimo y moderno Dortmund. Aunque la épica puede rendirse a la evidencia de una diferencia entre ambos equipos que se fraguó desde el estudio del interino Edin Terzic al Sevilla de Lopetegui: ni una vez fueron a presionar a su defensa, lo esperaron en el bloque medio, donde los medios sevillistas evidenciaron su techo físico y técnico y sufrieron continuos robos para que Haaland y Jadon Sancho, adalides de ese juego combinativo raudo y vertical, convirtieran el césped de Nervión en un páramo donde sucumbió la lírica de Papu Gómez, Rakitic o Suso. Faltan 20 días para la cita definitiva.
No habrá público en la Sudtribune, el temido muro amarillo. Y el Sevilla de Lopetegui suele aprender de sus derrotas. Enfrente estará de nuevo el joven búfalo con pinta de oso noruego, esa fiera. Y dicen que nunca se rinde...
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