El Sevilla abre con descaro una segunda puerta hacia Europa (0-3)
Valladolid-Sevilla | La crónica
El lanzadísimo equipo de Mendilibar golea casi sin querer al agarrotado Valladolid, certifica la permanencia con cuatro jornadas por delante y se sitúa a un punto de la Conference League
Marcaron Rafa Mir, Papu y Tecatito, que volvió a jugar nueve meses después
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Así jugaron los futbolistas del Sevilla ante el Valladolid
Casi sin querer, el Sevilla goleó en Valladolid a un equipo que es un mayúsculo manojo de nervios y de repente, el lanzadísimo equipo de José Luis Mendilibar certifica con las matemáticas en la mano la salvación con cuatro jornadas aún por delante. Ese objetivo, el primordial por el que el competente entrenador vasco fue contratado, ya era virtual y sólo era cuestión de tiempo compulsarlo. El coriáceo bloque sevillista lo ha cerrado cuanto antes y además, abre una segunda puerta hacia la vuelta a las competiciones europeas, ya que el séptimo clasificado, el Girona, suma un solo punto más.
Las buenas dinámicas siempre impulsan, perder siempre perturba, y el 0-3 que el Sevilla se trae de Valladolid reporta también una ganancia indirecta, y moral, cara a lo que se juega el enardecido equipo de Mendilibar en el Ramón Sánchez-Pizjuán el próximo jueves, nada menos que su séptimo pase a una final de la Europa League.
De los muy probables titulares en la vuelta ante la glamurosa Juventus, sólo Badé y Rakitic salieron como titulares al regado prado del José Zorrilla. Y no pocos aficionados sevillistas vieron un riesgo innecesario, incluso, en que el defensa y el medio salieran a jugar ante un rival que se juega, literalmente, la vida en la máxima categoría.
Y la tensión vallisoletana se vio pronto, en cada lance, en cada disputa. El agarrotamiento propio del que se mueve en el mismo filo del precipicio. Todo lo contrario que un Sevilla de tintes muy circunstanciales que, eso sí, trató de seguir por la senda táctica que ha instaurado Mendilibar.
Ocurrió que no es lo mismo presionar con Lucas Ocampos o En-Nesyri arriba que hacerlo con Lamela, el Papu o Rafa Mir. Por detrás, tampoco Pape Gueye carburaba como otras veces y parecía que la mayor intensidad de los anfitriones iba a terminar decantando la balanza a su favor, como se temían antes del partido el Cádiz, el Getafe, el Espanyol o el Almería.
No obstante, el Valladolid de Pezzolano es puro temblor atrás. Los remiendos del preparador uruguayo no llevan a la ansiada solidez. Y el Sevilla, aun sin jugar con fluidez, se fue encontrando ocasiones sin remisión. Una falta de Rakitic que peina Rekik y desvía a córner Masip (11’), al momento un remate de cabeza desviado de Rafa Mir en ese saque de esquina cuando lo tenía todo a favor.
No fue la única que tuvo el desmañado delantero murcia en la primera parte. Ni la más clara. Después de rematar en posición muy forzada en el segundo palo un balón que salió rebotado en otro córner (23’), Mir tuvo otro testarazo franco en un buen centro de Montiel desde la derecha, en el que el central Javi Sánchez incomodó lo justo (27’). Y ya en el 44, Papu Gómez en su internada por la izquierda, en una contra, sirvió un caramelo a Rafa Mir, que malogró una volea con todo a favor para batir a Masip. Su golpeo blando y centrado fue fácil para el bajo y ágil portero.
El colegiado madrileño Ortiz Arias dio cuatro minutos de tiempo añadido, concedió un último saque de esquina al Valladolid y con el tiempo ya consumido en el rechace de un primer tiro pucelano desde el borde del área, el trencilla levantó el brazo y dio los tres pitidos justo cuando Escudero se disponía a enganchar un último zapatazo que no atajó Dmitrovic. La jugada fue meridiana, el gol llegó con el tiempo acabado, pero todo el Valladolid en el terreno de juego, y toda la grada reclamó sin razón alguna. Una anécdota sin más antes de que todos se fueran a descansar.
Tras el descanso, el Sevilla salió dispuesto a apretar más arriba y pronto encontró premio en una incursión por la siniestra que acabó con un balón a la banda contraria y el posterior centro fuerte, tenso, malintencionado, de Montiel al corazón del área pequeña para que Rafa Mir la empujara con el pecho a la red (51’).
El Valladolid pudo empatar en sendos tiros rasos y con cierta dificultad, de Javi Sánchez y de Kenedy, en los minutos 54 y 56, que esta vez atajó Dmitrovic con solvencia.
A la hora de juego, Pezzolano tete a Óscar Plano por Kike Pérez y a Iván Sánchez por Kenedy, un cambio éste que no sienta nada bien al Pucela. Esa banda izquierda perdió veneno, afortunadamente para el Sevilla.
A los 75 minutos, Pape Gueye es cazado abajo por Óscar Plano, que no fue amonestado, y debe entrar Fernando. También Acuña, poco antes, ingresó por Alex Telles y Gudelj por Rakitic. Los cambios sentaron muy bien al Sevilla, que marcó el 0-2 en una recuperación de Lamela en la banda derecha. Gudelj abrió a la incorporación hacia el área del Papu desde la izquierda y aunque el asistente levantó el banderín, la imagen del VAR era meridiana: el menudo atacante argentino, que había burlado con habilidad a Masip para chutar con rapidez antes de que le tapara, estaba habilitado por Iván Sánchez (79’).
Ahí el Valladolid claudicó, en las empinadas gradas del José Zorrilla sólo se escuchaban los jubilosos cánticos del grupo de sevillistas y, después de un tiro al poste de Escudero (91’), Tecatito se sumó a la fiesta en su esperado regreso. Centró con el exterior el Papu, prolongó de tacón Fernando y el mexicano quebró a su par antes de batir a Masip con la derecha.
Las dinámicas son las dinámicas. Y la del Sevilla de Mendilibar asombra por poderosa, por ganadora. Ha abierto una segunda puerta hacia Europa. Pero la primera ya la tiene ahí, el próximo jueves, en el partido europeo más hermoso concebido jamás por estos pagos.
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