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Y de repente, el pozo seco

Sevilla - Villarreal | Informe del rival

El genio de Cazorla, baja hoy en Nervión, y los goles de Gerard sostuvieron a un equipo que, con los contrapesos defensivos aún por ajustar, lleva seis jornadas varado

Javier Calleja, antes del Mallorca-Villarreal de la décima jornada. / Cati Cladera / Efe

Los equipos suelen distinguirse por un trazo, que los define a vuelapluma. Y el del Villarreal siempre ha sido su juego combinativo bajo un marcado equilibrio, el que le han procurado sus abundantes mediocampistas con buen pie. El paradigma de ese modelo fue aquel que jugaba 4-4-2, con cuatro interiores en la zona ancha, que tan buen resultado dio con Manuel Pellegrini al mando.

De aquel gran bloque –porque era todo un bloque– ha vuelto uno de sus más finos representantes, Santi Cazorla, para interpretar esa filosofía. Pero con matices: el equilibrio táctico, tan acusado en las temporadas en las que el Villarreal acabó visando su pasaporte, no termina de fraguar. La defensa concede demasiado y, si bien la notable producción ofensiva sacó a flote al submarino amarillo durante las diez primeras jornadas –era el equipo con más goles a favor, 24–, en el momento en que el pozo se ha secado en las posiciones más avanzadas, se ha bloqueado.

El equipo levantino se presenta en Sevilla inmerso en una preocupante racha de dos puntos sumados de los últimos 18: derrotas en sus tres últimas salidas a Éibar (2-1), Mallorca (3-1) y Valencia (2-1), más otra en casa ante el Celta (1-3), que sobrevino entre dos empates a cero, con Athletic y Atlético de Madrid. No obstante, ante los colchoneros, en la última jornada, los amarillos dieron síntomas de mejoría y pudieron ganar con una pizca más de fortuna.

Sin balón

La inconsistencia del equipo la pasada temporada en el corazón de su zaga –esta campaña, Funes Mori goza de mucho menos protagonismo– ha sido paliada con la llegada de un experto curtido en toda suerte de batallas, como es Raúl Albiol, más el buen acoplamiento de Pau Torres, el prometedor central del filial. Son muy complementarios. No obstante, deben estar muy pendientes de los flancos, la vía por donde suele abrirse alguna grieta en el casco del submarino. Mario Gaspar o Rubén Peña por la derecha, Quintillà o Alberto Moreno por la izquierda, han tenido problemas para cerrar sus esquinas. Tampoco suelen contar con una generosa ayuda por delante, pues Iborra y Zambo Anguissa son medios defensivos rígidos que sufren en posiciones abiertas y tienen querencia a los pasillos interiores.

Cazorla / Dani Rosell

Es probable que Calleja opte por reforzar el centro del campo en Nervión, como hizo ante el Atlético, y mantenga por delante de Quintillà a Moi Gómez, quien ayudará a Iborra, Zambo Anguissa y Cazorla o Trigueros, que no son jugadores de imprimir un alto ritmo, por edad o por aptitudes físicas. Cazorla no llega al partido por su esguince de tobillo, una mala noticia para el técnico amarillo, que lleva dos partidos ya sin su calidad en el eje.

Con balón

Los esquemas de Javi Calleja y Julen Lopetegui son parecidos: defensa de cuatro con laterales ofensivos, tres medios por dentro con uno de ellos más liberado para organizar –Banega en los blancos, Cazorla o Trigueros en los amarillos –; hasta Moi Gómez puede tener cierto paralelismo con Nolito y Samu Chukwueze con Lucas Ocampos en sus movimientos desde fuera hacia dentro. Las similitudes se paran en las zonas donde hacerse fuerte, más adelantadas en el caso de los anfitriones, y en la mayor intensidad de los sevillistas.

Lo mejor

Mantiene su gusto combinativo y Gerard Moreno, Samu y Toko Ekambi aprovechan el surtidor de Cazorla cuando está.

Lo peor

Sufre por los flancos y a balón parado. A sus medios les cuesta imprimir un alto ritmo.

Cazorla, un faro que el submarino echa de menos

Un esguince de tobillo lo sacó del equipo en los dos últimos partidos de Liga ante Valencia y Atlético de Madrid y el centrocampista asturiano, de esos jugadores venerados por las aficiones de cualquier estadio por su admirable trayectoria y su ejemplo de superación, seguirá fuera hoy en el Ramón Sánchez-Pizjuán, algo que le afecta al conjunto de Calleja. Como los buenos vinos, su fútbol ha ganado en poso, en profundidad, y aunque su cansino ritmo refleja sus 35 años recién cumplidos y las zancadillas que sufrió en forma de lesiones, su lectura de las situaciones y su perfecto dominio de los dos perfiles aún lo llevan a salvar las trampas de los mediocampistas contrarios para surtir de pases milimétricos a los jugadores más ofensivos. Fue junto a Gerard Moreno el gran causante de que el equipo despegara en las diez primeras jornadas. El Villarreal lo echará de menos en su visita a Nervión y también los buenos aficionados a un futbolista diferente.

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