Vender para crecer: de Rony Lopes a Diego Carlos
Sevilla FC
El Sevilla espera dar salida al extremo, por el que el Niza quiere apostar, y sopesará las grandes ofertas por el central para cimentar el nuevo proyecto
El Bayern Múnich, otro coloso europeo que quiere a Diego Carlos
El Niza se interesa por la situación de Rony Lopes
El mercado estival del presente ejercicio estará muy condicionado por la recesión económica provocada por el Covid-19. Eso es algo que ya se han encargado de advertir los distintos ejecutivos encargados del negocio del fútbol. De momento, recién acabada la Liga y estando aún otros campeonatos de peso en juego, como la Premier League y la Serie A, y pese a que la Bundesliga ya terminó a finales de junio, la ventana estival de transferencias no se abrirá hasta el 5 de agosto. Se ha trasladado con el retraso de las competiciones y estará abierta hasta el 5 de octubre.
Julio y agosto como meses de fichajes dan paso a agosto y septiembre. La nueva normalidad. Pero eso no quiere decir que ya no haya movimientos y en el Sevilla ya preparan dos que pueden ser claves para cimentar el nuevo proyecto: las salidas de Rony Lopes y Diego Carlos.
El club de Nervión no va a variar un ápice, en este nuevo contexto, de su modus operandi. La receta de vender para crecer sigue vigente, aunque ya prevé que los ingresos por traspasos no podrán alcanzar, ni de lejos, los de otras temporadas. Por ello, tampoco podrá realizar grandes desembolsos, como los que hizo el verano pasado con Monchi para realizar la revolución de la plantilla, con una media de 15 millones de euros por operación, en un mercado que tuvo muchísimos movimientos.
Los compromisos adquiridos por el Sevilla en enero, la adquisición mediante el pago del coste de su cláusula de En-Nesyri y el compromiso de comprar la ficha de Suso si el equipo se clasificaba para la Champions, incrementaron el costo en fichajes justo antes del parón con la aparición del coronavirus. Ambas operaciones se van a los 40 millones de euros, si bien el club los amortizará durante los largos contratos que han firmado ambos jugadores, de cinco años y medio.
Eso se une a que ya el verano pasado el Sevilla realizó una gran inversión. El presupuesto subió de los 200 millones, pero la recesión obligará a reajustarlo al caer los ingresos por derechos televisivos –sobre todo en los torneos europeos–, las taquillas, los patrocinios y al ser necesario también un esfuerzo económico como el que ha realizado el club para compensar a sus abonados por la imposibilidad de que éstos disfrutasen en el estadio de los seis últimos partidos de Liga, más el Sevilla-Roma el que tuviese el abono total.
Así, el consejo de administración del club se verá impelido a atender alguna de las grandes ofertas que se intuyen por uno de los futbolistas revelación de la Liga: Diego Carlos. El central brasileño, el segundo jugador con más participación tras Jesús Navas, recién elegido en el once ideal del campeonato español por la UEFA, es la pieza de mercado de más alta cotización de la actual plantilla.
Diversos medios de comunicación ya han desvelado el interés de grandes potentados como Liverpool, Real Madrid o Bayern Múnich, el último en unirse a la posible puja, según anunció Kicker la semana pasada. Su cláusula de rescisión es de 75 millones de euros y, pese a la recisión general, el poderío de los clubes interesados puede acercar su precio a ella.
Otro futbolista que debe salir, aunque no por la posibilidad de plusvalía sino por la necesidad de hacer hueco, es Rony Lopes. El Niza está vivamente interesado, pero esa operación apunta a alguna cesión con opción de compra a la baja o algún cambio de cromos. Al aficionado le gustaría que el Sevilla vendiera al extremo y se quedara con el central. Pero el mercado no atiende a las predilecciones de la hinchada. Y el Sevilla debe reforzar su plantilla, a la que Monchi ha ido recortando para descargarla de salarios hasta dejarla en 21 profesionales, compensando de paso la carga de los muchos cedidos. Para apuntalar un Sevilla de Champions, Monchi debe vender, para bien y para mal.
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