Sevilla-Valladolid: Expectación poliédrica en Nervión
Sevilla - Valladolid | La previa
El Sevilla alza el telón del Sánchez-Pizjuán tras un nuevo infortunio, la lesión de Tecatito, y con las aguas más calmadas por el fichaje de Nianzou, que debe esperar; Isco sí puede debutar como sevillista
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Se alza el telón en el Ramón Sánchez-Pizjuán en el reencuentro competitivo del Sevilla con su afición, después de una pretemporada llena de incertidumbre por las circunstancias del mercado. Esa inquietud ya quedó patente en el Trofeo Antonio Purta, cuando se escucharon los primeros pitos en Nervión. ¿Tiene esto lógica? Explicación sí que tiene, pues hay un sector amplio del sevillismo que no termina de comulgar con la continuidad del proyecto, que apenas ha variado salvo por algunos matices desde aquel partido frente al Cádiz. El Sevilla fichó a Isco al día siguiente, de forma oportuna para apagar el eco de aquellos pitos, y el fichaje de Nianzou tras la derrota en Pamplona también ha funcionado de extintor.
La expectación, por tanto, ha crecido en la última semana. Y es una expectación con varias caras, una curiosidad que se nutre de distintas incógnitas, como ver qué da de sí este Sevilla de Lopetegui en casa después del traspié en El Sadar, como colectivo y también en el plano individual, con el atractivo acicate de poder ver a Isco vestido de sevillista por primera vez.
También está el atractivo de si Marcao será incluido en su primera convocatoria como futbolista del Sevilla, algo poco probable porque ya advirtió el técnico sevillista que sólo ayer se ejercitó al cien por cien con el grupo. O qué puede ofrecer el joven Nianzou, un fichaje que ha refrescado el ambiente de impaciencia y de cierto hastío ante la tardanza del relevo de Koundé y la realidad de que Monchi no ha podido rejuvenecer o remodelar la plantilla todo lo necesario o lo que hubiese querido por las manidas circunstancias de un mercado en receso. Y todo eso con una mala nueva de otro infortunio, el de Tecatito Corona.
Esa es la expectación poliédrica que se vive antes de que la afición blanquirroja se reencuentre con el Sevilla de Lopetegui en su capítulo cuarto, después de todo lo que ocurrió la pasada temporada, entre lesiones continuas, problemas en la política de comunicación, ya corregidos afortunadamente, y, sobre todo, un debate que aún continúa abierto, el del juego del equipo. La promesa del primer partido de pretemporada en Suwon ante el Tottenham, todavía sin fichajes y con muchos canteranos, se ha ido diluyendo poco a poco. Y aquel Sevilla que recordó al del primer curso de Lopetegui, de presión alta, recuperación rápida del balón y juego en el campo contrario, volvió a dar paso a ese equipo plano que terminó la temporada pasada echando el pulmón por la boca y con las piernas exhaustas de un esfuerzo tan continuado con los efectivos mermados. Y además sin sus dos baluartes defensivos, Koundé y Diego Carlos ¿Se trata de la concepción del juego o del perfil de una plantilla con una media de edad alta y demasiados futbolistas de toque más que de fibra?
Todas esas incógnitas añaden picante a esa curiosidad con la que el sevillista de carné vuelve a sentarse en su asiento tres meses después de aquel cierre ante el Athletic solventado con un gol de Rafa Mir, que empezó el nuevo curso marcando y demostrando que, hoy por hoy, es el delantero centro del Sevilla. Que el cartagenero sea titular es una de las escasas certezas ante la visita de un Valladolid que llega herido por la dura derrota en su vuelta a Primera División ante el Villarreal, un partido en el que el equipo de Unai Emery demostró su gran pegada, pero en el que el equipo de Pacheta también demostró las virtudes que lo devolvieron a la Liga.
Un resultado engañoso que no hizo confiarse a Lopetegui, obviamente, aunque entre tanto ajetreo, los fichajes, la lesión de Tecatito, lo que queda de planificación, el refrescante aterrizaje del jovencísimo Nianzou, el guipuzcoano casi ni tuvo tiempo para su habitual análisis elogioso del rival. Es hora de mirarse a sí mismo, de recuperar la mejor versión, de despejar dudas e incógnitas. De responder a esa expectación con tantas caras del nuevo Sevilla.
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