Pablo Machín, bajo el reloj de arena
Sevilla-Slavia | La crisis continúa
El Sevilla, todo ansiedad, falla de nuevo atrás y tiene infortunio y desacierto arriba en cascada, además de dos nuevas lesiones y poca ayuda de los líneas
A Pablo Machín se lo come el reloj de arena de la racha negativa. Y no se sabe bien cuándo le dará la vuelta al reloj el propio Machín... o Joaquín Caparrós ¿Será este domingo? Porque la racha negativa, con la ansiedad dándole la mano al infortunio para mudarse a Nervión, continúa. Con mejor o peor juego, creando muchas ocasiones, con corazón, con empuje... Pero sin ganar. Ya ni siquiera gana en Europa, ni jugando en casa, donde hasta ahora mostraba una hoja de servicio inmaculada, con siete triunfos en sus siete comparecencias esta temporada en Nervión.
En otro momento de la temporada, en otro contexto, el Sevilla debería haber salido claramente ganador de su primer envite con el Slavia de Praga. Los checos pusieron problemas y, en la primera parte, demostraron que hay un problema en el ajuste entre el mediocampo y la defensa. La mala suerte se subió al carro eslavo y los dos goles encajados estuvieron condicionados por una mezcla de fallos defensivos, los de Wöber claramente, y los rebotes. El hombro de Kral puso la firma a ese feo cuadro de la alineación de astros en contra de Machín, porque incluso, sin querer, propició la inútil estirada y la lesión de Vaclik, golpeado por Traore.
De nuevo dos lesionados, porque Wöber también se retiró de forma forzada, castigando su mal partido. De nuevo dos cambios obligados, como lamentó Machín. De nuevo dos goles en contra en escasas llegadas del rival. Y de nuevo multitud de ocasiones desperdiciadas, por ese aturullamiento unas veces y por pura mala suerte otras veces.
La ansiedad y el infortunio se unieron en ese poquito que le faltó al Sevilla para marcar, en multitud de ocasiones. En el minuto 36 Marko Rog tuvo el 3-1 a pase de Ben Yedder. En el 52’ marcó Munir y fue fuera de juego por poco. En el 54’ voleó Sarabia y se encontró al meta Kolar...
Siempre había algo de ansiedad, desacierto o infortunio: en la volea precipitada de Munir con Kolar fuera del área (56’); en el disparo junto al palo de Munir tras una pared con Rog (67’); en el cabezazo solo de Munir a centro de Ben Yedder (70’); en la ocasión de Ben Yedder, tras globito de Munir, que saca con el pie Kolar (77’); en el fallo del línea al ver offside de Ben Yedder (79’); en ese remate desviado al primer palo de Munir (85’); en la volea de Sarabia desde la frontal estando solo (87’)... Todas esas ocasiones fueron como granitos de arena. Y Pablo Machín está en la bombilla inferior del reloj, cada vez más hundido.
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