Ni fútbol ni acierto ni tampoco suerte (2-2)
Sevilla-Slavia de Praga | Europa League
El Sevilla tendrá que jugarse la eliminatoria en Praga al no aprovechar la doble ventaja que tuvo ante el Slavia
Los sevillistas encajaron dos goles de rebote y no sacaron rédito de sus numerosas llegadas claras
Resultado inquietante para el Sevilla en su idilio con esa Liga Europa en la que luce hasta cinco títulos en su palmarés. El cuadro de Pablo Machín se verá obligado a un triunfo en su visita a Praga dentro de siete días después de no haber sabido sacarle el rédito al que se hizo acreedor en su comparecencia ante los suyos. Cierto que valen los empates a más de dos goles, pero la cosa se le ha puesto muy empinada a los blancos después de una cita en la que no tuvieron un fútbol brillante, pero sí le pusieron el ahínco suficiente como para haber acabado con una victoria, pero la fortuna, ese elemento tan indispensable en todos los juegos, también en el balompié, tampoco acompaña en estos momentos a la escuadra radicada en Nervión.
Porque cualquiera que viera el litigio del Ramón Sánchez-Pizjuán entre los sevillanos y ese Slavia que lidera la máxima categoría del fútbol checo debe estar preguntándose aún que cómo fue posible que todo concluyera en tablas y no con un resultado favorable a los anfitriones. Muy sencillo, este deporte no responde a los méritos contraídos y sí a meter una pelotita entre los tres palos del adversario y, en ese sentido, todo se finiquitó con un dos a dos.
Pero es increíble que ése fuera el tanteo final a la vista del desarrollo de los acontecimientos. Para empezar, conviene decir que los checos, bastante valientes en su concepción futbolística, cierto es, contabilizaron sus dos tantos en sendos rebotes. En el primero un disparo de Stoch cambia de dirección tras tocar en Rog y se le pone imposible a Vaclik; en el segundo, el autor, Kral, mira para el lado contrario buscando la pelota, pensando que la ha golpeado horrible con el hombro, y resulta que es todo lo contrario, que ha cogido una parábola imposible para su guardameta.
Son las circunstancias que difícilmente se suelen dar en estos niveles, pero que se producen, vaya si se producen, y en esta ocasión conducen a que los nervionenses tengan que jugarse el todo por el todo en el moderno estadio del Slavia dentro de una semana. Pero tampoco sería justo centrar todo el análisis en esos dos golpes puntuales, también el Sevilla se buscó el castigo con sus propios errores, con esa contumacia en mandar al limbo opciones clarísimas para haber inclinado la balanza a su favor.
Porque ni siquiera le sirvió a la tropa de Machín un hecho también escasamente habitual para dominar las situaciones que se dan en estos duelos europeos. A los 24 segundos, sí a los 24 segundos, ya estaba por delante en el marcador. Una presión de Ben Yedder al medio centro que se había incrustado en la defensa, un robo de Banega a Kral y el pase del argentino para el francés. El máximo realizador sevillista no fallaba en su remate y uno a cero cuando ni siquiera se había alcanzado el minuto inicial.
Mejor no se le podían poner las cosas a los nervionenses para haber sido un equipo con jerarquía y haber controlado las emociones y las exigencias de un día así. Machín había apostado de nuevo por cuatro zagueros, algo para lo que considera indispensable colocar en los costados a dos de sus centrales en otras citas, concretamente a Mercado y Wöber, metía a Jesús Navas, Banega y Rog en el centro del campo, con Sarabia como un verso libre en apoyo de una pareja de delanteros compuesta por Ben Yedder y Munir. Como sucediera el día del Barcelona, era un dibujo un tanto asimétrico, pues la banda izquierda tenía como único ocupante a Wöber, aunque éste recibiera el apoyo de Munir ya pasado el centro del campo mientras que en la derecha sí se producía una mayor acumulación de piezas.
Con semejante mecano, que provocaba el desconcierto del Slavia y la recepción de balones en las cercanías del área con algunas piezas libres por ahí, también el desorden era absoluto en la zona de atrás, sobre todo porque Wöber recibió un rodillazo de Kral en una jugada en el arranque del juego y se pasó todo el primer tiempo en el limbo, con sensaciones de mareo que hacían que el austriaco casi no se enterara de la situación, aunque le reiteraba a su entrenador que se encontraba en condiciones.
Por ahí, por esa zona izquierda, comenzó a sufrir el Sevilla en el primer arreón de los checos. Y un mal despeje del propio Wöber acabó con el esférico en los pies de Stoch en el borde del área. Éste disparó y la pelota se envenenó tras tocar en Rog. El Slavia había empatado sin necesidad de poner mucho de su parte, pero ni siquiera ahí se llegó a descomponer un Sevilla que tardaría muy poco en volverse a adelantar.
Lo hizo, además, oh milagro, en una jugada de estrategia en un córner lanzado por Banega. Resulta, además, que fue el segundo aviso, dado que Ben Yedder ya había rematado otro similar con uno a cero. En el segundo, Munir sí empaló bien el balón para volver a colocar a los suyos por delante. En definitiva, nueva ventaja para posibilitar que la situación fuera más controlada en el futuro, sobre todo porque Rog ya tuvo la primera clara para incrementar las diferencias y no acertó con su disparo.
Parecía que el Sevilla ya había inclinado el juego a su favor, pero este equipo es tan tremendamente frágil que necesita hacer muchas cosas bien para terminar como ganador. Wöber, quién sabe si por el mareo, por su propia fragilidad física o sencillamente por su desacierto, no llegó a despejar un córner que parecía fácil para hacerlo y la pelota golpeó en el hombro de Kral para colocar de nuevo las tablas.
Estaba claro que los checos llegaban como triunfadores al descanso y encima hasta se había lesionado Vaclik en esa acción del empate. Machín sacó definitivamente a Wöber para volver a cambiar a una defensa con tres centrales, con Sarabia ocupándose de la banda izquierda, y la verdad es que el Sevilla, dentro de su inseguridad, fue infinitamente mejor en el segundo periodo.
Las opciones para marcar fueron numerosas. Voleón de Sarabia a pase de Jesús Navas, una de Munir en un pase atrás de Sarabia, otra de Munir en combinación con Rog, un cabezazo alto del hispano-marroquí con toda la portería para él, una que salvó Kolar a Ben Yedder también en solitario y una última de Sarabia... Muchas llegadas claras, a las que habría que sumar un fuera de juego inexistente de Ben Yedder que acabó con la pelota en la red, aunque el árbitro ya había pitado y como aquí no hay VAR pues todo quedaba invalidado.
Mas el fútbol no entiende de llegadas y de merecimientos, el resultado fue dos a dos y el Sevilla hasta fue despedido con silbidos. En Praga no le regalarán rosas precisamente dentro de siete días y deberá sufrir de lo lindo si quiere estar en los cuartos de final de su competición fetiche. Cosas que se suman unas a otras y que empiezan por no haber hecho bien el trabajo cuando se debe pensar en los despachos.
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