La exhibición de un equipazo de fútbol (2-0)

Sevilla-Roma | Minuto a minuto

El Sevilla se come a la Roma desde el primer minuto hasta el último y estará en los cuartos de final de su Europa League

Los sevillistas no sólo estaban más en forma, también tenían infinitamente más juego

Los jugadores del Sevilla celebran uno de los goles.
Los jugadores del Sevilla celebran uno de los goles. / Friedemann Vogel

Sevilla/El Sevilla estará en los cuartos de final de su competición, de esa Liga Europa que se ha entretenido en ganarla nada más y nada menos que en cinco ocasiones. Y eso, siendo el dato objetivo más trascendente, ni siquiera fue lo más llamativo en el cuidado césped del MSV Arena de Duisburgo. Lo mejor fue la exhibición de un verdadero equipazo de fútbol, de una escuadra que llegó a minimizar a la Roma hasta convertirla casi en un grupo de juveniles que se había ido de excursión hasta Alemania para festejar que había acabado la Serie A como el mejor equipo de aquel campeonato.

El problema de la Roma estuvo en que enfrente no estaba la Juventus, el Inter y el resto de los rivales que ha tenido en la recta final de su torneo, estaba el Sevilla Fútbol Club, un grupo de futbolistas que defiende a una entidad que les inculca un hambre desmedida cada vez que saltan a un campo con la escarapela de esta Liga Europa. Y la muchachada de Lopetegui, sin necesidad siquiera de hacer más cambio que el de Munir por Suso antes de que llegaran los minutos de añadido, evidenció una superioridad aplastante.

Tanto fue así que lo extraño fue que aquello no acabara en una goleada de escándalo, porque los sevillistas no sólo fueron mejores desde el primer minuto hasta el último, sino que al grito continuo de su entrenador desde la banda presionaron hasta la última jugada para atosigar la salida desde Pau López y acumularon méritos de sobra para haber añadido algún gol más a su casillero.

No en vano, remataron dos veces al larguero, una en un cabezazo de Koundé y otra en una falta sacada de manera casi perfecta por el muñidor de todo, por un Banega que sigue escanciando las esencias de un futbolista extraordinario en este epílogo antes de su despedida final camino de los dineros de Arabia Saudita. El medio centro argentino se apoderó del balón y lo distribuyó siempre con acierto ante la impotencia de una Roma que jamás llegaba a tiempo de hostigarlo.

Suyo fue el cambio de juego, con la izquierda, que sirvió para provocar la superioridad en el otro costado y para que Reguilón realizara un control orientado extraordinario con el pecho antes de anotar el uno a cero en el electrónico del MSV Arena. Pero Banega, el mismo que hace mal en una discoteca de Valencia, no se quedó sólo en eso, cumplió con su trabajo rayando a la perfección para conducir a los suyos a una sensación de poderío increíble.

Porque si alguien tenía alguna duda sobre el estado de forma de los dos equipos antes de arrancar, una cosa lógica por otra parte, los sevillistas se iban a encargar de resolverla con inmediatez. Lopetegui había metido en su alineación a Suso y En-Nesyri, sus dos refuerzos de invierno, como piezas más novedosas, pues mantener a Bono en la portería era un acto de justicia y en ese sentido el entrenador vasco se ha ganado el respeto de los suyos precisamente por eso, por darle a cada futbolista lo que se merece en cada momento.

Con semejante disposición, el Sevilla partía con una marcha más que la Roma, por mucho que ésta haya estado disputando la Serie A hasta el pasado sábado. Los futbolistas que vestían de blanco llegaban siempre antes que los 'giallorosso' a cada pelota y nada más que la recuperaban la tocaban con celeridad para hacer imposible cualquier intento de presión por parte de la escuadra de Paulo Fonseca.

El antídoto ideado por Lopetegui contra los tres centrales no difirió mucho de su línea habitual, pues Suso y Ocampos acompañaban a En-Nesyri arriba por los costados para después ir acumulando piezas por media y esperar las llegadas profundas de los dos laterales, decisivas en esta ocasión por la vía de Reguilón. El Sevilla, eso sí, tenía orden de presionar a los tres hombres de atrás cada vez que trataban de sacar la pelota casi con un marcaje individual y eso llegó a desesperar a una Roma que no sabía cómo sacarse a esas pulgas de encima.

Pero no sólo eso, cuando los italianos, el quinto de la Serie A no se olvide, buscaban a Dzeko como vía de respiro ahí estaban tanto Koundé como Diego Carlos para aburrir al gigante bosnio. Prácticamente ni una sola pelota les ganó y cuando lo hizo acudían Fernando y Joan Jordán con presteza para barrer el esférico o encargarse de tapar los tiros.

A los 7 minutos, Pau López le hacía una buena parada a Ocampos; a los 12, Koundé cabeceaba al larguero en una ocasión clarísima; a los 20 otro testarazo de En-Nesyri cuando se la pedía Ocampos… El gol era cuestión de tiempo y llegó en el minuto 22 con una excelente acción individual de Reguilón previo cambio de juego no menos espectacular de Banega.

El Sevilla era una máquina y lo siguió siendo hasta el final, hasta el punto de que ya lo tenía todo resuelto en el intermedio tras el nuevo tanto de En-Nesyri. El cuarto de la Liga se comió al quinto de la Serie A y no sólo eso, también presentó sus credenciales para algo grande. Fútbol es fútbol y una derrota llega en el día menos pensado, pero este Sevilla Fútbol Club de Lopetegui, Monchi y todos los futbolistas que lo integran es un verdadero equipazo, con mayúsculas EQUIPAZO si lo prefieren.

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