La pasión por encima de todo
Sevilla-Real Madrid | La previa
El Sevilla recibe al Real Madrid en una cita que es un espectáculo ‘per se’.
Las opciones de los de Machín pasan por mucho más que alinear a uno o dos puntas
En plena locura por tratar de hacer del fútbol una ciencia empírica que acaba haciendo pensar a los entrenadores si lo que escuchan desde el entorno es o no la fórmula infalible para ganar los partidos y, encima, jugando bien y como le gusta a la gente, el Real Madrid pasa por Sevilla para ponerle al proyecto de Caparrós y Machín un control por sorpresa que cuenta para la evaluación y para la nota final.
Cuando todavía no sólo no se han apagado los ecos de si Pablo Machín debe alinear a dos delanteros o no, el runrún sube en decibelios con el debate sobre si el Sevilla debe mantener a Ben Yedder y Andre Silva juntos en el once inicial.
Y, sobre el papel, no es malo que eso ocurra. Es señal de que el sevillismo está vivo, de que devora fútbol las veinticuatro horas del día y que exige que su equipo se acerque un poquito más a la excelencia. En eso estamos de acuerdo. Pero todo eso le quita de alguna manera la esencia al fútbol. Caemos en ese error cuando pensamos –y ningún argumento nos hace bajarnos del burro– que el Sevilla goleó en el Ciutat de Valencia porque el entrenador soriano decidió hacer esa variante en su esquema inicial. Perdemos la perspectiva cuando queremos convertir el fútbol en una especie de rama pedagógica con materias optativas de matemáticas puras, olvidando que si hoy se volviera a jugar ese mismo Levante-Sevilla, con la misma disposición táctica por parte de los dos equipos y con los mismos 22 futbolistas sobre el campo e incluso con las mismas condiciones climatológicas, con total seguridad no volvería a darse el mismo resultado y partirían desde cero los porcentajes de posibilidades de que se llevara los puntos uno u otro equipo o de que empataran.
Querer buscar siempre una relación causa-efecto a nivel táctico en el fútbol, sea uno un simple aficionado o un profesional de un cuerpo técnico (ahí sí estaría algo más justificado), lleva a un estado constante de insatisfacción cuando se trata de un juego, como así seguimos llamado al fútbol por mucha presión económica que gire a su alrededor.
La pasión que todavía genera (o debería generar) un partido de los condicionantes de este Sevilla-Real Madrid lo convierte en un espectáculo sin igual en el que el equipo Machín va a ser un actor muy activo. La victoria sobre el Levante alivia tensiones y el paseíllo de los futbolistas de este club desde el túnel de vestuarios al círculo central es un momento sagrado para el sevillismo.
Sergio Ramos, Mariano y hasta Dani Ceballos, cada uno por unas razones distintas a las de los otros dos, van a ser protagonistas de esta mezcla entre pasión y locura que es el fútbol y la forma en la que la grada interactúa con los actores del espectáculo como parte del mismo que también es. Por eso los resultados, ni las reacciones de la masa, no se pueden medir. Evidentemente, se verá un Sevilla-Real Madrid distinto sin Cristiano Ronaldo (también otro sin Isco) que los que se jugaron con el portugués y neutralizar o aprovechar esas variaciones será la función de Machín y los suyos.
Pongo la mano en el fuego por que rellenar los huecos que los lesionados han dejado en el sistema defensivo ocupa más horas en la cabeza de Machín que la duda entre las tres posibilidades de alinear a Ben Yedder, a Andre Silva o a los dos juntos.
Lo que nadie podrá negar es que un triunfo sobre un rival como el Real Madrid le daría al soriano un fuerte soplo de libertad para hacer lo que le venga en gana con su esquema de tres centrales y uno o dos delanteros.
El joven técnico sevillista ya tuvo la ocasión de medir sus fuerzas con el Barcelona en la inusual Supercopa de Tánger, por lo que tiene otra oportunidad para ganarse el crédito con un golpe seco en el pecho de un grande como el que ahora dirige Julen Lopetegui.
Un Sevilla-Real Madrid es un espectáculo per se de difícil comparación con otros duelos en España. Hay que haber nacido en Sevilla para entenderlo... y para disfrutarlo desde la óptica de este lado. Y si cada temporada lo que se pide desde aquí es que el arbitraje no desluzca el espectáculo, en esta ocasión, visto los precedentes, también habrá que rezar para que el VAR esté igual de fino y certero. Vamos a ello.
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