Un intercambio de imperfecciones
El partido del Sevilla | Análisis
El Sevilla supo mejorar más cosas que su rival tras un inicio y una primera mitad impropios de un fútbol profesional en materia defensiva
La presión adelantada fue más eficaz que otros días
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El fútbol te devuelve todo lo que le das y te quita lo que tratas de birlarle. No es ninguna casualidad, ni obedece a ningún plan previsto que se diferencie del de otros partidos, la locura que se instaló en el marcador –y también en el juego– entre dos equipos que parecían estar en una carrera de hacer las cosas mal.
Con un balance defensivo paupérrimo, con errores propios de futbolistas en formación, los dos equipos entraron en una espiral de despropósitos que convirtieron el inicio del partido, y en general toda la primera mitad, en un correcalles de patio de colegio. Con la situación descontrolada en ambas zonas de tres cuartos, al Sevilla le hubiera bastado con poner un poco de orden y de hacer alguna cobertura a ese paso adelante de Fernando en la presión que descompuso a una Real extrañamente poco intensa en los duelos, para haber manejado mejor un arranque que se podrá llamar trepidante, vertiginoso... pero que escondía un verdadero intercambio de imperfecciones entre dos equipos que hasta perdían el dibujo táctico y que entraban en descomposición con las transiciones del contrario.
Afortunadamente para el Sevilla, la situación se detuvo algo y mejoró en control, sobre todo en la segunda mitad, aunque permaneció hasta el final con muchos cabos sueltos en un sistema defensivo que lleva tiempo dando muestras de descoordinación.
Aparte de eso, el Sevilla hizo cosas bien, claro que sí. Sobre todo en ataque, donde encontró a un Suso excelso y a un En-Nesyri de dulce, aunque falló un mano a mano equiparable casi a la de Budapest ante el Bayern Múnich.
Defensa
El Sevilla basó su triunfo en el inicio defensivo. Lo mejor fue la intensidad con la que se empleó en la presión a la salida del balón del rival, siendo el paso adelante de Fernando el punto que generó la superioridad numérica clave, igual que el brasileño ya había ejercido en varios partidos la temporada pasada (en Vigo, en Getafe...), aunque entonces lo hacía con Gudelj generalmente cubriéndole las espaldas ya fuera desde esa posición híbrida de tercer central a caballo entre la salida lavolpiana o su punto opuesto.
Eso sí, los repliegues fueron calamitosos, apareciendo espacios que aprovechó el rival y provocando errores forzados como el de Diego Carlos, que no lo fue tanto, aunque sí lo obligó a lo que menos le gusta a un central, correr hacia atrás. Y no fue una vez aislada, sino que se repitió durante casi los 90 minutos y pico.
Y como ante el Valladolid, cediendo córners hasta el final.
Ataque
Suso le dio mucho desahogo a un equipo que pudo hacer cosas que hacía tiempo que no se le veían. La circulación de la segunda mitad hacía que los rivales llegaran siempre tarde y que Lopetegui se planteara no hacer cambios. ¿Para qué los iba a hacer?
Virtudes
Sobreponerse, burlar la ansiedad.
Talón de Aquiles
Desde que Lopetegui llegó, la defensa de la estrategia ha sido un calvario. Primero en zona pura, ahora mixta pero con predominio de jugadores en zona y siguen apareciendo rivales solos. Isak remató hasta dos en el segundo palo nadie que lo incomodara.
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