Un café rápido y a por otra final
Sevilla-Osasuna
El Sevilla, sin poder detenerse en lamentaciones tras el golpe de Jaime Latre en Son Moix, recibe a un Osasuna desconocido
El martes hay muchísimo en juego (el futuro en la Champions) ante el Lille
Cuando el sevillista aún no ha hallado –ni las encontrará– las razones en las que Jaime Latre se apoyó tras ver las imágenes de VAR para pitar manos de Fernando en el gol de Ocampos al Mallorca, ya tiene encima la tropa de Julen Lopetegui un nuevo compromiso, ante un equipo además enormemente competitivo como es el Osasuna. Y cuando acabe la cita de hoy, ocurra lo que ocurra, no habrá más tiempo que para un análisis exprés de lo ocurrido y un café rápido antes de prepararse para coger los cuernos de otro toro, el Lille francés, un duelo en el que (en este sí que sí) los nervionenses se juegan su futuro y puede que Castro la próxima Junta de Accionistas, pues está la sociedad subida en un tren en el que el descalabro o el aprobado económico llega a tener demasiada dependencia de que la bolita entre en Champions o no.
Pero bueno, eso será otra historia. La visita –a cara de perro– del Lille tiene fijada para el martes la fecha desde hace tiempo y de la próxima Junta eso sí que no se sabe ni cuándo ni cómo será.
Ya centrados en lo de hoy, y tratando de entender un fútbol que ya no es ni mucho menos lo que era, el equipo sevillista se encuentra con un hueso duro que va a calibrar la profundidad de una plantilla que está por ver si puede aguantar ahí arriba en la tabla de la Liga con los grandes y luchando en Europa al nivel que se le espera o se le exige. Para empezar, siguiendo con lo de que en el fútbol ya nada es igual a lo de hace media hora, quién se iba a imaginar que un Sevilla-Osasuna, así, en ese orden, iba a ser la batalla entre uno de los mejores equipos en casa y el mejor visitante. No hace mucho que eso podía aplicarse al revés, a un Osasuna-Sevilla, pues tradicionalmente la fortaleza del equipo navarro siempre fue que para ganar en El Sadar había que ir bien armado para la guerra y el equipo sevillista era un flan de vainilla lejos del Sánchez-Pizjuán, donde el sevillismo estaba amparado a que sonara la flauta.
4 victorias y 1 empate
La afición comparecerá con ganas tras la fiesta ante el Levante, pero esta vez no visita Nervión el rival más goleado de la Liga sino un duro y sólido enemigo
Rachas que colisionan
El Osasuna es el mejor equipo fuera de casa junto al Madrid y el Sevilla es de los más seguros como local
Ahora, la flauta suena, y muy bien pese a que se empeñen en rizar el rizo. Sin haberle dado una patada a un balón desde la última postilla que se les curó en la rodilla de niños, muchos lo disfrazan de exigencia (se han aprendido bien la palabra) cuando de lo que se trata es de soberbia, altivez y de querer hacer ver que saben de todo más que el resto de sus semejantes. También es verdad que de algo hay que hablar en la cotidianidad del día a día y que el funcionario, el agente de seguros, el autónomo... necesita evadirse con algo y no es nuevo que el fútbol sea la mejor vía de escape.
El caso es que si no es por Jaime Latre el Sevilla recibiría hoy al Osasuna a un punto del líder sin que éste sea Real Madrid, Barcelona ni Atlético. Así y todo, el equipo de Lopetegui lucha en inmejorable posición con todas las dificultades que se le presentan. La fortaleza en casa es un aval y la última imagen ofrecida ante el Levante –no esperen lo mismo hoy porque no llega el equipo más goleado de la Liga otra vez– es un aliciente para que la afición llegue predispuesta a pasar una buena tarde en el Sánchez-Pizjuán.
De altas y de bajas es tontería hablar porque es imposible entrar en la hermética urna del primer equipo. Bienvenido sea el secretismo si sirve para ganar más que perder. De esto se trata en esta maravilla de invento de los ingleses.
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