La pelota, en el tejado de Lopetegui

Sevilla FC

La clarísima apología de Monchi en pro de la continuidad del guipuzcoano dibuja una reunión con las cartas boca arriba para para consensuar la mejora de "la temporada más difícil" en un contexto muy especial

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Foto en el vestuario del Wanda, con Lopetegui en el centro, subida a Twitter por Ocampos. / Twitter

El logro histórico del Sevilla con la concatenación de la tercera clasificación para la Champions por la vía de la Liga aún puede tener la guinda de un tercer puesto que en la mejor época del club sólo consiguió dos veces. Si gana el domingo al Athletic y no lo hace el Atlético en su visita a una Real Sociedad que aún podría aspirar al quinto puesto, lo habrá logrado. Incluso si el Atlético pierde, le bastaría con un empate... ¿Cómo se explica que en este contexto Monchi tenga que salir, de nuevo, a defender la continuidad de Julen Lopetegui? Pues en ese laberinto anda la cúpula técnica y ejecutiva del club. Como en una partida de cartas, cada uno juega sus bazas y la de Monchi ayer fue ganadora, con la vira en la mesa y un arrastre al que debe responder Lopetegui. El guipuzcoano, tras la clarísima apología del isleño sobre su continuidad y el manteo que le dieron los jugadores en el Wanda, tiene ahora la pelota en su tejado.

Monchi es listo, lleva en esto de la gestión deportiva y las relaciones con la prensa mucho más que Lopetegui. Y en la diatriba del director deportivo contra la prensa de Madrid, que tuvo ayer un nuevo capítulo al replicar a Manolo Lama que no dejara "en el aire que que se habla bien de Monchi porque es amigo de los periodistas de Sevilla", hay mucho también de mensaje cifrado, de carga de profundidad. "No es cierto que en Sevilla se le dan los títulos a Monchi y los fracasos al entrenador", dijo éste en la Cope de Sevilla.

El máximo responsable técnico sevillista defendió la gestión de Lopetegui en "la temporada más difícil como director deportivo en 20 años". Y en esa dificultad también tiene su parte alícuota de responsabilidad el técnico de Asteasu, que tiene más de una amistad en la prensa capitalina, frente a la incomodidad que muestra ante el periodismo hispalense. No todo es el runrún del Sánchez-Pizjuán ni la incomprensible exigencia del sevillismo. El desgaste interno es muy grande y es uno de los asuntos que deben tocar en su próxima reunión Monchi y Lopetegui. Una charla cara a cara en la que deben poner todas las cartas boca arriba, una vez terminada la partida de la Liga. No antes, por mucho runrún que haya aquí o en Madrid.

Porque lo que dejó claro Monchi es que el Sevilla 22-23 será con Lopetegui... si éste quiere seguir en esta situación de defensa continua de un entrenador que ha hecho historia. "Yo no tengo que decirle nada a Lopetegui porque sabe que tiene contrato y lo que pienso de él. Yo habré hablado en los últimos dos meses quince veces, el presidente, diez, el vicepresidente, tres o cuatro, y siempre hemos dicho lo mismo, que no hay otro camino que no sea seguir con el proyecto de Lopetegui. No tenemos que decirlo todos los días". Pero lo siguen diciendo día sí, día no, ante la presión de la prensa como reflejo de una afición que no exige pelear la Liga, sino ver algo más cada vez que acude a Nervión, se pone ante el televisor o viaja con el equipo.

Pero, ¿y si es Lopetegui el que se quiere ir, porque ya no se siente cómodo en un contexto de continuo cuestionamiento de sus planteamientos, de su filosofía? "En-Nesyri si paga su cláusula mañana se va, y el entrenador, también". ¿Y cuánto es esa cláusula? "No me acuerdo ahora mismo, no me acuerdo". El director deportivo pisa sobre seguro, porque sabe que es quien tiene el favor mayoritario de la afición. Pero a ésta también le dirigió un mensaje sobre la figura de Lopetegui. "La afición no tiene que decidir, si la afición tuviera que decidir… Yo a la afición la respeto, pero ojo cuando decimos la afición, no sé si estamos hablando de una parte mayoritaria o minoritaria. Conozco a un montón de sevillistas que me dicen, ‘¿dónde vas?, no vas a encontrar otro entrenador mejor". Nueva defensa.

Pero todo pasa por esa reunión en la que se sentarán a analizar muchísimas cosas. "Todavía no nos hemos sentado con Julen y su gente para ver cómo va a ser todo. Vaticino que va a ser un verano muy estratégico, con mucha paciencia y sin precipitarnos en la toma de decisiones", dijo, en lo que puede ser un aviso al técnico sobre que el Sevilla tiene que poner bridas a los excesos económicos.

Claro que hay mucho que hablar. Las razones profundas de tantas bajas, del bajón físico de una plantilla que, ciertamente, ha estado asaeteada por los positivos en Covid y por lesiones en piezas clave, la tensión latente en la ciudad deportiva por ese hermetismo al que obligaba el cuerpo técnico, por el que Monchi ha dado la cara más de una vez aun sin compartir siempre el exceso de secretismo..., y la frialdad del técnico al valorar los refuerzos y, hay que recordarlo, el esfuerzo del club al rechazar suculentas ofertas por el goleador de la pasada Liga, En-Nesyri, y sus dos formidables baluartes, Koundé y Diego Carlos...

"Hay muchas cosas que analizar. Siempre digo que cuando el balón está en juego, los análisis tienen que ser de puertas para dentro. Ahora hay que reflexionar y valorar qué hemos hecho bien y mal. Yo creo que hemos hecho más cosas buenas que malas, pero también hay cosas en las que nos hemos equivocado. Hemos cometido errores. Menos de los que la gente cree, pero más de los permitidos en la élite. Es el momento de reflexionar sin ningún tipo de tapujos ni miedos", dijo Monchi.

Salieron a la palestra otras cuestiones que también han llevado al desgaste. El excesivo control de Lopetegui sobre las convocatorias, los partes médicos, el secretismo sobre las lesiones o los positivos en Covid-19... Ahí también defendió Monchi al guipuzcoano, siempre mucho mejor mirado desde el prisma lejano de Madrid y su lupa convexa. Porque el que vive el día a día con Lopetegui y su cuerpo técnico es Monchi. El laberinto es tremendo y, préstamo del ínclito Javier González-Cotta, a ver quién le presta el hilo de Ariadna al Teseo sevillista para que éste no se pierda en él... A no ser que el propio Lopetegui quiera cortarlo. En su tejado está el balón.

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