El Sevilla de Mendilibar se adapta a la prosa barata
Osasuna-Sevilla | Informe técnico
El entrenador vasco dispuso un equipo de remiendos que apenas concedió en defensa bajo la consigna de no arriesgar atrás y jugar en largo para la ruptura de Lukébakio u Ocampos
La crónica del Osasuna-Sevilla (0-0)
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Nada de riesgos en la salida del balón y menos por dentro. Salida en largo sin recato si surge el mínimo apuro. Y a buscar por fuera a Lukébakio y Lucas Ocampos los sevillistas capaces de ganar metros y desbordar. El Sevilla tan circunstancial que compareció en El Sadar tenía muy claro que ya llegarán tiempos para la lírica, pero que mientras, con tantas urgencias y tantas ausencias, se trata de ir arañando puntos como sea, sacar la cabeza y armarse poco a poco de moral y confianza. El punto será bueno si el martes, ante el Almería en Nervión, caen otros tres y definitivamente el Sevilla escala en la tabla.
Defensa
Salir con los flancos tan remendados, con Juanlu y Kike Salas, aconsejaba un especial celo en las ayudas a los jóvenes laterales y tanto Lukébakio como Lucas Ocampos trataron de ayudar en posiciones retrasadas, pero el belga no tiene en sus genes la vocación estajanovista del argentino y en la segunda parte, cuando se cambiaron de banda y el recién llegado tuvo que ejercer de escudero de Juanlu, a veces pecó de absentismo. Arrasate lo vio y metió a Kike Barja, pero Osasuna no aprovechó todo lo que pudo esa evidente zona blanda de la desprotegida banda sevillista.
Mojica ya había insistido mucho ante Juanlu, aunque no fue hasta el minuto 40 cuando se le coló en una salida a la contra que acabó con un caramelo del colombiano al Chimy Ávila que éste desaprovechó con un tiro altísimo.
Diez minutos antes, Budimir cayó a la izquierda ante Badé y fue Aimar Oroz quien hizo de nueve por una vez. Y muy bien: se giró en su control, a lo Lewandowski, para sacarse un tiro peligroso, por cercano a la portería de Nyland, que bloqueó Gudelj. En esas dos llegadas se resumió el balance ofensivo de Osasuna en la primera mitad porque Joan Jordán e Ivan Rakitic apenas tuvieron tráfico que cortar por dentro y contaron con el trabajo de Óliver Torres unos metros más arriba. Los rojillos fueron previsibles y primarios en su propuesta, sin esa intensidad que suelen ofrecer en El Sadar.
Ataque
El juego en largo que propusieron Nyland, Gudelj o Badé se fue una y otra vez por el sumidero ante la poca fe de Rafa Mir a la hora de buscar esos balones en la pelea con los centrales.
En la primera mitad, el peligro sevillista llegó en dos despejes sueltos de los defensas osasunistas, en dos balones parados, que fueron a caer a botas sevillistas. En la primera, a Ocampos se le fue una volea franca (24’). En la segunda, Lukébakio por poco caza una pelota en una acción de Óliver Torres (38’).
Ocampos sostuvo su intensidad e hiperactividad en la segunda parte, por la izquierda, con Rakitic yendo también a esa zona para crear superioridad, pero faltó finura y también alguna pieza más de blanco en el área para que en la insistencia, la pelota le cayera a alguno. Ni hubo mucho riesgo ni tampoco calidad.
Virtudes
La firmeza defensiva de un once tan remendado.
Talón de Aquiles
Sólo Ocampos olió a pólvora.
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