El Sevilla y Lopetegui, otra vez en el punto de partida
El futuro del guipuzcoano, como antes de viajar a Cornellá, vuelve a ser el foco antes del partido en Villarreal
El Sevilla lleva un año sin marcar fuera de casa en Europa
Julen Lopetegui pide tiempo para ensamblar una plantilla que se ha quedado famélica y en el Sevilla, desbordados por los nervios y sin aparente control de la situación, no aguantan más. Pese a que el equipo, aunque corto, dio un pasito hacia la mejoría en Copenhague, el empate final en Dinamarca coloca al guipuzcoano en la misma situación de antes de la visita al RCDE Stadium.
En los puestos clave de la cúpula dirigente había una decisión tomada antes de la victoria ante el Espanyol y la misma se mantiene en las vísperas de la difícil comparecencia en Villarreal. La escenificación de esta afirmación ha llegado en Dinamarca de boca del propio Castro, dando naturalidad a la frialdad con la que ya exhibe su relación con el entrenador.
Monchi está entre dos aguas. Por un lado, se ve obligado a dar un golpe de timón, pero por otro sabe que el proyecto, con todos los cambios sufridos, necesita tiempo y que una destitución sería asumir un error propio sin saber a ciencia cierta si el volantazo va a surtir efecto o no.
El Sevilla está en una encrucijada y en todo esto pesa mucho la voz del sevillismo. Aunque ya había un descontento con Lopetegui en el consejo, la reacción de la afición señalando al palco tras el 0-4 encajado ante el Manchester City ha sido determinante y ha encendido la mecha del polvorín en el que se ha convertido el proyecto, al que se añaden los mensajes del entrenador con sus osadas alineaciones. El aire es irrespirable y el de Asteasu se refugia en el apoyo incondicional de su plantilla, que ha dado la cara en los dos últimos partidos.
Decisión del consejo
No se descarta absolutamente nada a día de hoy acerca de una decisión en una dirección u otra. Este mismo viernes podría producirse una reunión del consejo –programada o convocada, pero reunión al fin y al cabo– en el que se aborde el tema de una posible destitución. Todo dependerá de varios factores. La hoja de ruta oficial dicta que se debería consultar al director general deportivo y éste dar su informe particular de la situación, pero la dirección final dependería de varias cuestiones. Una de ellas es el jugoso finiquito que tendría que recibir Lopetegui en caso de destitución, pues tiene dos años de contrato y echarlo supondría al club un coste por encima de los 10 millones de euros. Por otro, la posición del club y sus hipotéticas gestiones con un sustituto. Castro ya quedó en entredicho hace unos años cuando echó a Eduardo Berizzo sin entrenador y tuvo que viajar junto a Óscar Arias a la desesperada y en plena Nochebuena a Italia a negociar con tres candidatos italianos, llegando finalmente Montella. Monchi, evidentemente, no caería en ese error. Otro asunto es que algunos de los candidatos consultados han dicho “no” sopesando los pros y los contras y analizando la confección de la plantilla confrontándola con sus modelos de juego.
Otro asunto es el gasto que, unido a la rescisión de Lopetegui, ocasionaría el nuevo entrenador, mucho más si se quiere ilusionar a la afición. Con todo, también se asume que éste pida refuerzos para enero y haya que volver a hacer saltar por los aires la caja, con el déficit que ya acumula y el nivel de deudas adquirido.
Un año sin marcar fuera
Se da por hecho que una derrota en Villarreal lo precipitaría todo, pese a que el principal problema detectado en este inicio de temporada, la falta de tensión defensiva fruto posiblemente de un físico deficiente y, sobre todo, la salida de los centrales, ha mejorado. Lopetegui se quejó de la falta de acierto arriba y ahí el Sevilla sí tiene un problema que se ha visto más acuciado en Europa.
Los nervionenses van a cumplir un año sin marcar fuera de casa en competición europea. El último tanto data del 29 de septiembre en Wolfsburgo, con un penalti transformado por Rakitic sobre la bocina que además fue ciertamente dudoso. Desde entonces, la sequía es absoluta. El Sevilla no marcó a domicilio en el resto de la fase de grupos de la pasada Champions, ni en Lille, ni en Salzburgo, y tampoco lo hizo ante el Dinamo de Zagreb en Croacia ni frente al West Ham en Londres el día que dijo adiós a la Europa League.
La expedición volvía ayer de Dinamarca con rostros serios aunque algo más tranquila por la mejoría. Ahora bien, ¿es suficiente? Para muchos no.
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