Lopetegui, ante la hora de la psicología

Las redes sociales, el nuevo termómetro del estado anímico de las aficiones, son un arma peligrosa para los gestores deportivos. En ella, por ejemplo, existe ya un debate abierto sobre la continuidad de Julen Lopetegui, cuyo equipo, no debe olvidarse, inició la jornada trigésima cuarta como segundo clasificado y mantiene un colchón de puntos con el quinto clasificado que, en otras circunstancias, bastarían para mirar el horizonte con más optimismo. El hecho de que sea el Betis el ocupante de esa quinta plaza inquieta aún más la conciencia colectiva de un sevillismo que mostró su impaciencia en el partido ante el Cádiz, tanto cuando iba ganando como cuando recibió el empate. Y el técnico guipuzcoano se ve en la obligación de sacar temple y aislar al vestuario del nerviosismo reinante.

Es la hora de la psicología, de que Lopetegui saque esa capacidad de gestión que mostró, por ejemplo, en su primera temporada cuando su cuerpo técnico manejó mejor que ningún otro en la Liga la inédita suspensión de la competición, durante un parón del que salió el Sevilla como un rayo hasta lograr la clasificación para la Champions por la vía liguera y el título de la Europa League. Aquella buena dinámica se mantuvo en la siguiente temporada, como si el hecho de que apenas tuviera pretemporada hubiera influido positivamente en el rendimiento físico y deportivo del equipo.

Pero la dinámica actual invita justo a lo contrario, a expresar dudas e inquietudes públicamente hasta el punto de que muchos aficionados afirman que ha terminado un ciclo e incluso piensan que el propio Lopetegui también podría pensar lo mismo viendo el cuestionamiento continuo que se realiza desde fuera a su labor. Las sensaciones, el atasco del equipo en la generación de juego ofensivo, la perdida seguridad defensiva de que siempre hizo gala este equipo se trasladan a los números y estos indicas que el Sevilla va al ralentí, con el peligro que ello conlleva ante la posibilidad de que se siga apretando la clasificación y aumenten los nervios.

Lopetegui debe aislar a los suyos de las sensaciones y los números: en la clasificación de los últimos cinco partidos figuraría noveno, merced a dos victorias, dos empates y 7 puntos de los 18 últimos disputados, con sólo 10 goles a favor y 9 en contra, habiéndose convertido en el que más encaja de todos los de la zona alta, pese a la irregularidad de todos los equipos en esta fase final tan igualada, vibrante... e inquietante.

Las ruedas de prensa de Lopetegui posteriores a las dos últimas decepciones en el otrora fortín de Nervión, aquello de que quemaba la pelota a los futbolistas después de la remontada del Real Madrid y lo de las malas decisiones con el balón tras el empate del Cádiz, dejan entrever cierta autocrítica, pero también un señalamiento al comportamiento de los futbolistas, alguno de los cuales, como Diego Carlos y Koundé, elevaron su voz crítica en distintos momentos de frustración. Tras el empate del viernes, en cambio, los futbolistas realizaron un mensaje más esperanzador. Diego Carlos pidió darle valor al punto y mirar con un prisma positivo el futuro inmediato. El Papu Gómez vertió un mensaje en las redes sociales hablando de un esfuerzo final para el que se ha conjurado el vestuario: "Nadie dijo que iba a ser fácil. Hasta el último partido lo daremos todo. Vamos, Sevilla FC".

Evidentemente, en la pérdida de seguridad defensiva y en la errática salida de balón ha influido decisivamente la baja de Fernando. El giro de sistema del 4-3-3 al 4-2-3-1 no está funcionando por las características de los medios disponibles, sobre todo Rakitic y Joan Jordán. Sin el brasileño, el Sevilla se ha confirmado como el rey del empate en el año 2022, con 8 tablas en 16 partidos, la mitad.

Pero la baja de Fernando es un problema más, no el único. Entre las jornadas 27 y 34, sin el medio que sostenía el equipo, el Sevilla sumó 10 de 24 puntos, con dos triunfos, cuatro empates y dos derrotas. Figuraría noveno en la clasificación de ese tramo. La dinámica del ralentí es anterior, de toda la segunda vuelta, pues con el brasileño, entre las jornadas 20 y 26 sumó 13 de 21 puntos, con tres victorias y cuatro empates. No perdió, eso sí. Se podría leer como un mal de fondo esa excesiva dependencia para la estructura del equipo de un solo jugador.

Eso ya lo está analizando Monchi, que debe darle soluciones en el mercado. Pero ahora se trata de otra cosa, se trata de amarrar como sea el puesto Champions y para ello es fundamental rearmar al equipo anímicamente y devolverle la confianza en sí mismo. Es la hora de la psicología.