La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El rey brilla al defender lo obvio
Sevilla-Getafe | La previa
Atrás quedó el año 2022 con su nefasta carga en el caso del Sevilla. Se fue un año que abrió la mayor crisis, en todos los niveles, del club en el presente siglo, tanto en lo deportivo, con la destitución de Julen Lopetegui como colofón a la deriva de una planificación errática aún por enmendar, como en lo institucional, con la guerra accionarial en su peor momento tras el triste desarrollo de la Junta de Accionistas. Hoy juega el equipo de Jorge Sampaoli en el Ramón Sánchez-Pizjuán por primera vez este año y desde que la Real Sociedad dejara un rastro de frustración el pasado 9 de noviembre, hace ya 60 días, antes del parón. Y al menos todos parecen haberse cerciorado de que el objetivo está más que claro, la permanencia.
Ya es un paso importante tener definida la meta real por la que deben luchar todos los miembros del club, pese a que la guerra accionarial seguirá su curso, ahora soterrada en los tribunales de justicia. Y es esperable que el clima del Ramón Sánchez-Pizjuán, en el reencuentro con el equipo después de dos meses para haber reflexionado sobre la cruda realidad que arrostra actualmente el Sevilla, sea de partido trascendental. Así al menos lo espera incluso el entrenador rival, Quique Sánchez Flores.
Jorge Sampaoli también fue preguntado ayer por esta circunstancia, la del necesario aliento de la grada, aunque apeló a dar continuidad a esas buenas señales mostradas en la Copa frente al Linares para “entusiasmar a la grada” y no al contrario. El argentino habló del juego y de la precariedad de efectivos que continúa teniendo mientras Monchi sigue buscando soluciones en el mercado tras las salidas de dos de los grandes fiascos de la planificación, Isco y Dolberg. Pero también apeló al “buen comportamiento” que está viendo en el precario grupo que dirige en la rutina diaria.
Llega un partido además para plasmar esa idea ya aceptada, con resignado realismo, la de luchar por la permanencia. Visita Nervión un Getafe que antecede en la clasificación al Sevilla, decimoctavo y primer puesto de descenso, con cinco puntos más. Y es ineludible comenzar a asir el toro por los cuernos con un triunfo que dé puntos y cierto aire de esperanza.
Será el primer partido en casa ante rivales directos en este mes de enero de tan cruda tradición posnavideña. Luego llegarán por Nervión el Cádiz y el Elche con visita a otro de los equipos que luchan por escapar de la quema, el Girona. Es decir, es la hora de que el Sevilla mire cara a cara al destino que él mismo se ha buscado con su errática planificación.
No será un partido sencillo y la energía que ya manó de la grada en el entrenamiento del pasado jueves, con casi 20.000 personas en las gradas, debe tener continuidad en los más de 90 minutos que durará el encuentro. La paciencia será una de las claves ante un rival que se pertrecha con una buena estructura defensiva gracias a una zaga de tres centrales y dos carrileros, un centro del campo hecho a la brega y dos delanteros, Enes Ünal y Borja Mayoral, ante los que no se podrán permitir fallos como los graves yerros de la cita con la Real Sociedad, cuando fueron expulsados Rakitic y Nianzou casi consecutivamente.
Sampaoli tirará de lo que tiene, apenas 16 futbolistas disponibles del primer equipo, debido a seis bajas por lesión –Marcao, Rekik, Alex Telles, Delaney, Papu y Tecatito– más otras dos por sanción –Montiel, que cumple el tercero y último de suspensión, y José Ángel, expulsado en Vigo–. Y entre los 16 está el recién llegado Loïc Badé, un joven central que lleva medio año sin jugar y aún no conoce bien a sus compañeros, por lo que está en la convoctoria más por rellenar y por ir haciéndose al nuevo grupo que por otra cosa.
El Getafe, en cambio, apenas tiene bajas y llega con otra amenaza sórdida: el ex sevillista Munir parece atravesar un buen momento y podría tener un rato. Seguro que tendrá algún prurito de revancha. Mucho cuidado. No es día para frivolidades y sí para remar todos conjuntos con paciencia.
Quique Sánchez Flores tiene a toda su plantilla disponible con excepción del uruguayo Mauro Arambarri, que sigue recuperándose de una lesión en un tobillo. El resto, está disponible para el técnico azulón, que podría mantener el once de la Liga con un par de dudas: la entrada de Munir, tras los dos tantos que marcó en la Copa del Rey, y la presencia de Maksimovic, que se disputa un puesto con Algobia.
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