Análisis: La muy alargada sombra de Fernando
Sevilla FC
El Sevilla sufrió lo indecible para ganar sin el brasileño, tras más de un mes sin hacerlo en su ausencia, que ha propiciado el quebradero de Lopetegui en la medular
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Era muy obvio que la ausencia definitiva de Fernando iba a pasar su correspondiente factura al Sevilla en el tramo final de la temporada. También es obvio que la ausencia del formidable centrocampista brasileño, cuyo relevo debe ser una de las prioridades de Monchi para la temporada próxima, no es el único problema que está horadando la imagen del equipo de Julen Lopetegui. Los resultados, bendito fortín de Nervión, sostienen a este Sevilla. Pero en la grada del Ramón Sánchez-Pizjuán la división es enorme, como en los peores tiempos de Manolo Jiménez, aquel problema sociológico. Y que no esté Fernando pesa.
Ante el Granada, un equipo que apenas ha ganado un partido desde la llegada de Rubén Torrecilla y que no es nada del otro mundo, el sevillismo vivió en un vilo por la incapacidad del centro del campo de darle cohesión a la estructura defensiva del equipo. La medular es el gran quebradero de Lopetegui, que incluso ha variado el dibujo, del original 4-3-3 a un 4-2-3-1 para que haya más piernas por dentro y los hombres que se ubiquen como medios centro no sufran tanto en la zona ancha.
Porque si algo que es ancho y largo es el centro del campo de un Sevilla que sufre muchísimo en las transiciones ataque-defensa. Cuando los centrocampistas presionan arriba y son superados, como sucedió en el contragolpe previo al córner del 2-2 en el minuto 88, hay un erial entre la medular y la defensa. Un páramo que también se puso en evidencia en el 0-1 cuando Rakitic y Joan Jordán fueron incapaces de frenar un saque de banda y Diego Carlos tuvo que salir, y mal, de su sitio para tapar ese agujero en la corona del área. Fue el mismo agujero que aprovechó Pedri para hacer el golazo en el Barcelona-Sevilla.
Se trata de un boquete de proporciones tan impresionantes como la capacidad que tiene Fernando para taparlo cuando está en el césped a sus 34 años. Pero el mediocampista de Brasilia no va a estar en los siete últimos partidos y Lopetegui ahí anda, dándole vueltas al magín para ver cómo se las ingenia y que no se note su ausencia en demasía.
Fernando jugó su último partido ante el Betis, uno de los triunfos más claros y holgados de la temporada, el 27 de febrero. Yluego recayó de su lesión de tobillo. Se sucedieron los empates, Alavés, Rayo, Real Sociedad, y llegaron las derrotas, la dolorosísima de Londres y la reciente del Camp Nou.
Ante el Granada, de nuevo con el 4-2-3-1 que ya se vio en el Camp Nou –la búsqueda del mejor sitio a Martial también tiene que ver ahí– y ante la Real Sociedad, a Joan Jordán y a Rakitic se les hizo larguísimo el partido. Y cuando Gudelj iba a salir para reforzar esa línea, Diego Carlos dijo basta y tuvo que salir el serbio como central. Y eso contribuyó también a que el espacio entre la ya fatigada medular, volcada en pos del triunfo, y la defensa se ampliara aún más.
El resultado fue que cada contra del Granada en la segunda parte, pese a que apenas había amagado antes, fue angustiosa. Es la consecuencia de vivir al filo de la navaja sin Fernando. La otra opción es el fútbol control y eso solivianta mucho a una grada cada vez más crispada en su división respecto al juego de Lopetegui. Afortunadamente, ya ha recuperado al Papu y Rafa Mir ha demostrado que está para lo que gusten mandar. Y hay cuatro partidos en Nervión...
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