Un problema serio con el delantero centro
Sevilla-Eibar | Informe técnico
Ni De Jong ni En-Nesyri dieron salida a un equipo salvado por chispazos y por las heroicidades de Jesús Navas y Ocampos
Ocampos, goleador y portero: "Me vino la pelota ahí y todo salió bien"
El Sevilla se mantiene firme como principal postulante al ansiado cuarto puesto... pese a los recurrentes problemas para generar juego ofensivo por las limitaciones de su delantero centro. Ya sea De Jong o En-Nesyri el ocupante de ese puesto de 9, al Sevilla no es que le falte gol, es que sufre en casa ante equipos que le realizan una presión adelantada y ese rol de referencia, de boya, no termina de funcionar para desahogar y darle continuidad al juego.
La consecuencia fue un extremo sufrimiento, con lesión grave de Vaclík y Ocampos realizando una parada, como portero, en el minuto 97, al meta Dmitrovic, que apenas intervino tres veces: en sendos paradones a Fernando y Suso, en cada periodo, e incluso tocando el remate de Ocampos que acabó en el 1-0.
Defensa
Fernando está acusando jugar tantos partidos seguidos después de recuperarse de la lesión que sufrió antes del parón y ya no tiene esa frescura para asentar sus reales barriendo por delante de una zaga a la que le costó parar el juego aéreo del Eibar, con buenos lanzadores. Tampoco estuvo firme la medular –ni Banega ni Óliver Torres se impusieron en los balones divididos– para los robos tras las pérdidas y el Eibar logró mantenerse siempre en el partido.
Con el ingreso de Gudelj, la retaguardia estuvo más contundente ante el desesperado juego directo eibarrés, después de que Sergi Enrich ocasionara problemas al generar segundas jugadas mientras estuvo en el campo. Pero el serbio también se vio sorprendido por Burgos, en el centro postrero del Eibar que generó el tiro al palo de Kike García y la lesión de Vaclík al torcerse la rodilla en el choque. En definitiva, el equipo de Lopetegui echó en falta el poderío y la anticipación por arriba de Koundé.
Ataque
Al Sevilla le costó un mundo desprenderse del hostigamiento del Eibar, que llenó de minas la medular sin caer en la trampa de ir a lo loco a la presión a una zaga que lo invitaba a ello con pases inocuos horizontales. Banega no conectó por dentro con Óliver Torres y cuando buscaron a De Jong, por abajo o por arriba, éste apenas ganó algún balón. Si acaso aquella prolongación de cabeza que cayó a Ocampos, ya cambiado de banda con Munir, al final de la primera parte. En la segunda, la tónica fue similar. La salida de Joan Jordán dio más continuidad por dentro, pero En-Nesyri se enredó en el juego de espaldas y jamás ganó ni un balón para desahogar y darles continuidad a los contraataques.
Así, el Sevilla vivió de chispazos. Cuando acentuó la agresividad y la rapidez en los cambios de orientación, sí creó peligro. Así llegó el 1-0, en el que medió la excelente jugada de Jesús Navas y el oportunismo de Ocampos.
Virtudes
La personalidad de Ocampos y el empuje y la habilidad de Jesús Navas para generar el 1-0.
Talón de Aquiles
Sin un delantero que fije y ofrezca segundas jugadas, ya ni la segunda línea puede crear peligro.
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