El Sevilla y la Champions: camina o revienta

Partido en casa, al día siguiente entrenamiento de recuperación, evaluar golpes y fatigas, al día siguiente viaje, partido fuera, regreso y otra sesión de recuperación. Esta diabólica miniliga que Javier Tebas se ha sacado de su manga de tahúr no da respiro. Todo es asfixiante. Y con mascarillas. Más que un campeonato de fútbol, parece una prueba de Ironman tan de moda, en las que se lleva al límite el cuerpo humano. Quien más resista gana. No hay más. Los preparadores físicos deben andar locos ante esta loca carrera hasta el 19 de julio.

Apenas dos entrenamientos, martes y miércoles, ha dispuesto Julen Lopetegui para preparar la siguiente parada en un silente estadio de fútbol. Esta vez toca de nuevo el Ramón Sánchez-Pizjuán.

Y arriba uno de esos equipos más competentes y duros de lo que pueda decir la tabla, el Valladolid de Sergio González. No gana mucho, pero arranca muchos empates con su reciedumbre castellana. Y aún no está salvado. Da pasitos cortos pero seguros. Y aunque rotarán los pucelanos hoy, como todo el mundo, también lo hicieron en su desplazamiento anterior, hace unos días, y nada menos que en el Wanda Metropolitano exprimieron como a una bayeta mojada a todo un Atlético de Madrid. Sólo una mala salida del portero ex sevillista Caro abrió la caja fuerte violeta para que Vitolo cabeceara a la red con suspense.

Julen Lopetegui no se cansa de repetirlo: cuesta un mundo ganar un partido de la Liga española. Y no se queda en un tópico. Cualquier equipo medio está muy bien dispuesto en la yerba, optimiza sus recursos. Si este Valladolid, como hizo el Levante hace unos años, saliera a jugar con equipos medios y con nombre de Europa, seguro que no sería una comparsa. Seguro que no.

Los castellanos jugaron el pasado sábado ante el Atlético en Madrid. Algunas rotaciones dispuso lógicamente Sergio. Apenas tres días después, el pasado martes, opuso al Getafe un equipo ya declaradamente titular para la intensísima batalla con los centuriones de Bordalás. Y sólo tres días después –en esta ocasión va a disponer el Sevilla de un día más de descanso, ya que viene de jugar en Villarreal el lunes–, el Valladolid, una plantilla de unos recursos limitadísimos aunque de un rendimiento dignísimo, se las ve con uno de los mejores equipos del campeonato, que se juega nada menos que dar un golpe en su lucha por el sol de la Champions. Camina o revienta. No queda otra. Lo dicta LaLiga.

En la salida el pasado sábado al Wanda, debutaron dos jugadores en el Valladolid: el portero Caro, Churripi para sus amigos, y el medio Matheus, que marró una ocasión clarísima con 0-0. En la defensa salió como lateral derecho Antoñito, que en las ocho jornadas anteriores había jugado un solo minuto en Granada. Y uno de los centrales fue Javier Sánchez, que cumplía su segundo partido con la primera plantilla vallisoletana. Y como el desempeño del grueso violeta fue más que bueno ante el Atlético, todo lleva a pensar que Sergio tirará por un camino similar esta noche. Pueden salir los Kiko Olivas, Míchel, Alcaraz, Óscar Plano o Sergi Guardiola para darle empaque al once, más los pujantes Raúl Carnero o Waldo, que pueden componer una interesante banda izquierda, pero también están llamados a ser protagonistas otros menos habituales.

¿Y el Sevilla? Pues Julen Lopetegui lo ha dejado claro en la rueda de prensa previa: no va a tener más remedio que seguir tirando de esos clarísimos suplentes aunque poco hagan por dejar de serlo. No le queda otra si no quiere agotar las reservas de algún actor principal con varias batallas aún por librar.

La línea de vanguardia que compusieron Suso, En-Nesyri y Rony Lopes deparó un nivel paupérrimo el lunes en Villarreal, sobre todo en el caso del extremo luso, y es de suponer que Lopetegui se cuidará de volver a alinearlos a todos al mismo tiempo. Pero jugar, van a seguir jugando. Entre otras cosas, porque En-Nesyri y Suso se estaban soltando antes de que llegara la maldita pandemia y Lopetegui confía en que retomen esa dinámica en estos siete jalones.

Sucede que hoy el entrenador sevillista sigue teniendo razones para refrescar el equipo, pero menos: el siguiente partido será el martes en Leganés. Dispondrá de ¡tres días! para prepararlo. Y lo de hoy es clave: con cuatro puntos de colchón sobre el Getafe, que es quinto, esta jornada los de Bordalás reciben a la Real Sociedad mientras que el Villarreal visita al Valencia. Quiere ello decir que si el Sevilla gana hoy, los empates ante Barça y Villarreal habrán sido excelentes. Y el horizonte hacia la Champions se habrá despejado aún más para los nervionenses.