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Sevilla - Celta: Por una primavera tranquila

Sevilla-Celta | La previa

El Sevilla recibe, de nuevo, a la hora del almuerzo a un Celta que estrena entrenador en un partido más trascendental de lo aparente: Quique debe aprovechar el ansia del debutante Giráldez

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Isaac y Kike Salas, los estandartes del Sevilla, en un ejercicio ofensivo. / José Ángel García

El Sevilla afronta el último partido de un largo invierno. Por las necesidades del guión televisivo, porque donde hay patrón no manda marinero, el club de Nervión cita de nuevo a su parroquia a las dos de la tarde. Cuando Juan Miguel Vega esté recitando su he dicho y suenen los acordes de los himnos de Andalucía y España en el Teatro de la Maestranza, como colofón al Pregón de la Semana Santa, el Ramón Sánchez-Pizjuán estará calentando motores para un partido que es trascendental, ma non troppo.

Le quita cierta angustia la lógica derrota del Cádiz en Anoeta, una vuelta a la realidad para el equipo de Manuel Vizcaíno y Mauricio Pellegrino tras el alegrón y el susto que les dieron a todos los rivales de la zona baja con su triunfo sobre el Atlético. El Sevilla debe mantenerse al margen de esas cuentas, que sí implican de lleno al Celta, y mirar el partido de frente y con determinación.

Onces probables / Infografía / E.F.

Tres días antes de que sea primavera no sólo en El Corte Inglés, aunque en puridad ayer Sevilla ya era un volcán primaveral de sensaciones, el Sevilla de Quique debe darles continuidad a las emociones positivas que tuvo con los suyos en los dos anteriores partidos en Nervión, la famosa reconexión entre equipo y grada que tanto agradece el madrileño hasta el punto de justificar su oficio por tener la oportunidad de vivir in situ esa emoción. Se trata de la comunión colectiva. Y eso buscará el Sevilla, arropado por un sevillismo que ya mira ansioso el calendario festivo de la ciudad pero que tiene antes esta cita con la cruda realidad de los bajos fondos de la Liga.

En juego está tener una primavera relativamente tranquila dentro de la desazón general en la que se halla instalado un club que este lunes tiene una nueva Junta General Extraordinaria de Accionistas en la que José María del Nido volverá a enfrentarse dialécticamente -y es esperable que de forma menos soez y cruda que en el último precedente- a los dirigentes del Sevilla. En este caso, además, con el agravante de que quien preside el consejo de administración, a los que denomina okupas, es su primogénito...

La cita llega además después de que José María del Nido Carrasco presentase en sociedad el plan financiero de 108 millones de euros para buscar la viabilidad económica de un club que no ha digerido nada bien el éxito continuado del último lustro ni el traspié de la pandemia. Una hipoteca de 108 millones d euros a diez años tras cuatro años consecutivos de Champions... A ver cómo explica eso a su padre el vástago rebelde de los Del Nido. Pero eso será el lunes y dará que hablar después del partido. Lo primero es lo primero, es decir, lo que de verdad interesa a los más de 35.000 sevillistas que harán un alto en su horario habitual o en los actos cofradieros propios de un Domingo de Pasión para arropar a su equipo y disfrutar de una tarde de fútbol. Porque al fin y al cabo, se trata de eso, de disfrutar del fútbol.

Es lo que hizo el sevillismo en su última cita en casa, también a las dos de la tarde, en otro feo de LaLiga y los operadores televisivos a un club cuya dirigencia se muestra leal con las proposiciones de la patronal de clubes y que es pionero y adalid en la lucha contra los que quieren salirse del carril por puro egoísmo, léase el Madrid de Florentino y el Barça de Laporta. Pero el sevillismo ya demostró contra la Real Sociedad que traga con esa rueda de molino de acudir al fútbol a la hora de comer con tal de apoyar y vibrar con su equipo. Y vaya si vibró contra el equipo de Imanol.

El Celta llega con entrenador nuevo, un Claudio Giráldez que sabe que su mejor baza está en el ataque, en lo que significa Iago Aspas, en la pegada de Larsen, y que ha prometido guerra buscando al rival de turno, en este caso el Sevilla, en su propio campo. Y es ese entusiasmo del debutante, también llevado por la urgencia de la clasificación, lo que debe saber utilizar Quique Sánchez Flores para que, desde su premisa indiscutible del orden y la disciplina, buscarles las cosquillas a los celtiñas. Para ello cuenta de nuevo con esa doble punta de lanza que forman Isaac y En-Nesyri, siendo el lebrijano el mejor alférez para portar el estandarte del arrebato, el hambre, la presión y la voracidad ofensiva.

Pocas novedades hay en un Sevilla que tendrá para elegir en todas las líneas, y en el que la única baja por lesión es la de Badé, con un problema muscular deshace el trío de centrales más habitual. Marcao, Nianzou o Gudelj relevarán al galo. Por lo demás, Quique espera que el Sevilla siga la evolución de la solidez y la pegada tras ese rapto de desorden al que lo invitó el Almería, en pro de un primavera tranquila...

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