Un compendio de toda la temporada (2-4)

Sevilla-Barcelona | La crónica

El brillante arranque del Sevilla contra el Barcelona se fue apagando conforme las fuerzas desaparecían

Los hombres de Machín se fueron desordenando con las bajas

Messi marcó otra vez tres goles en Nervión

Banega y Sarabia se lamentan mientras los futbolistas del Barcelona festejan uno de sus goles.
Banega y Sarabia se lamentan mientras los futbolistas del Barcelona festejan uno de sus goles. / Antonio Pizarro

El Sevilla de Machín hizo un resumen perfecto de toda la temporada en los 94 minutos que duró esta nueva derrota contra el Barcelona. El cuadro nervionense arrancó con un espíritu vigoroso, con un buen fútbol incluso, y con llegadas bastante efectivas hasta el gigante azulgrana. Se llegó a reponer hasta con el primer golpe de Messi para irse al intermedio por delante en el paradigma de lo que fue la primera mitad del curso, más o menos hasta Navidad, pero después se fue cayendo estrepitosamente conforme le llegaban las dificultades físicas, tanto por las lesiones como por el agotamiento de todas sus piezas, hasta acabar golpeado y casi humillado sobre el césped del Ramón Sánchez-Pizjuán.

Por supuesto que hay que valorar que existió también un elemento diferencial llamado Lionel Messi y que obviarlo sería una tremenda injusticia. El argentino, como casi todas las veces que ha visitado el barrio sevillano de Nervión, refulgió con fuerza, marcó un golazo en el primer periodo, con un empalme digno de los elegidos como él, y después tiró de los suyos hasta ponerlos por delante ya en la recta final, cuando al Sevilla se le habían fundido definitivamente todos los plomos y reclamaba una botella de oxígeno para la mayoría de sus elementos.

Messi se comportó como siempre lo hace en sus visitas al barrio de Nervión, pero con eso ya se cuenta

Pero ése es un factor, al menos cuando se enfrenta el Barcelona con el Sevilla, no con todos los equipos lógicamente, con el que ya se cuenta desde antes de que eche a rodar el balón. Y esta vez no fue una excepción tampoco, aunque convenga centrarse mucho más con todo lo que tenga que ver con los sevillistas a la hora de desmenuzar los porqués de la goleada sufrida por una escuadra que llegó a ilusionar a los suyos con un fútbol que sí se pareció mucho más al que desarrolló en los buenos tiempos del presente ejercicio.

Y lo primero que llama la atención en el momento de efectuar un análisis sobre lo acaecido en el césped fue la capacidad de Machín para darle una vuelta a su equipo como si de un calcetín se tratara en el aspecto táctico. Ya nadie podrá criticar al entrenador soriano por su terquedad a la hora de mantenerse fiel a esa defensa de tres centrales con carrileros, porque el Sevilla, esta vez, sí fue capaz de desenvolverse con un dibujo bastante diferente hasta el punto de conducir al Barcelona a un verdadero suplicio en el primer periodo. Tanto que Valverde salía de su banquillo constantemente para tratar de retocar la disposición de las piezas ante la superioridad sevillista en casi todas las fases del juego.

El Sevilla partió esta vez con una defensa de cuatro y eso lo llevó a imponerse al Barcelona en el primer periodo

¿Qué había cambiado en el aspecto posicional para que este Sevilla se pareciera, en lo referente a la profundidad y a las llegadas, al del principio del presente curso? Fácil y complicado al mismo tiempo, aunque parezca un contrasentido. Machín dispuso una defensa de cuatro hombres integrada por Mercado, Kjaer, Sergi Gómez y Wöber, cuatro teóricos centrales aunque los dos hombres que se abrían a los laterales pueden ser considerados como esos híbridos ideales para jugar en una zaga de tres. Por delante su ubicaban Jesús Navas y Promes en los costados con una pareja por el medio integrada por Banega y Marko Rog. Arriba, Ben Yedder trabajaba con calidad y Sarabia lo apoyaba permutando con Promes a la hora de ir a ubicarse cerca de Busquets para que éste no pudiera recibir.

Era una propuesta interesante y, además, camaleónica, pues el Sevilla no tenía ningún problema en ir cambiando para atacar con esas tres piezas detrás y tanto Jesús Navas como Wöber como teóricos carrileros. El equipo, en definitiva, se convertía en la fase ofensiva, en un 1-3-4-3. Y bajo esos parámetros Machín consiguió que los suyos fueran superiores a un buen Barcelona en ese arranque de todas las operaciones.

Los sevillistas golpearon en el segundo aviso a través de Jesús Navas en una contra perfecta de Ben Yedder

Porque el Sevilla fue capaz de protegerse en torno a Messi y también conseguía que cuando recuperaba la pelota fuera capaz de llegar con peligro hasta las cercanías de Ter Stegen. Ya en el minuto 8, una internada de Jesús Navas por la derecha fue el primer aviso, pero el centro del palaciego, demasiado fuerte, no halló el remate de un Promes que se incorporaba por el otro costado. Sí subió al marcador la segunda vez que llegó, concretamente en una contra fenomenalmente trazada por Ben Yedder, que lo hizo perfecto tras una recuperación de Promes ante Messi. El resultado fue un gol de Jesús Navas, sí de Jesús Navas, en una culminación perfecta.

El Sevilla había golpeado primero, pero Messi tardó tan poco tiempo en responderle con un golazo que cualquier otra escuadra hubiera dimitido directamente. ¿Para qué servía pelear tanto si ese loco bajito era capaz de marcar un gol así, con ese empalme espectacular, para castigar el más mínimo error? Pero no, los blanquirrojos siguieron adelante y fueron capaces de hacer un segundo gol en una acción en la que se juntaron la fe de Sarabia y la perfecta definición de Mercado.

Al descanso, se llegaba con el Sevilla por delante para después escenificar perfectamente el hundimiento que está viviendo la tropa de Machín. Los diferentes problemas físicos llegaron en cascada y tanto Mercado como Wöber, los dos centrales improvisados como laterales, caían por culpa del esfuerzo. Sendas lesiones, líos a la hora de buscar piezas que pudieran ser similares, en este caso Franco Vázquez y Amadou, que no podían ser más diferentes, y por ahí comenzó el padecimiento de este Sevilla. Sobre todo porque instantes después el cuerpo de Marko Rog dijo basta por simple agotamiento y también tuvo que salir Roque Mesa por él.

El final fue incluso descorazonador para los sevillistas que llegaron a ilusionarse en el primer periodo

El Sevilla se fue cayendo poco a poco hasta diluirse como un azucarillo cuando una mala cesión atrás de Kjaer a Vaclik acaba con el balón para Messi en las inmediaciones del área. El argentino golpeó con la derecha y ahí ya le pegó un golpe de muerte a un Sevilla que pedía a gritos que aquello acabara. Pero no, el fútbol dura lo que dura para ser un deporte casi perfecto a la hora de castigar al esfuerzo de los más débiles.

El Barcelona se paseó ya al final y hasta se encontró con la fortuna de un rebote cuando ya el Sevilla era un verdadero caos y a la mayoría de sus futbolistas no les regaba la sangre de forma fluida por el sobreesfuerzo. El final fue incluso descorazonador para quienes sienten en sevillista después de haberse llegado a ilusionar en el primer acto de este Sevilla-Barcelona. Un compendio de lo que está siendo la presente temporada y, además, desarrollado de la forma más fiel posible.

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