Análisis: Un mal de fondo en un momento clave
Sevilla FC
La contumacia del Sevilla de especular con marcadores cortos y un fútbol control que lo maniata para el contragolpe le explota cuando más puntos debía guardar ante el duro calendario
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Un triunfo en las diez últimas visitas al Valencia, con amargo empate final en la inmediata
Justo cuando se le aparecía el, a priori, partido más asequible dentro de un calendario que se le va a empinar con el cambio de año, el Sevilla metió la pata. Apareció un mal de fondo del que ya se vieron muestras tiempo atrás: la incapacidad para cerrar los partidos con el marcador, y no sólo con la pelota. Ante el Valladolid, en la segunda parte el equipo no existió, en palabras de Jesús Navas. Ni siquiera fue capaz de mandar con la pelota, como hizo otras veces que jugó con fuego, con un marcador corto, so pena de que una jugada aislada tumbara el plan.
En esa ficticia impresión de tenerlo todo controlado, el Sevilla ha sido más de una vez víctima de las contingencias del fútbol, y el Valladolid, en una jugada a balón parado, se aprovechó de ese gusto por vivir al filo de la navaja y dejó en el limbo dos puntos que debían ir al zurrón de las reservas ante lo que viene.
De entrada, este martes debe visitar Mestalla, un campo que tradicionalmente no se le da bien, si bien el Valencia está subido en una montaña rusa debido su grave crisis intistucional. Tras el receso de Nochebuena, vuelve el fútbol con un patido clave el 29 de diciembre: el Sevilla-Villarreal a las cinco de la tarde, un duelo directo con el equipo de Unai Emery, que aspira a los puestos altos. Posteriormente llega la visita al Betis en Heliópolis: el derbi abriá el año el sábado 2 de enero a las 16:15. Con el partido de Copa en Linares aún por definir, el siguiente sábado jugará otro cruce con otro rival directo, en Nervión ante la Real Sociedad (el sábado 9, a las 14:00), tres días antes de visitar al Atlético en el partido aplazado, el martes 12 de enero a las 21:30.
Justo antes de un clásico de la Liga y un derbi, ambos a domicilio, y tres duelos directos consecutivos, dos de ellos en casa, el Sevilla no supo sacar adelante uno de esos partidos cuyos puntos puede echar de menos al final de curso.
El equipo de Lopetegui gana o pierde con marcadores cortos. En el estilo de juego del guipuzcoano, muy definido, prima la perseverancia, la insitencia, el juego con el balón... Y eso le ha dado réditos con victorias logradas al final del encuentro: en Krasnodar, en Huesca, en Getafe... Pero ese estilo siempre ha adolecido también de una falta de determinación para hacerse con el partido cuando se ha puesto pronto por delante en el marcador.
Sin ánimo de ser exhaustivo, cabe recordar que ya le pasó en San Mamés esta temporada, cuando iba mandando claramente en el juego, y no tanto en el marcador, y se dejó remontar hundiéndose en la segunda parte. No hubo capacidad de reacción ahí de Lopetegui a los cambios de Gaizka Garitano, cuyas sustituciones hicieron virar el rumbo de un partido muy dominado. No le pasó esto frente al Celta, que remontó el gol inicial, pero un tanto de En-Nesyri con el tiempo de la primera parte cumplido lo dejó en el partido, que solventó en el tramo final con dos goles afortunados de Escudero y Munir. La temporada pasada ya sufrió dolorosas remontadas en partidos de cara: Eibar y Celta. Y algún empate no menos doloroso: Valencia.
Al Sevilla se le da mejor perseguir el triunfo que guardarlo cuando tiene el marcador de cara, quizá excesivamente fiado a su seguridad defensiva. Y son varios los factores que pueden influir en ello. Ante el Valladolid pudo pesar el cansancio acumulado de un centro del campo que se hundió y no tuvo capacidad para hacer virar el mando del partido, cada vez más perdido. También influye la incapacidad del Sevilla de Lopetegui para contragolpear, sea por su estilo de juego mandón y dominador, o por la carencia de futbolistas específicos para ello.
El cóctel resultante es que con un marcador corto, el Sevilla apenas monta una contra digna de llamarse tal. Incluso teniendo jugadores válidos para ello, como Munir o Jesús Navas, más de una vez se ha visto a éstos darse la vuelta para reiniciar la circulación plana del balón.
Igual que Lopetegui ha cambiado a favor el rumbo contrario con los cambios, o ha creado un estilo claro de juego, también debe buscar una opción b para cerrar los partidos con cambios y mecanismos para la contra. Porque lo de Valladolid no es nuevo.
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