Sergio Ramos y el incierto símil del hijo pródigo
Sevilla FC
"La atmósfera sólo la puedo cambiar yo con mi rendimiento", asume el central camero, que busca la redención de su figura y de su alcurnia sevillista
"Mi abuelo y Puerta se merecen escuchar desde arriba un gol mío en el Sánchez-Pizjuán"
Los pros y los contras del fichaje de Sergio Ramos por el Sevilla
"No tenía sentido irme a ningún otro sitio sin pasar por aquí". La frase salió espontánea de Sergio Ramos cuando no tenía el tamiz depurador del departamento de prensa del club. La pronunció con una sonrisa, encantado de volver a la que siempre fue su casa, y de la que se ausentó durante 18 años. Toda una mayoría de edad. José María del Nido Carrasco ha logrado cerrar el círculo que abrió su padre en 2005, cuando tuvo aquel desencuentro con un chaval de 19 años que ya sabía, o le habían hecho saber, que tenía una casta especial de campeón.
A José María del Nido le faltó tino, o previsión. Y su hijo ahora recurre a la parábola del hijo pródigo. "Un campeón del mundo, con la casta de este club y es la vuelta a casa del hijo pródigo", valoró ayer el vicepresidente primero, el portavoz del club en su vuelta como artífice principal de la entente. ¿Pero es un hijo pródigo Sergio Ramos?
Puede serlo, claro, pero no responde al mensaje de la parábola cristiana. No vuelve hecho harapos después de haber dilapidado la fortuna del padre, no. Vuelve con la holgura de una carrera impresionante, y de un fortuna labrada por su enorme trayectoria en el Real Madrid y también de su aventura en el PSG. Tanto es así que se permitió desechar los millones de petrodólares, en una cantidad escandalosa, para cobrar como uno más de la plantilla sevillista, menos incluso de lo que exigió cuando se fue en 2005, cuando se ofreció para firmar un contrato vitalicio cobrando sólo lo mismo que cobrara el que más de aquella plantilla.
La deuda consigo mismo, la deuda con los suyos
Esa espina se le quedó clavada y luego llegaron los desencuentros, que devinieron en un cisma que parecía irreconducible. "Era una deuda con mi padre, con mi abuelo, con Puerta, con el sevillismo". Y consigo mismo. He ahí la clave, esa redención que fundamenta su regreso, pero que también deja el riesgo de la caducidad. "No tenía sentido irme a ningún sitio sin pasar por aquí...". Ayer firmó por una temporada. El Sevilla no está en situación de ofrecerle más. Y él tampoco se puede permitir más de un año rebajando su caché hasta cobrar poco más que un millón de euros netos.
Porque da la sensación de que Sergio Ramos hace una mínima parada para volver a su "casa" por un año, un pequeño receso en su estatus de multimillonario del fútbol, coincidiendo con la necesidad perentoria del Sevilla de cubrir la evidente carencia de liderazgo en una zaga en entredicho en la coyuntura de un inicio de Liga que ha provocado el pánico apenas tres meses después de que este mismo equipo ganara la séptima UEFA Europa League en un milagro difícilmente repetible, después de haber coqueteado seriamente con el descenso.
Una tardía redención, una herida por cerrar
Si el Sevilla hubiera conseguido fichar a uno de los centrales que tentó hasta el mismo viernes 1 de septiembre, hoy no estaríamos hablando de este romántico reencuentro. Pero mandan las circunstancias y la realidad es que uno y otro, el Sevilla y Sergio Ramos, se han encontrado con esta oportunidad de una redención que quizá habría sido más oportuna, e incluso más necesaria, mucho antes.
¿Y por qué esperó el comité de dirección hasta después del cierre del mercado cuando Sergio Ramos estaba pidiendo a voces esta redención emocional? "El mercado ha evolucionado, hemos tenido los tres primeros resultados como malos, quitando la Supercopa, y algunas dudas sobre el estado físico de algún jugador, teniendo un poco más de límite salarial valoramos entre todos la incorporación de Soumaré, Mariano y Sergio Ramos. En ese momento del mercado había que modificar esos parámetros y optamos por él", argumentó Del Nido Carrasco, el próximo presidente del Sevilla si no dicen lo contrario los juzgados.
El sapo de ser llamado tras el cierre del mercado
El todavía vicepresidente primero, en su argumentación ante los medios del club, volvió a dar algunas claves de esta redención sobre la necesidad, ese giro del que sale beneficiado el hijo pródigo cuya vuelta fue desechada una y otra vez. "Si es bueno para el Sevilla no podemos ser esclavo de nuestras palabras. Era oportuno y bueno para el club cambiar nuestra opinión inicial", dijo. Y continuó: "Sergio ha renunciado a una ingente cantidad de dinero por volver. Cuando nos reunimos con él desbordaba alegría, ilusión, ambición... Parecía un juvenil con las ganas de volver. Tenía ganas de reconciliarse".
Sergio Ramos debe tragarse el sapo de que su regreso se ha producido por unas coyunturas muy especiales: la lesión casi crónica de Marcao, las dudas en Nianzou y Gattoni, la inexperiencia de Kike Salas... las tres derrotas ligueras consecutivas. Y la imposibilidad de que Víctor Orta diera con el central buscado hasta el último momento para paliar todo ese embrollo.
Su abuelo, Antonio Puerta, el sevillismo...
Pero el camero lo perdona todo para ser perdonado. Busca una necesaria reconciliación que quiere extender a su familia sevillista y que hallará en parte, porque luego será el fútbol el que ponga y quite razones durante el año que ha firmado. A sus 37 años, lo pondrá todo para lograr ese perdón público del que ya quiso hacerse acreedor ayer. "Era un sueño volver aquí. Mi abuelo, Puerta, desde arriba se merecen volver a escuchar mi nombre coreado, volver a escuchar un gol mío en el Sánchez-Pizjuán, cosas que sólo me puede dar el Sevilla. Si después no ganamos y tenemos una mala temporada, todo lo que siempre hemos tenido, raza, pureza, sacrificio, están garantizados. El esfuerzo no es negociable y va en la filosofía de este club", prometió en una demostración de identificación plena con los valores del Sevilla.
Ahora llega el momento del rendimiento, de zanjar dudas, de despejar nubarrones de rencor por parte y parte. Así se han dado las cosas y el Sevilla puede aprovechar la experiencia y la jerarquía de Sergio Ramos. Al menos por un año. Luego, ya se verá. "Es momento de enterrar el hacha y estar todos a una. Porque todos juntos somos mucho mejor. La atmósfera sólo la puedo cambiar yo con mi rendimiento", dijo, consciente de que el perdón se lo lleva el viento. El fútbol es otra cosa.
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