Pilar Cernuda
¿Llegará Sánchez al final de la legislatura?
Sevilla FC | Fichajes de invierno
Sevilla/El claro que se le ha abierto en el calendario al Sevilla con su eliminación en el Camp Nou ha permitido a Pablo Machín un respiro. Ya que no hay semifinales coperas, es hora de templar el pulso y reflexionar. Para analizar sin el factor perturbador de la competición. El soriano expresó su conformidad con el trabajo de la secretaría técnica en el mercado invernal que acaba de cerrar. Y llega el momento de que demuestre su plácet con hechos.
En frío, con un vistazo panorámico, aparece un Sevilla desgastado. Con mucho plomo en las piernas de actores principalísimos. No es normal ese cansancio a principios de febrero. Pero tampoco es normal, ni mucho menos, que un equipo profesional haya jugado ya 41 partidos oficiales a estas alturas. Y lo que es peor: que haya empezado a competir desde finales de julio.
Ese dilatado y exigente calendario ha sido aún más duro por la plaga de lesiones que ha azotado al vestuario sevillista, mil veces referida desde aquella sucesión de infortunios con Escudero, Mercado, Gonalons y Amadou caídos en apenas 25 días. Desde entonces, la enfermería ha sido como el camarote de los hermanos Marx. Y maldita la gracia que le ha hecho a Machín.
La temporada ha abierto un paréntesis ocasional esta semana, primera sin partidos intersemanales en este 2019, pero la siguiente vuelve el baile de los elegidos, esa alternancia de Liga y Europa. Cuatro días después de que el Eibar asome por Nervión, aguardará la Lazio en el Olímpico de Roma.
La buena noticia para Machín con respecto a esa irregular fase de grupos que cruzó el Sevilla de septiembre a diciembre es que, excluido Nolito de la lista europea, va a disponer el soriano de un jugador más por línea. Wöber para la zaga, Rog para el centro del campo y Munir para la delantera. El abanico se le abre para rotar más y no sobrecargar tanto a puntales como Banega, Sarabia o Andre Silva, que llevan demasiados partidos.
Los tres recién llegados responden a un perfil parecido. Son bastante jóvenes y aterrizan con hambre de abrirse paso –21 años Wöber, 23 Rog, 23 Munir–, provienen de clubes poderosos –Ajax, Nápoles y Barcelona–, por lo que no se van a asustar por la presión, y en todos los casos prometen cierta versatilidad táctica.
Wöber es central zurdo, pero se abre a la banda con comodidad a pesar de su 1,89 metros de estatura. Y ahí, en el carril siniestro, el Sevilla sigue muy cojo ya que Escudero no termina de recuperar su nivel y el también discretísimo Arana, que aún sigue siendo objetivo del Corinthians, puede salir en breve del club. A Machín se le abre una opción defensiva en ese costado.
Marko Rog, por su parte, es un medio de ida y vuelta, que prefiere ir a apretar (relevo de Franco Vázquez, Sarabia o Roque Mesa, sobre todo para fuera de casa), pero también puede anclar más su posición si se tercia (con lo que, bajo un perfil distinto a Amadou, también entraría en la rueda para que descanse Banega). En el Nápoles ha sido tanto medio centro –con dinamismo, eso sí– como interior derecho, una demarcación fija en el inamovible esquema de Machín.
Arriba, Munir ya debutó ante el Athletic Club como delantero en San Mamés, en la Liga, pero los 11 minutos que estuvo en aquella derrota se ubicó por la derecha. Cuando repitió ante los vascos en la vuelta de los octavos de Copa, esta vez ya como titular y el partido completo, el ex barcelonista actuó en cambio de delantero, lo que repitió en su última aparición antes de lesionarse, el último cuarto de hora en el Santiago Bernabéu.
El atacante madrileño, que ya ultima su puesta a punto para volver a estar disponible –hoy se conocerá su estado físico–, va a facilitar la rotación de Andre Silva o Ben Yedder, pero también de los interiores, sobre todo en casa. La temporada entra en otra fase. Y Machín, en espera de recuperar también a Gnagnon y Gonalons, tendrá más sangre fresca para revitalizar a su lánguido equipo.
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