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Sevilla - Athletic: Una tapicería nueva

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El Sevilla abre una nueva etapa a los mandos de Sampaoli, quien, sin tiempo, debe poner a punto el mismo motor que no tiraba con Lopetegui l La velocidad de los Williams, amenaza

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Jorge Sampaoli sonríe entre Monchi y José Castro durante su presentación. / Juan Carlos Vázquez

Una señal de bonanza nadie puede dudar que es la continuidad de los proyectos. El Sevilla, y no se sabe bien quién le hizo el primer nudo al hilo de la madeja, había entrado en una situación en la que se atisbaban pocas puertas de salida. Ahora ya no hay excusas. El coche se ha mandado a lavar, a poner una tapicería nueva, y tiene que empezar a andar y a coger velocidad, aun con el mismo motor.

A los mandos ya no está Julen Lopetegui, por lo que ya no es el problema el guipuzcoano. Ha llegado Jorge Sampaoli con sus expresiones y estudiados giros lingüísticos y sus mensajes hacia el "amor a la pelota" y los "convencimientos desmedidos" y hay que confiar en que toda su idea se plasme en ese fútbol fluido y vertical que quiere el Sánchez-Pizjuán, del que también forman parte las mullidas butacas de su palco presidencial.

Todo estará bien si entra la pelotita y el Sevilla va recuperando puestos en la tabla y sensaciones. Nos calmaremos todos entonces y los cantos secos de los vencejos de Nervión sonarán a melodía de ruiseñor cuando llegue la época de sus vuelos rasantes por encima de las cabezas de los sevillistas. Será ya por marzo o abril y la mejor noticia será que el pequeñito entrenador de brazos tatuados sigue dándose sus nerviosos paseos por el área técnica del banquillo que da a Gol Sur.

La pizarra. / Infografía / J. A.

La era Lopetegui –a Sampaoli le toca ahora empatar– se ha cerrado y el vasco se fue como un señor dejando plata y millones en los presupuestos ganados desde el campo. Ya lo que hayan hecho o hagan con ellos... Y con el argentino también habrá que tener paciencia. Se la merece por su simple ejercicio de valentía que ha protagonizado al venir en sólo unos días a ponerse delante de este ejército e ir a la guerra con él.

Valverde quizá hubiera sido, o quizá no, el técnico que podría haber venido en verano si la cuerda se hubiera roto entonces. Firmó por el Athletic el día después de que el Sevilla le diera bombo a la nueva web de Lopetegui –la forma de anunciar que la relación seguía– y ha tardado poco el extremeño en armar un equipo reconocible liderado por los hermanos Williams y que amenaza con su velocidad precisamente el punto más débil de los sevillistas, ese correr hacia atrás que ha identificado Sampaoli como el punto más negro de los suyos. Por eso ha anunciado un equipo "extremadamente corto", con las líneas muy juntas, para que sus jugadores no se encuentren solos cuando la maquinaria rojiblanca empiece a funcionar de verdad.

Pese a las decenas de informes y conjeturas tácticas, nadie sabe a ciencia cierta qué Sevilla se va a ver con Sampaoli porque ni el mismo entrenador lo conoce. Tendrá que ir viéndolo en sesiones de entrenamiento y en partidos que, como éste, le vayan dando señales de lo que va a tener entre manos al menos hasta el próximo mercado. No va a ser sencillo porque todo eso se ha de hacer en una época en la que no hay tiempo ni para entrenar.

Allá va este nuevo Sevilla. Deséenle suerte. Falta va a hacer.

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