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Ridículo el papel de Jorge Sampaoli en el Camp Nou (3-0)

Barcelona-Sevilla | La crónica

El Sevilla se fía a un irrisorio ‘catenaccio’ que airea sus vergüenzas y cae goleado sin remisión ante el Barcelona

Jordi Alba abrió la lata y cuando Acuña se fue lesionado, el equipo terminó por derrumbarse

Sampaoli: "Cuando no entras al juego se hace muy complejo"

Rakitic: "En el Camp Nou hay que ser más valiente"

Jordi Alba acaba de batir a Bono ante un decepcionado Gudelj. / Alejandro García (Efe)

El Sevilla se estampó de bruces con la cruda realidad que marca sus horas y sufrió una goleada en el Camp Nou que enmarca sus alarmantes carencias, lo primero, y le recuerda que sus aspiraciones son las propias de la mediocridad que aireó ante un líder que ya le saca 8 puntos al segundo y que va como un tiro hacia el título.

Corría el minuto 63 cuando Marcos Acuña, en una estampa habitual, se marchaba del terreno de juego quejándose de una lesión, tocándose el muslo derecho. Entraba Ocampos por su paisano y Joan Jordán acudía a la banda para recibir una cuartilla de papel con las indicaciones de parte de Jorge Sampaoli. Puro papel mojado. Una farsa en toda regla. Como lo que el preparador argentino había ordenado en la pizarra antes del partido. Un catenaccio de cartón piedra, ridículo por momentos, que transformó al Sevilla en un tierno cordero camino de un imponente matadero.

Era cuestión de tiempo que cayera el primero y tardó por la misión salvadora de Bono en dos paradas de las suyas, sobre todo una escalofriante ante un misil inteligente de Lewandowski (26’), pero cuando Jordi Alba acertó por fin, en el 58, nadie daba un duro ya por el Sevilla. Ni el más optimista de sus aficionados. Gavi y Raphinha redondearon la goleada cuando Joan Jordán, sí, Joan Jordán, ya se había retrasado hasta ser el quinto defensa. El medio catalán tardó en leer las indicaciones de ese dichoso papel que va a ser carne de cañón para los amantes de los memes en las redes sociales. Quizás el catalán no terminaba de creérselo lo que ponía. Para papelito, el de todo el equipo echado atrás sin el mínimo atisbo de acercarse a mirarle el remozado tupé a Ter Stegen.

Hasta el minuto 38 de partido no cayó el primer remate del Sevilla. Y qué remate. Pape Gueye atacó un balón que quedó suelto en la corona del área, difícil de atacar y golpear, eso sí, y apenas pudo dibujar una parábola muy desviada. Ahí, en ese desmañado intento, se concentró la producción ofensiva de un paupérrimo Sevilla en la primera parte.

Jorge Sampaoli es un entrenador que viste chándales ajustados, que no para de dar la tabarra en su área técnica y que, cuando visita estadios de tronío, da un pasito atrás. O dos. O tres. Y el Camp Nou es el Camp Nou. Allí mora el líder de los 50 puntos en una vuelta. Y allá que dispuso el argentino una línea de cinco zagueros con Montiel, Badé, Gudelj, Rekik y Acuña. No se manejó esta vez el serbio en esa posición mixta de otras veces y cuando el Sevilla tenía la pelota, que fue casi nunca, persistía incrustado en la defensa.

En la zona ancha, que el Barcelona de Xavi estrecha a las mil maravillas, debutó Pape Gueye (criterio tiene más que ritmo) al lado de Joan Jordán, con Óliver Torres y Rakitic como vértices más adelantados de un cuadrado que iba, sobre la pizarra, a neutralizar la acumulación de mediocampistas de azul y grana. Y para rematar el once, En-Nesyri tratando de rebañar lo que le cayera.

Para el Sevilla, lo más positivo que hizo el marroquí en la primera parte, que no lo más plausible, fue borrar de la partida a Sergio Busquets. El delantero pisó de forma involuntaria al veterano timonel barcelonista, que a los cinco minutos se marchó muy dolorido y dejó su hueco a Kessie.

El ex jugador del Milan se centró en presionar y hostigar al sevillista que trataba de sacar la pelota desde atrás. A su lado, ese otro incordio que atiende por Gavi. Y más atrás, pero no mucho, Frenkie de Jong y Pedri. La presión tras pérdida que Xavi Hernández dirigía sobre la hierba en aquellos grandísimos equipos que entrenaron Pep Guardiola o Tito Vilanova, es la misma que el hoy preparador culé ordena con vehemencia a los suyos desde la banda. Y contra el Sevilla le funcionó por momentos.

Sobre todo desde el minuto 15 al 30, hubo un monólogo del líder (90% de posesión) que no halló recompensa porque el Sevilla atesora a uno de los mejores porteros del mundo, Yassine Bono.

En el minuto 17, Gavi, que mide 1,73 metros según optimistas páginas especializadas, le ganó un salto a Badé y su prolongación le llegó a Lewandowski. Entre Gudelj y Bono evitaron el primero. Luego, Jordán perdió el enésimo balón que perdieron los de blanco tratando de salir desde atrás y el francotirador polaco afinó su tiro junto al palo. Para casi todos los porteros del mundo hubiera sido imposible desviar esa pelota. Para Bono, no.

Con nulo quite en el centro del campo, con los laterales cohibidos atrás, con Badé, Rekik o Gudelj hostigados y con En-Nesyri incapaz de desahogar más arriba, el Sevilla fue un clamoroso canto a la impotencia en la primera parte.

Sampaoli trocó en el descanso a Bryan Gil por un inédito Óliver Torres y a Lamela por En-Nesyri. El beatle barbateño se animó sin respuesta de nadie, hasta se atrevió a dibujar el regate más bello de la noche, mientras Lamela tiraba por el sumidero todo lo que le llegaba. Ni un paso adelante dio el Sevilla, pues, tras el descanso.

Y el Barcelona, claro, halló los caminos. Lo hizo con las pelotas cruzadas a la espalda de los laterales. Acuña ya se tragó un balón que desaprovechó Raphinha (54’), pero el brasileño sorprendió por dentro en el área, controló, cedió a su izquierda a Kessie y, ante la pasividad de Rekik, el marfileño picó con calidad a la incorporación de Jordi Alba, que cruzó a la red ante Bono (58’). Rekik no quiso ser menos que Acuña y volvió a dejarse ganar la espalda en el 2-0, como Montiel en la banda contraria para que marcara a puerta vacía Gavi (71’). En el 79, más de lo mismo con Jordi Alba para que Raphinha remachara.

El único que dio sensación de llegada y verticalidad, un poco al menos, fue Lucas Ocampos. Suyo fue el único remate entre los tres palos, en un testarazo en un córner en el minuto 88, a las manos de Ter Stegen. Qué papelito ridículo el de Jorge Sampaoli.

Ficha técnica

Barcelona: Ter Stegen; Koundé, Araujo (Marcos Alonso, min. 80), Christensen, Jordi Alba (Balde, min. 83); Busquets (Kessié, min. 8), Frenkie de Jong, Pedri; Raphinha (Ferran Torres, min. 83), Lewandowski y Gavi (Ansu Fati, min. 80).

Sevilla: Bono; Montiel, Badé, Rekik, Acuña (Ocampos, min. 65); Pape Gueye (Fernando, min. 83), Joan Jordán; Gudelj, Óliver Torres (Bryan Gil, min. 46), Rakitic; y En-Nesyri (Lamela, min. 46).

Goles: 1-0: Jordi Alba, min. 58; 2-0: Gavi, min. 71. 3-0: Raphinha, min. 79.

Árbitro: José María Sánchez Martínez (Comité de Murcia). Mostró tarjeta amarilla a Iván Rakitic (min. 45+1) y a Joan Jordán (min. 75) para el Sevilla.

Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 20 de LaLiga Santander disputado en el Spotify Camp Nou ante 77.987 espectadores. Antes del inicio del encuentro, se guardó un minuto de silencio por la muerte de Josep Maria Espinàs, escritor, periodista y coautor del himno del Barcelona, el ‘Cant del Barça’.

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