La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El rey brilla al defender lo obvio
Sevilla FC
Ocho días laborales ha tardado José Luis Mendilibar en conocer a todos los futbolistas que tendrá a sus órdenes. Este jueves, la buena nueva en el Sevilla era el regreso de los cuatro internacionales que estaban de gira amistosa –no otra cosa que amistosos han jugado Bono, En-Nesyri, Acuña y Montiel–, así que habrá tenido un par de días para preparar con todos sus efectivos el partido de este Sábado de Pasión ante el Cádiz, cita que se juega a partir de las 18:30 con ruido de protestas por el reparto de las escasas 450 entradas que ha cedido el club que dirige Manuel Vizcaíno al Sevilla. Pero éste es el menor de los problemas que afronta el club de Nervión, que está en una encrucijada impensable hace sólo un año.
Al Sevilla le han crecido los enanos en el circo que tiene montado. Mientras la guerra institucional sigue abierta y latente, con un lapso de silencio mediático que parece que es la calma antes de la tormenta y un enésimo episodio cercano, como fue la andanada de José María del Nido contra José Castro ante la ausencia de éste, para evitar un enfrentamiento público, en los actos del 50 aniversario de la Peña Sevillista El Fontanal. El partido de Cádiz puede suponer el encuentro forzado y no querido entre ambos, pues Vizcaíno ha invitado a su "amigo José María" al palco, donde estará Castro representando al Sevilla, lógicamente.
Ahí no queda la cosa, pues la llegada de Mendilibar al Sevilla no ha significado el cierre definitivo de la desvinculación de su antecesor, Jorge Sampaoli, quien no ha aceptado las condiciones de la rescisión de contrato al estar en desacuerdo con la indemnización que le ha ofrecido el club de Nervión. Los abogados de ambas partes siguen enfrascados en una espinosa negociación para intentar que la sangre no llegue al río, aunque la parte del técnico argentino no descarta acudir a la FIFA.
Coinciden estas realidades con la noticia que llega desde Argentina al mismo tiempo que llegaron los dos internacionales argentinos. Montiel y Acuña se incorporparon al grupo y el primero traía, involuntariamente, una mala noticia debajo del brazo: la denuncia de una joven de unos presuntos abusos sexuales que pudo haber cometido el jugador cuando militaba en el River Plate, hace más de cuatro años, en enero de 2019.
Por si fuera poco, los distintos recursos que interpuso el Sevilla para evitar lo que consideraba una injusta sanción por los insultos a Sergio Ramos en enero de 2017, entendiendo que medió provocación del jugador, han traído hasta ahora la ejecución del cierre de dos sectores de Gol Norte, justo para el próximo partido en el Ramón Sánchez-Pizjuán, ante el Celta, cita que fue adelantada al Viernes Santo, en contra del criterio del club. Hasta el Tribunal Supremo llegó el Sevilla y eso ha ido retrasando esta clausura que se presenta más inoportuna que nunca.
Éste es el contexto extradeportivo que rodea el primer partido de Mendilibar como técnico sevillista. El entrenador vizcaíno no podría imaginar que el Sevilla anduviera metido en tantos berenjenales, pero así se han dado las circunstancias en el entorno de un club que no sale de un obstáculo cuando se encuentra otro. Y de ese contexto debe aíslar a sus futbolistas el técnico de Zaldívar para afrontar un partido de muchísima enjundia, una auténtica final frente a un rival directo y a domicilio, precisamente la instancia en la que peor se ha desenvuelto el Sevilla esta temporada.
Mendilibar lo primero que hizo al llegar es desterrar la palabra final del léxico habitual para calificar cada uno de los doce encuentros ligueros que tiene por delante hasta el final de la temporada. Quiere evitar esa presión añadida a los futbolistas con los que lleva trabajando desde el martes 21 de marzo, la semana pasada, cuando se puso el mono de trabajo, las botas y las calzonas, justo después de firmar su contrato hasta junio y antes incluso de ser presentado oficialmente en Nervión.
El vizcaíno ha empezado trabajando lo anímico sin dejar de trabajar lo táctico-técnico. Depurar las mentes de esa angustia clasificatoria al mismo tiempo que depura el fútbol en busca de un giro táctico que abunde en la sencillez del juego, ubicando a cada futbolista en su puesto natural y desterrando experimentos contraproducentes. El parón le ha servido para ello y ahora llegan las horas finales con el añadido de este aislamiento de un contexto tremendamente ruidoso en lo negativo. Es su gran reto, poner el foco en el fútbol.
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