La distancia en la tabla no miente (2-0)

Sevilla-Betis

El Sevilla aprovecha un discutible penalti de Bartra sobre De Jong para plasmar en el tanteo su superioridad sobre el césped

Los blancos, en la frialdad de su estadio, fueron mejores y tuvieron más opciones de gol

Las imágenes del partido Sevilla-Betis

Los jugadores del Sevilla festejan el triunfo.
Los jugadores del Sevilla festejan el triunfo. / Antonio Pizarro

Sevilla/Diecisiete puntos le saca el Sevilla al Betis en la tabla clasificatoria a día 11 de junio de 2020. Es un simple dato objetivo, incuestionable, pero realmente marca la distancia entre una y otra escuadra y explica fielmente los porqués de sus trayectorias hasta ahora. Fruto de ello, los sevillistas se hicieron con la victoria en este derbi número 132 de los disputados oficialmente en esta bendita ciudad y lo hicieron porque fueron superiores a su eterno rival durante la mayoría del litigio. Dicho todo lo dicho, por supuesto que no se puede obviar en este primer párrafo del relato a la figura de ese histrión que responde por Mateu Lahoz. El valenciano consideró falta una jugada en la que Bartra se sube encima de De Jong en un centro lateral y decretó el punto de los 11 metros. ¿Penalti? Pues unos dirán que sí y otros establecerán justo lo contrario y llorarán por semejante dictamen. Son las cosas de este tipo de choques de la máxima rivalidad, donde cada uno tuerce por unos colores determinados.

Por supuesto que la jugada del penalti fue fundamental para que todo se le allanara definitivamente al Sevilla, pero sería tremendamente injusto obviar en esta disección de los hechos que los anfitriones fueron bastante superiores a sus adversarios a pesar de no contar con el apoyo de la grada en su condición de local. El cuadro de Lopetegui fue más valiente en su planteamiento y, sobre todo, rozó más veces el gol de lo que lo hicieron los visitantes antes incluso de esa jugada tan polémica.

La hoja electrónica de anotaciones no engaña. Lucas Ocampos, que al final fue uno de los elementos más punzantes en la alineación de Lopetegui, ya mandaba un pelotazo a la cruceta en el minuto 10, Koundé remataba de cabeza con todo a su favor un córner ensayado en el minuto 21 y De Jong picaba también con la testa un centro de Munir que se fue fuera por muy poco. Además de un tiro final de Ocampos, fueron los tres acercamientos con más peligro de los blancos en este primer episodio mientras que al Betis sólo se le podía anotar un disparo lejano de Canales que se fue muy lejos de los tres palos.

También en el arranque del segundo acto tendría otra opción Joan Jordán después de una internada en solitario de Jesús Navas. Pero ni el catalán ni Munir en el remate posterior pudieron aprovechar esa circunstancia para adelantar a los suyos antes de que llegara la decisión tan discutida de Mateu en el salto entre Bartra y De Jong. Una acción, por cierto, que puede ser arbitrada de ambas maneras, aunque si a quien rubrica la crónica de este derbi le preguntan, pues se moja y considera que no es suficiente falta, que lo es, como para decretar un máximo castigo. Parece exagerado que por eso se pueda pitar un penalti.

Pero Mateu Lahoz siempre tiene ese punto de imprevisible dentro de su porte de guay, de árbitro que es casi un colega de los futbolistas y de todos los profesionales del balompié. Por cierto, el codo o el antebrazo seguro que debió recuperarlo después con un fisioterapeuta ante su empeño en tocar de esa manera a todos los protagonistas una y otra vez. En fin, Mateu Lahoz, sin más.

Sin embargo, centrarlo todo en la figura del juez tal vez sería exagerado y conviene también dirigir el foco hacia lo que acontecía en el césped en un día tan señalaíto por el retorno del fútbol a España después de las circunstancias que se han padecido tanto en el país como en el resto del mundo. Se trata, pues, de un derbi cargado de emotividad, cosa que se vio desde la misma llegada de ambas escuadras al Ramón Sánchez-Pizjuán, se corrobora con ese sentidísimo minuto de silencio dedicado tanto a las víctimas del Covid-19 como una figura tan señera para el sevillismo como Marcelo Campanal y todo discurriría de la misma forma con el señorío de los anfitriones a la hora de equiparar por la megafonía a las añoradas figuras de Antonio Puerta y Miki Roqué.

Era un catálogo de buenas maneras, como no podía ser de otra forma, después de todo lo sufrido en estos meses y los actores principales, en ese silencio de la grada que colabora para sentir todos los gritos desde dentro, también se esmeraron en ello. Ni un solo mal gesto aparte de las lógicas patadas que se producen en un deporte de contacto como el fútbol.

La cuestión a discernir con algunas sorpresas en las alineaciones, como la de Munir en el bando sevillista, además de la ausencia de Banega y Suso, o la entrada de Tello, Guido Rodríguez y Borja Iglesias en el lado bético, era quién detentaba la superioridad balompédica después de tanto tiempo sin fútbol. Era complicado establecer ningún pronóstico, pues no se había disputado ni un solo amistoso siquiera, pero a la hora de la verdad los nervionenses evidenciaron sobre el césped que a día de hoy reinan en la ciudad.

Los heliopolitanos, ya con dos a cero y con las diez sustituciones realizadas, trataron de rebelarse contra las circunstancias, pero no fueron capaces de perforar la portería de Vaclík en esa recta final en la que sí se volcaron en busca del milagro. Lo más cerca que estuvieron fue en un cabezazo de Borja Iglesias justo antes de dejar el juego y en un disparo de Joaquín de rosca que fue bloqueado por Diego Carlos en un escorzo.

Resumen final, dos a cero registrado en el acta de Mateu Lahoz favorable para el Sevilla y el picante suficiente para que se siga discutiendo durante un tiempo sobre si la acción de Bartra sobre De Jong es penalti. Lo que no admite ningún cuestionamiento es que, pese a la desventaja de la ausencia de su público en las gradas, los blancos fueron mejores en el balance global del juego y tienen ahora 17 puntos de ventaja sobre el Betis. Hay cosas que se pueden hablar y cada uno las verá de una manera, hay otras que no admiten ese tipo de debates.

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