La ventana
Luis Carlos Peris
El día que portamos a la Macarena
Sevilla FC-Deportivo de la Coruña · la crónica
sevilla/Retorno al pasado. Esa frase tal vez no sea buena para casi nada, pero en el caso del Sevilla de Jorge Sampaoli suena a música celestial. Los sevillistas se reencontraron con el triunfo después de muchos sinsabores y, además, lo hicieron a través de un póquer de goles, algo que se había convertido en casi quimérico en las últimas jornadas, en las que muchas veces acabó los partidos con el cero en su casillero realizador. Si a eso se le suma el emotivo homenaje a la figura de Monchi y que también tuvieron el apoyo pleno de una grada que llevaba desde el Villarreal en un silencio voluntario, pues se juntan unos pocos de elementos positivos en la coctelera para que el sevillismo pueda tener una Semana Santa de lo más esperanzadora.
Porque el Sevilla se había metido en un túnel en el que no se atisbaba la luz por sus propios defectos, por no hallar los caminos lógicos por los que había transitado desde el comienzo del curso y lo llevaron incluso a pelear por la punta, en palabras del propio Sampaoli. Pero desde el gol de Vardy en la ida de la Liga de Campeones todo había virado de sentido y el cuadro nervionense se había convertido en un verdadero desastre en la mayoría de los litigios a los que había comparecido. Era necesario un triunfo, la mejor de las transfusiones en este deporte llamado fútbol.
Con esa idea partían Sampaoli y los suyos en una tarde de fuerte calor; lo hacían, además, con el retorno del Mudo Vázquez al once titular, un futbolista que no se sabe muy bien por qué salió por mucho que tuviera errores groseros en algún día puntual, como el del derbi en Heliópolis. No estaba, sin embargo, Nasri y la solución a la que apeló su entrenador fue a colocar a Kranevitter como hombre escoba en el centro del campo para soltarle las riendas a un N’Zonzi en proceso de recuperación. Arriba estaba Jovetic con la ayuda de Correa, que llegaba desde la izquierda, y de Sarabia, que partía desde el costado derecho, siempre con el apoyo de los dos laterales, que volvieron a incorporarse como al comienzo del curso.
Muchas piezas para hacer más reconocible a este Sevilla y, sobre todo, la colaboración inestimable de un Deportivo tremendamente blandito y que también sumaba por su nula implicación defensiva. Pero tampoco es que el Sporting fuera la Juventus precisamente y sí fue capaz de mantener su puerta a cero. Precisamente eso fue lo que se rompió cuando ni siquiera se había llegado al minuto de juego, a los 55 segundos. Correa domina la pelota en el costado izquierdo, halla a N’Zonzi un par de metros más arriba y el centro del gigante francés es rematado con precisión por Jovetic.
El Sevilla se adelantaba muy pronto y hasta se podía liberar de esas cadenas que lo han atenazado en sus últimas comparecencias... Pero no fue así, para nada, esta vez el problema lo tuvo atrás, en las facilidades defensivas y muy poquito después llegaba el primer regalo de Pareja y los suyos en la zaga para que Kakuta, sí Kakuta, evidenciara su clase y pusiera otra vez todo a cero. Empate en apenas tres minutos y motivos para la decepción.
Sin embargo, el Sevilla esta vez no dio síntomas de deprimirse y jamás se derrumbó con las contrariedades. Sarabia tardaba poco en devolver el emoticono de la sonrisa aprovechando la laxitud deportivista. Y, siguiendo la secuencia, otro error de Pareja sirvió para que Kakuta, de nuevo Kakuta, demostrara que tenía calidad con un golpe franco perfecto. Otra vez empate, otra vez motivos para que los blancos se sintieran golpeados.
Y en esa montaña rusa de sensaciones fuertes, la fortuna se alió con el cuadro de Sampaoli con prontitud. Correa peinaba una falta sacada por Sarabia y el tobogán se paraba de una vez por todas. Desde ese momento ya todo sería más normal, pues el ciento por ciento de acierto ante el gol era quimérico. Sarabia, Franco Vázquez y Jovetic debieron anotar el cuarto, pero no tuvieron la precisión para hacerlo.
Como tampoco fueron capaces de marcar cuando más fácil lo tenían Iborra y Ben Yedder ya en el segundo periodo. El Sevilla ya era entonces muy superior al Deportivo, pero le faltaba una estocada que no llegó hasta el minuto 88, con un detalle de clase de Ben Yedder. Por fin, el Sevilla de Sampaoli vuelve a ganar y se parece al de antes. Mucho mejor así.
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