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El drama o la oportunidad

Real Sociedad-Sevilla

El final del parón pone de nuevo al equipo de Diego Alonso ante la obligación de sumar su primera victoria

El potencial del rival dificulta un objetivo que se ve pequeño en el horizonte

Diego Alonso: "Tengo mucha confianza en mí y en los míos"

Diego Alonso, en un entrenamiento del Sevilla. / Antonio Pizarro

Tras dos semanas de evadirse, como en unas vacaciones de desconexión, para el sevillismo vuelve el drama o vuelve la oportunidad. Para todos los gustos hay. Tanto para pesimistas como para los que prefieren el prisma del optimismo, el foco vuelve a estar en el equipo de Diego Alonso, la gran apuesta de Víctor Orta y a quien se le ha acabado ya el periodo de cortesía. O gana o gana. Sólo cabe exigirle ya al entrenador uruguayo que inaugure su zurrón de victorias si no quiere empezar a tener problemas y a meter en un verdadero lío al director deportivo y a los mentores de éste, José Castro y José María del Nido Carrasco.

Con la efervescencia de la cercanía de la Junta General de Accionista subiendo y el nivel acercándose al borde del vaso, el equipo de Diego Alonso no tiene ya más prórrogas. Necesita empezar a sumar de tres en tres porque los equipos de la parte alta de la tabla no paran de hacerlo.

La previa

La plaza no es la más propicia, pero quién sabe si es mejor así. El Sevilla debe demostrar que puede competir con el que estaba llamado a ser un rival directo por la cuarta plaza, un objetivo que ahora mismo se ve pequeñísimo en el horizonte. Diez puntos separan al equipo hispalense –cuarto mayor presupuesto de la Liga– con la Real Sociedad de Imanol Alguacil, el mejor ejemplo de todo lo que no hizo el Sevilla como entidad en gestión deportiva. Mantuvo a su entrenador, un técnico sin nombre, cuando hubo que mantener la calma y hoy bien que lo celebran en el Reale Arena, con una posición que era la que correspondía a los sevillistas y clasificados ya para octavos de final de la Champions con dos jornadas por disputarse aún en la fase de grupos.

Los cuatro empates que luce Diego Alonso en su corta hoja de servicios saben a poco, a muy poco, por mucho que el uruguayo trate de recordar cada vez que puede la imagen de su equipo a ratos en el partido ante el Real Madrid, un tramo de la primera parte ante el Arsenal en casa y otra fase en la segunda mitad del derbi. Insuficiente todo. Y, además, poco o nada tangible.

El sevillismo en su penitencia –que culpa tiene por su insatisfacción enfermiza– se ha quedado con que su equipo estuvo demasiados minutos a merced del Betis, quien de no ser por Dmitrovic le habría hecho un siete antes del descanso en el derbi. O la actitud de liliputiense y la extraña alineación con que el Sevilla salió a escena en el Emirates Stadium de Londres ante toda Europa.

Sólo queda cambiar la imagen y empezar a carburar de verdad. Aún hay tiempo para la escalada, pero el primer impulso hay que darlo alguna vez. No basta con amagar.

Diego Alonso tuvo el martes la oportunidad de empaparse de lo que el sevillismo requiere en el acto de entrega del Banquillo de Oro a un colega, Joaquín Caparrós. Y es de esperar que el uruguayo haya entendido la filosofía de la que tiene que impregnarse el privilegiado de ocupar el banquillo local del Sánchez-Pizjuán.

Equipo

El sevillismo espera que su equipo ofrezca de una vez sensación de solidez para empezar a escalar en la clasificación

Capitán

Con el serbio Gudelj sancionado, Sergio Ramos debe empezar a demostrar ya que es un verdadero líder

La baja por sanción de Gudelj y la recuperación de Sergio Ramos hará que el ex madridista vuelva al once estrenando esa condición de capitán, un liderazgo que debe empezar a ganarse en el campo, pues el equipo verdaderamente lo necesita y un encuentro ante uno de los gallitos de la Liga como es el de Imanol Alguacil sería el momento idóneo.

El Sevilla, además, no ha ganado aún fuera de casa y eso es una consecuencia más de la falta de identidad que ahora mismo demuestra en la competición. Si lograra rearmar el bloque defensivo algo tendría ganado, porque hacia arriba la plantilla tiene cosas que le permiten, aunque sea en fases sueltas, mantenerse vivo en algunos partidos, puede decirse que incluso en la mayoría.

En este sentido una referencia es Ocampos, que ha llegado renqueante de su paso por Argentina, eso sí, sin haber jugado. De sus galopadas depende en parte que el Sevilla, de una vez por todas, emerja.

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