Sevilla-Rayo Vallecano | La crónica
El Sevilla sale esta vez victorioso del purgatorio (1-0)
Rayo Vallecano - Sevilla
Empatito a empatito a domicilio, al Sevilla cada vez se le clavan más los huesos en el somier de la Liga. El colchón que tenía con sus perseguidores naturales y ahora redivivos, Barcelona y Atlético, se ha ido estrechando y la falta de plumaje comienza a anunciar cierta incomodidad, por lo magro que se va quedando ese confortable y mullido sostén que tenía hasta hace un mes. De pronto, después de que el Real Madrid volviera a sacar esa pegada de que lo dota Benzema, el empate de Mendizorroza ha girado la cabeza del Sevilla de Lopetegui. Ya no mira hacia arriba, sino que dobla la cerviz para otear lo que viene por abajo. Y no es como para dormirse en los laureles, por mucho que el colchón empiece a mostrarse incómodo.
Va siendo hora, por tanto, de que el equipo de Lopetegui, con el cuerpo fatigado entre hematomas y agujetas por el esfuerzo continuado, se levante, se desperece, estire músculos y tendones y le dé un arreón importante al colchoncito de marras, cada vez más estrecho. El margen con el quinto clasificado, ahora el Betis, sigue siendo amplio, de nueve puntos. Pero el Atlético, con su polémico triunfo sobre el Cádiz, ya se ha colocado a cuatro, y el Barcelona está a siete antes de jugar en el Camp Nou este domingo a las 21:00 ante el Osasuna, y además tiene otro partido pendiente por jugar...
Mientras tanto, el liderato ya se alejó a los ocho puntos. Es decir, que la racha de partidos sin ganar fuera, porque en casa sigue mostrándose como un titán que supera todo tipo de adversidades, empieza a tener sus consecuencias en la tabla clasificatoria.
Julen Lopetegui asegura que no quiere ni mirarla. Tampoco quiere hacerlo Antoni Iraola, entrenador de un Rayo Vallecano que se ha conjurado para zanjar de una vez su pésima racha: un solo punto ha sumado de los últimos 24 en juego, por lo que ha pasado de estar en puestos Champions a empezar a mirar a los que luchan por salir de abajo. El Rayo vuelve al sitio natural que le corresponde por presupuesto e historia, después de haber sido el equipo revelación de la primera vuelta y de haber acariciado la final de la Copa del Rey. Y el Sevilla quiere seguir aspirando a subir un escaloncito en su estatus de equipo de Champions, que es su principal objetivo.
Por esto último, y sin que ya suene apenas ese runrún de que era el aspirante a pelear con el Madrid por el título, los de Lopetegui mantienen la tranquilidad que les da el margen con el quinto puesto. Pero a nadie escapa que después de haber estado tantas jornadas como el perseguidor del líder, notar el aliento de Atlético y Barcelona puede menoscabar la moral de una tropa que sigue estando machacada por las lesiones. Ayer dio la lista de convocados Lopetegui y ni siquiera pudo completar los 23 permitidos, pese a que incluyó a cinco canteranos, a saber: Carmona, Kike Salas y Juanlu para reforzar la esquilmada defensa, y Luismi Cruz e Iván Romero más para completar la nómina de viajeros que para otra cosa. Porque efectivos ofensivos sí tiene el técnico guipuzcoano.
Tanto es así que las posibles variables del equipo, las principales incógnitas sobre el once, se centren en cómo distribuirá los puestos de ataque, teniendo en cuenta que el jueves también tiene un partido trascendental en Londres para seguir vivo en la Europa League. Martial ha sido el único de la última racha de lesionados que ya reapareció ante el West Ham y hoy podría figurar como delantero, junto a Ocampos y Tecatito Corona, por ejemplo. Pero también podría jugar en una banda y darle descanso a alguno de los dos alas habituales y que en punta estén En-Nesyri o Rafa Mir.
Lopetegui habló largo y tendido de las condiciones especiales del estadio de Vallecas, un estadio al que vuelve el Sevilla después de dos años sin hacerlo y donde no pierde desde hace una década. El ex rayista conoce perfectamente la casa -jugó entre 1997 y 2002 y en 2003 debutó como entrenador- por lo corto que es y lo estrecho que lo hacen además los futbolistas del Rayo y su afición, que ha sido convocada para convertir el pequeño estadio madrileño en una olla a presión en pro de romper esa pésima racha de la que no logra salir en este año 2022 el equipo de Iraola, que pierde a dos futbolistas importantes, Isi y Álvaro.
Sí podrá refrescar Lopetegui, respecto a los hombres que jugaron el jueves, el centro del campo. No mucho, porque igual que gana a Delaney, sancionado en Europa, y a Rakitic, que sintió molestias estomacales, pierde por sanción a Joan Jordán. Es decir, que lo más probable es que el danés y el suizo-croata formen en el eje con la incógnita sobre si Munir, tras su gran papel ante los ingleses, repita en la mediapunta u opte por repetir en el centro del campo con Óliver Torres por delante de los dos pivotes.
Es de mediocampo hacia delante donde tiene más variantes Lopetegui en estos momentos. En la defensa hay lo que hay. Jesús Navas, Koundé, Gudelj y Acuña cargarán de nuevo con el peso, con apenas Augustinsson como refresco de la línea en el banquillo. Pero esto no debe ser una excusa. La cuestión es por qué el Sevilla compite y gana en casa y, con las mismas bajas, compite de otra forma y empata a domicilio. Hoy hay otro test para intentar responder a esa pregunta. La encuesta del colchón, podría titularse. Un colchón cada vez más magro.
También te puede interesar
Lo último