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La derrota en el Metropolitano dejó un sabor agrio en el cierre del año tras el esperanzador debut de Quique Sánchez Flores en el banquillo del Sevilla. Aun así, el nuevo año se presenta con otro aire muy distinto al ambiente viciado que se respiraba antes de la llegada del veterano entrenador madrileño, y no sólo porque parece que puede darle más coherencia futbolística al rendimiento de su precaria plantilla, con una decena de bajas en sus dos primeros partidos, sino por un factor importante para llevar todo grupo humano: la mano izquierda, el temple, el oficio para gestionar las disensiones. Y éstas están presentes en el vestuario sevillista, en el que más allá de las necesidades clasificatorias hay futbolistas caídos en desgracia.
Quique ha llegado con un mensaje de calma y coherencia y también con un cuerpo técnico extenso, más que el que tuvieron José Luis Mendilibar y Diego Alonso, con cuatro ayudantes que también atesoran oficio y veteranía. Y esto lo puede ayudar bastante en esa labor sorda y crucial de la gestión del grupo.
De entrada, justo después de la derrota ante el Atlético, fue preguntado por qué necesidades veía el madrileño en la plantilla en el contexto del prometido esfuerzo en el mercado invernal. Ahí ya les echó un cable a sus nuevos pupilos Quique: "Tenemos claro por dónde tenemos que ir. También hace falta tiempo para conocer bien a los chicos. Tenemos muchos lesionados y hay que ver cómo pueden responder. El mercado va a llevar su tiempo y mientras vamos a ir progresando y viendo qué situaciones nos dan más salida".
Además, desde su llegada incidió en lo anímico, en la moral del grupo, en la fe del colectivo en pro de un fin común. Y volvió a reiterarlo tras la derrota en el Metropolitano: "La mente es importantísima para todos, también para los deportistas, que compiten constantemente y están siempre tan cerca el éxito o del fracaso. Y hay que saber reconducir mucha energía y fuerza, creer en lo que no se ve. Estamos lejos de ser el equipo que queremos ser, nos conocemos, sabemos lo insistentes que somos y estoy seguro de que lo vamos a conseguir", concluyó.
Víctor Orta, de la mano de José María del Nido Carrasco, va a intentar encarrilar la situación en el mercado en un contexto de precariedad. La eliminación de las competiciones europeas deja un agujero importantísimo en el presupuesto que afecta al límite salarial y la salida de Fernando ofrece un pequeñísimo alivio en ese sentido. El Sevilla tratará de darles salida a algunos de los futbolistas que están en una situación incómoda, de desconfianza, casi de ostracismo interior. Pero no siempre el mercado responde a los deseos y el club no puede desechar a algunos activos de su plantilla a los que posiblemente le gustaría darles salida.
Los casos están en la mente de todos los aficionados sevillistas: Rafa Mir, Joan Jordán, Januzaj... Pero se trata de futbolistas con un elevado caché que, por su escaso rendimiento en la presente temporada, no van a recibir ofertas en cascada. Y puede que ahí tengan que usar su oficio y su temple Quique Flores y su cuerpo técnico, con gente curtida como José Luis Oltra o David García Cubillo, para encauzar su situación y recuperar a esos jugadores para la causa.
En su presentación, el madrileño ya habló de su conocimiento de Joan Jordán de su etapa en el Espanyol. Lo hizo con cariño. El mismo que le dio Oltra, su primer ayudante, a Rafa Mir, al que conoce de su etapa en el Levante o el Castellón, cuando el murciano estaba en la cantera del Valencia.
Sobre Joan Jordán, un futbolista que tras su episodio en el derbi del palo fue arropado por Monchi y renovó hasta 2027, incluso fue señalado indirectamente por Sergio Ramos tras la derrota en Lens. Se ha especulado con una difícil operación con el Espanyol, un trueque con Braithwaite, que atraviesa una situación similar de disgusto.
Y Rafa Mir está también mirado con lupa por una afición que lo critica abiertamente en las redes sociales. Su respuesta en Instagram al presentar un vídeo publicitario sobre cocina a un aficionado fue clara: "Tengo más minutos y ritmo en la cocina que en el campo", dijo irónicamente.
Januzaj, con contrato hasta 2026, es otro punto caliente de la planificación. Inscrito al final del verano al no encontrársele acomodo ni como cedido, ahora podría pasar lo mismo. Es ahí donde Quique y sus técnicos deben tirar de la capacidad de gestión, de la sapiencia para reconducir energías, en un necesario reciclaje que también debe afectar a los veteranos de la plantilla, futbolistas con mucho peso en la toma de decisiones. Ahí es donde se ve la mano y el liderazgo de un técnico, y más cuando hay precariedad económica.
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