Quique Flores: "El balón parado era lo que más respetamos con lo que venían haciendo"

Sevilla-Alavés

El técnico sevillista centra en las jugadas de estrategia el análisis de la dura derrota y reconoce que "la situación es muy delicada", pero quiere quedarse con las partes "positivas"

Así contamos la durísima derrota del Sevilla (2-3)

Quique Sánchez Flores pide explicaciones desde el área técnica.
Quique Sánchez Flores pide explicaciones desde el área técnica. / Antonio Pizarro

Quique Flores no encontraba palabras para explicar cómo se le escapó al menos un punto ante su afición debido a los fallos de su equipo en el balón parado, lo que propició el 0-1 del Alavés y el definitivo y durísimo 2-3 en el minuto 90. Pero sí tenía claro que no se puede consentir que en cada balón parado en contra hubiese sensación de peligro.

"Cuando recibes tres goles no mereces ganar, y en casa menos. Y sobre todo si encajas dos goles a balón parado y no sólo eso, era la sensación de peligro en cada jugada de ellos a balón parado, se notaba", dijo en SFC Radio antes de atender en la sala de prensa del Sánchez-Pizjuán.

¿Y cuál es la causa? "Son temas futbolísticos. Hay muchas horas de preparación entre semana a balón parado. No te pueden ganar las primeras jugadas, y no podemos estar siempre preocupados de colocar siempre a los jugadores, porque tienen que saberlo. Ha sido hoy una responsabilidad, lo del balón parado, y es una lástima. Es algo que tenemos que hablar y que mirar y analizar bien entre todos".

Abundó una y otra vez sobre el asunto: "Es una parte importante de la preparación. Sabemos a dónde va el balón, sabemos a dónde van los jugadores, sabemos cómo atacar, pero eso lo ha cambiado todo. Hemos tenido todo el tiempo esa amenaza y es una situación incomodísima jugar un partido así y al final se ha decidido ido así", insistió el técnico madrileño.

"El balón parado es la parte que más hemos respetado al llegar con lo que estaban haciendo. Y ellos marcaban en zona, algunos al hombre y la mayoría en zona. Vimos los números, se sentían cómodos y pensamos no cambiar esa situación, porque había otras muchas cosas que cambiar, porque esa situación se iba a mantener bien. Pero hoy han salido los fantasmas. Hemos echado muchas horas con el balón parado, intentando hacerlo lo mejor posible. Pero hoy nos ha penalizado todo, todo ha salido todo mal", dijo.

Además, analizó que cambió totalmente la dinámica del partido. "Nos ha dejado muy fríos y ha cambiado el espíritu del equipo, que estaba jugando cómodo, jugando en el campo contrario, jugando alto, obligando al Alavés a perseguir hombre a hombre a mis jugadores. Pero la tarea que se nos ha cruzado hoy ha sido en un momento muy delicado. Podríamos haber salido casi ilesos de una situación tan incómoda de haber empatado, pero nos han ganado y nada que decir".

¿Cuál puede ser la solución?

"El balón parado lo define y lo cambia todo", siguió insistiendo al ser preguntado por posibles soluciones. "Lo que hemos hecho es respetar los números del Sevilla por no cambiar todo al mismo tiempo. Había cosas más importantes que cambiar y la numerología estaba a favor del Sevilla en el balón parado en lo que llevamos de temporada. El balón parado es una cuestión de tensión y de actitud. Es el momento de partido en el que más tiempo tienes para tomar decisiones y ahí está la tensión, la anticipación, el compromiso, el llegar, darle importancia... Y los chicos se tienen que dar cuenta que les cambió la vida, cambió el partido y cambió el ambiente. Teníamos una vibración brutal con 40.000 personas en el estadio desde el minuto 1 y esto lo que hizo es separar a nuestra gente. Es la parte del fútbol más controlable, sabemos dónde van los balones y dónde se mueven los jugadores y cuáles son los movimientos".

Una situación "muy delicada"

Aun así, Quique habló de aspectos positivos en plena deriva negativa: "Tengo la obligación de quedarme con las partes buenas que el equipo promete y deja ver: tenemos buenos jugadores y con la fe que se muestra en algunos momentos podemos seguir adelante. Pero tenía clarísimo cuando llegué que la situación es muy complicada, y que tuve dos compañeros por delante. Magia no hay. Yo me siento reconocible con el equipo de los primeros 25 minutos me interesa y me motiva y es capaz de emocionar 40.000. Y la reacción de la segunda parte también es digna. Pero el contexto general es de una situación muy delicada. Porque de cada partido sacamos unas enseñanzas buenas y unas enseñanzas bastante malas. Y esto de hacer y rehacer es una montaña rusa que te lleva a unos niveles de exigencia altísimos. Bueno, estamos en esto y vamos a tratar de resolverlo".

uwe

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