Jesús Alba
Cuando el reloj se pare
Sevilla FC
La Federación de Peñas Sevillistas San Fernando, a través de su cuenta oficial de Twitter, ha expresado su protesta por el trato recibido en el Juventus Stadium por los 1.200 aficionados sevillistas que se ubicaron en la zona visitante. Las medidas excesivamente restrictivas, con un acceso muy pequeño para tal volumen de personas, el interminable cacheo con pocos efectivos de seguridad privada y una enorme cola bajo la lluvia para entrar y la retención de los hinchas hasta una hora después de concluido el partido provocaron estas quejas.
La congregación oficial de peñas del Sevilla se hace eco de las muchas quejas que ha habido por parte de los sevillistas que estuvieron presentes en el partido de ida de las semifinales de la Europa League el pasado jueves. No es que ocurriera ningún altercado ni abuso de autoridad, pero sí un acceso y un abandono del estadio incomodísimos.
Es la ley de estos tiempos. Los aficionados del Sevilla, a través de la circular que la propia Juventus envió a través del club de Nervión a los seguidores desplazados a Turín, ya advirtió de esas medidas de seguridad tan restrictivas.
La Juventus puso a cuatro ejecutivos para coordinar todo el operativo de seguridad, con sus teléfonos por si había problemas: Francesco Gianello, director del estadio; Marco Patania, responsable de seguridad y operaciones; Rocco Santoro, coordinador de la seguridad privada; y Alfonso Carnazza, oficial de enlace con los aficionados. Un protocolo habitual en los grandes desplazamientos de hinchas.
En esa circular, en inglés, la Juventus explicaba con todo tipo de detalles los accesos, el check point externo, las puertas E y D de ingreso al estadio y la normativa del estadio, con planos e infografías muy explícitas. Hasta ahí, todo correcto.
El problema fue que, bajo la fina lluvia que caía antes del partido, los 1.200 aficionados tuvieron que pasar por el check point por una entrada muy escueta en la que había muy pocos agentes de la seguridad privada para el cacheo preceptivo de cada uno de los hinchas, uno a uno. Y eso ralentizó muchísimo el ingreso al estadio.
Además, tras el encuentro, los aficionados del Sevilla debieron permanecer aproximadamente una hora desde la conclusión del partido en la zona visitante, que estaba en la esquina de lo que sería Gol Norte con Fondo en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Para acceder a esa zona apenas había dos puertas con dos tornos cada una, por donde tuvieron que entrar, con un goteo interminable, las 1.200 personas.
Eso se unió a que los aficionados tuvieron que ir andando desde el centro de Turín, desde la Plaza de Carignano donde se concentró la hinchada en las horas previas, durante media hora hasta el parque alejado del caso histórico en donde estaban las lanzaderas, los autobuses de línea adaptados para el traslado hasta el estadio.
El traslado fue de media hora en bus con el tráfico cortado por los Carabinieri en todo momento para facilitar el tránsito rápido sin que hubiera colapsos en la llegada. Es decir, que entre la caminata y el traslado en los vehículos, escoltados por la policía italiana en un gran despliegue, hubo una hora en total, a lo que se sumó otra media hora larga de espera desde el check point hasta el ingreso en el estadio.
El colmo que agotó la paciencia de los aficionados fue que estuvieran retenidos durante una hora después del partido, con lo que cuando los desalojaron ya ni siquiera había establecimientos abiertos para poder cenar o tomarse una simple cerveza.
Es el pan nuestro de cada día en los grandes desplazamientos de hinchas en el fútbol europeo, siempre con la seguridad como justificación de medidas a veces excesivamente restrictivas por las fuerzas del orden. Los del Manchester United, por ejemplo, también se quejaron del trato recibido en Sevilla durante el partido de vuelta de los cuartos de final de la Europa League. Al menos, los sevillistas disfrutaron de un partidazo de su equipo y del golazo de En-Nesyri...
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